Abordemos el estudio de la naturaleza del régimen estalinista señalando algunas de las características principales de las relaciones económicas y sociales que prevalecen en Rusia. Un examen de los hechos nos servirá de base para el análisis y la generalización.

El control de la producción

Inmediatamente después de la revolución, se decidió que la administración de cada fábrica quedara en manos de los sindicatos.1 Así, el Programa del Partido Comunista de Rusia, adoptado en el VIII Congreso del Partido (18-23 de marzo de 1919) declaraba:

“El aparato organizado de la producción social debe depender en primera instancia de los sindicatos… Deberán transformarse en enormes unidades de producción, afiliando a la mayoría de los trabajadores y, con el tiempo, a todos los trabajadores, en las distintas ramas de producción.

Considerando que los sindicatos (según consta en las leyes de la República Soviética, y como demuestra la práctica) ya participan en todos los órganos locales y centrales de administración de la industria, deben pasar en la práctica a concentrar en sus manos la tarea de administrar toda la vida económica del país, haciendo de éste su objetivo económico común. Al proteger de esta manera la unión indisoluble entre la autoridad central del Estado, la economía nacional y las amplias masas obreras, a los sindicatos les corresponde inducir en la mayor medida posible a los trabajadores a participar directamente en las tareas de la administración económica. La participación de los sindicatos en la dirección de la vida económica, y la implicación de las amplias masas del pueblo en esta tarea, parece ser al mismo tiempo, nuestra aportación más importante a la campaña contra la burocratización del aparato económico del Poder Soviético. Esto facilitará el establecimiento de un control popular efectivo sobre la producción.”

Las células del Partido participaron en la administración de la industria junto con los comités obreros de fábrica. Con ellos, y bajo su control, trabajaba el gerente técnico; el conjunto de los tres formaba la Troika.

Al fortalecerse la burocracia en el Partido y en los sindicatos, la Troika se fue convirtiendo en una simple denominación, colocándose progresivamente por encima de la masa de los trabajadores. Aun así, seguía sujeta a la presión de los trabajadores, y se mantuvieron algunos elementos del control obrero hasta la llegada del Plan Quinquenal. A. Baikov, a quien no se puede tildar de partidario del control obrero, y que alaba las actividades de Stalin, comenta:

“De facto, durante ese período [antes del Plan Quinquenal] el director dependía en gran medida del órgano sindical de la fábrica, el “Zavkom” (el comité sindical de la fábrica) y de la célula del Partido, órgano del Partido Comunista en la fábrica. Los representantes de estos organismos se consideraban obligados a supervisar las actividades del director y solían intervenir en sus decisiones.2

Al iniciarse el gran impulso hacia la industrialización, la Troika ya no podía tolerarse, pues su mera existencia habría impedido la total subordinación de los trabajadores a las necesidades de la acumulación del capital. Por eso, en febrero de 1928, el Consejo Económico Supremo emitió un documento bajo el título Reglamentos Fundamentales sobre los Derechos y las Obligaciones del Personal Administrativo, Técnico y de Mantenimiento de las Empresas Industriales, cuyo objetivo era poner fin a la Troika y permitir un control completo y sin trabas por parte del gerente.3 En septiembre de 1929, el Comité Central del Partido resolvió que los comités obreros “no deben intervenir directamente en el funcionamiento de la fábrica ni intentar de manera alguna suplantar a la administración de la planta; deben procurar por todos los medios asegurar la dirección por una sola persona, aumentar la producción y el desarrollo de la fábrica y, de esta manera, mejorar las condiciones materiales de la clase trabajadora”.4 El gerente gozaba del control absoluto y total de la planta, sus instrucciones económicas debían ser ahora “obedecidas incondicionalmente por todo el personal administrativo subalterno y por todos los trabajadores”.5 L. M. Kaganovich, conocido interventor en el campo de la economía, declaró: “el capataz es el dirigente decisivo del taller, el director de fábrica es el dirigente decisivo de la fábrica, y cada uno disfrutará de los derechos, los deberes y las responsabilidades que corresponden a cada puesto”.6 Su hermano M. M. Kaganovich, funcionario de alto rango del Comisariado de la Industria Pesada, aclaró: “Es necesario sobre todo fortalecer la dirección única. Debemos partir del supuesto de que el director es el jefe supremo de la fábrica. Todos los empleados de la fábrica deben aceptar su completa subordinación a él”.7

Un libro de texto sobre las leyes económicas soviéticas, publicado en 1935, llegaba a afirmar: “La dirección unipersonal [es] el principio más importante de la organización de la economía socialista”.8

Oficialmente, la Troika fue enterrada en 1937 cuando Zhdanov, en aquel momento segundo al mando de Stalin, declaró en un Pleno del Comité Central que “la Troika es algo que no se puede permitir… la Troika es una especie de junta administrativa, pero nuestra administración económica se construye sobre bases completamente distintas”.9

El nuevo sistema de administración de empresas quedó claramente definido en un manual oficial: “Cada fábrica tiene un dirigente —el director de fábrica— dotado de pleno poder de decisión, y por tanto responsable de todo”.10 Además “el control unipersonal implica una clara diferenciación entre la administración por un lado y la organización sindical y partidaria por otro. Esta demarcación debe aplicarse también a todos los niveles de la administración industrial. Las operaciones actuales para la realización del Plan son tarea de la administración. El jefe de un taller, el gerente de una planta, el jefe de Glavk, de una junta de industria o de una rama de la industria, tienen plenos poderes, cada uno en su campo, y está prohibido a las organizaciones sindicales o partidarias intervenir en el cumplimiento de sus instrucciones”.11

A la luz de lo citado, qué absurdas suenan las palabras del Decano de Canterbury: “La democracia del taller es baluarte de la libertad soviética”.12

Durante los primeros años después de la revolución, en los hechos y en la ley, sólo los sindicatos disfrutaban del derecho a fijar los niveles salariales. Durante el período de la NEP (Nueva Política Económica) eran fijados mediante negociación entre sindicatos y gerencia. Al introducirse el Plan Quinquenal, fueron los organismos económico-administrativos, como los Comisariados y los Glavki, junto con el gerente de la fábrica, los que determinaban cada vez más los niveles de salario. El tema se trata con más detalle más adelante, pero valgan unas cuantas citas para ilustrar las opiniones de los dirigentes soviéticos sobre el derecho de los gerentes a fijar los sueldos. En junio de 1933, Weinberg, uno de los principales dirigentes sindicales, manifestaba:

“La determinación de los sueldos y el reglamento del trabajo exigen que los dirigentes industriales y los directores técnicos asuman una responsabilidad inmediata en estos asuntos. Lo requiere también la necesidad de establecer una autoridad única y de asegurar eficacia en la administración de las empresas… Ellos [los trabajadores] no tienen por qué defenderse del gobierno; eso sería completamente equivocado. No pueden suplantar a los órganos administrativos. Esto es una perversión oportunista izquierdista; representa la aniquilación de la autoridad individual y una interferencia en los departamentos administrativos. Es absolutamente necesario impedir que ocurra.13

Al año siguiente, Ordzhonikidze, en aquel entonces Comisario de la Industria Pesada, dijo en un congreso de gerentes de la industria pesada:

“Como directores, jefes administrativos y capataces, ustedes personalmente deben ocuparse de los sueldos en todos sus detalles concretos y no permitir que otros se ocupen de cuestiones tan importantes. Los sueldos representan el arma más poderosa que tienen en sus manos.14

Más tarde Andréev, miembro del Buró Político, declaró:

“La escala de salarios debe dejarse completamente en manos de los jefes de la industria. Ellos deben encargarse de establecer las normas.15

¡Así se creó la anómala situación en que “la Comisión de Destajo y Conflictos”, aunque conservó el nombre, fuera específicamente excluida del proceso de establecer niveles de salario y normas de trabajo!16

A los trabajadores les está prohibido organizarse en defensa de sus propios intereses

Bajo el mandato de Trotski y Lenin los trabajadores tenían el derecho de defenderse, incluso de su propio Estado. Así, por ejemplo, Lenin decía:

“Nuestro Estado es obrero con una deformación burocrática… Nuestro Estado de hoy es tal que el proletariado organizado en su totalidad debe defenderse, y nosotros debemos utilizar estas organizaciones obreras para defender a los obreros frente a su Estado y para que los obreros defiendan nuestro Estado…17

Se daba por supuesto que el Estado no suprimiría las huelgas. En el XI Congreso del Partido sólo un dirigente, V. P. Miliutin, propuso “que no se permitan huelgas en las empresas estatales”.18 Todos los demás sostuvieron que era deber de los miembros del Partido participar en ellas aunque estuvieran en desacuerdo con la mayoría obrera favorable a la huelga. De hecho, en los años inmediatamente posteriores a la revolución se realizaron gran cantidad de huelgas. En 1922, por ejemplo, 192.000 trabajadores hicieron huelga en las empresas estatales; en 1923, fueron 165.000; en 1924, 43.000; en 1925, 34.000; en 1926, 32.900; en 1927, 20.100; en la primera mitad de 1928, 8.900. En 1922, los trabajadores involucrados en conflictos laborales alcanzaron la cifra de tres millones y medio y en 1923, la de 1.592.800.19

Hoy en día los sindicatos, si se les puede llamar así todavía, no hacen nada por defender los intereses de los trabajadores. Su desinterés se demuestra en el hecho de que pasaron diecisiete años (1932-49) entre el IX y el X Congreso de la Central Sindical, años que, por otro lado, presenciaron cambios de gran trascendencia en las condiciones de los trabajadores, tales como la abolición de la jornada de siete horas o la introducción del estajanovismo y de muchas leyes draconianas. Cuando por fin se convocó el Congreso, en ningún sentido representaba a la clase trabajadora, como demuestra su composición social: entre los delegados, un 41,5% eran funcionarios sindicales de tiempo completo, el 9,4% técnicos y sólo un 23,5% eran trabajadores.20 En el anterior Congreso, en 1932, un 84,9% de los delegados eran trabajadores.

Además, los “sindicatos” no intervienen en la determinación de los sueldos; en 1934, se dejó de negociar convenios colectivos.21 En 1940, Shvernik, presidente de la Central Sindical, explicó la rescisión de los convenios colectivos de la siguiente manera:

“Cuando el plan se convierte en el elemento decisivo del desarrollo económico, la cuestión de los sueldos no puede resolverse de forma independiente. Así, el convenio colectivo como forma de regular los salarios está caduco.[1] 22

En febrero de 1947, se volvió a negociar convenios colectivos, pero los dirigentes estalinistas dejaron claro que estos nuevos acuerdos no tendrían nada que ver con lo que en otros contextos se entiende por convenios colectivos, ya que no abarcaban los salarios. Shvernik lo explicó en la revista mensual de los sindicatos de la siguiente manera: “Cualquier cambio en los salarios … sólo puede efectuarse por decisión del gobierno”.23 Y un comentarista oficial sobre la ley del trabajo añadió: “Se da por supuesto que los convenios colectivos actuales deben tener un contenido distinto a aquellos acuerdos adoptados cuando el nivel de los salarios y las demás condiciones de trabajo no estaban establecidos por decreto del gobierno”.24

Los libros de texto sobre la ley laboral editados entre 1938 y 1944 ni siquiera hablan de este tema. Sin embargo, un manual publicado en 1946 aclara que:

“La vida misma demuestra que la restauración de la práctica de los convenios colectivos no sería conveniente. El convenio colectivo como forma de regulación legal de las relaciones laborales de obreros y asalariados ha caducado. La reglamentación detallada de todo aspecto de estas relaciones por actos normativos del Estado no deja lugar a acuerdos contractuales sobre esta o aquella condición de trabajo.”25

Así, en 1947, un libro de texto sobre la legislación laboral reproducía el Código Laboral sin incluir el artículo 58, que establece: “El importe del salario de un empleado se determinará mediante convenios colectivos y contratos de empleo individuales”.26 En vez de esto se dice: “El importe de sueldos y salarios queda establecido por decisión del gobierno (o sobre la base de sus directrices)… Al determinar el importe de sueldos y salarios, el acuerdo de las partes tiene un papel secundario. No debe ser contrario a la ley, y se permite sólo dentro de los límites estrictamente señalados en la ley, por ejemplo, cuando sirve para establecer el importe exacto en los casos en los que la lista de salarios aprobada utilice la fórmula “de… a…”; o para establecer el pago de trabajos a tiempo parcial en el caso de personas que tengan otro trabajo, etc.”.27

En el mismo sentido escribió A. Stepánov, Director de la Sección de Sueldos del Consejo Central Sindical: “la lista de salarios se fija por el gobierno”.

Es obvio que los convenios colectivos que excluyen la negociación de los sueldos —y esto, a fin de cuentas, es necesariamente el interés principal de los trabajadores en estos acuerdos— y que se tramitan mediante un procedimiento que concede al gobierno la última palabra en todas las materias principales, no pasa de ser un formalismo burocrático y una farsa.

La atomización de la clase trabajadora

Aunque las inmensas industrias del capitalismo actúan indudablemente como poderoso factor objetivo en la integración de los trabajadores como clase, los empresarios disponen de varios métodos efectivos para quebrar esa unidad. Uno de ellos consiste en estimular la competencia entre los trabajadores mediante sistemas de trabajo a destajo. La misma amenaza del hambre que es capaz de impulsar la unidad de los trabajadores en contra de los empresarios, puede igualmente llevar a la lucha por la supervivencia de trabajador contra trabajador.

Por ejemplo, los sistemas de fabricación a destajo se emplearon a gran escala en la Alemania nazi con los mismos fines. Franz Neumann escribió:

“El salario de clase de los sindicatos socialistas ha cedido lugar al “salario por resultados” (Liestungslohn) definido en la sección 29 del Código de Trabajo nazi. “Ha sido un principio de hierro de la dirección nacionalsocialista”, dijo Hitler en un Congreso de Honor del Partido, “no admitir alza alguna en el salario por hora, sino aumentar los ingresos exclusivamente en caso de un aumento en la productividad”. La política de salarios muestra una marcada preferencia por el pago a destajo o por primas, aun para los trabajadores jóvenes. Esta política desanima completamente al trabajador, ya que apela a los instintos más egoístas, además de aumentar el riesgo de accidentes industriales.”29

Neumann explica también por qué los nazis llegaron a tales extremos en la aplicación del sistema de pago a destajo:

“La preponderancia del pago a destajo sitúa en primer plano el problema de las diferencias salariales. Este problema debe entenderse no como cuestión económica sino más bien como el problema político clave en el control de las masas… Las diferencias salariales son la esencia misma de la política de salarios nacionalsocialista… tiene como objetivo explícito la manipulación de las masas.30

Los estalinistas emplean los métodos a destajo con los mismos fines. Al introducirse los Planes Quinquenales, la proporción de trabajadores industriales pagados a destajo se elevó de forma vertiginosa; en 1930 alcanzó un 20% de la totalidad; para 1931 subió al 65% y al 68% en 1932. En 1934 casi las tres cuartas partes de la mano de obra industrial participaban en la llamada “competencia socialista”.32

En 1944, el porcentaje de trabajadores y empleados que formaba parte de este sistema en las distintas industrias era el siguiente: en la petrolera el 82%; en la aeronáutica el 81%; la armamentística el 85%; la del metal el 81%; la de municiones el 81%; la automovilística el 86%; la de maquinaria eléctrica y de hule el 83%; la algodonera el 91%; la industria del zapato el 87%.33 En 1949, más del 90% de la totalidad de trabajadores participaba en la “competencia socialista”.

Para agudizar aún más la competencia, en lugar del sistema que se emplea en los demás países, donde el pago a destajo está en relación directa con la producción, en Rusia se introdujo un sistema de pago a destajo progresivo. Unos ejemplos servirán para ilustrar el funcionamiento del sistema.

Un manual sobre la industria petrolera cita la siguiente escala de pagos:

Porcentaje de sobrecumplimiento de las normas Porcentaje de la prima sobre pago a destajo básico
1-10 5
11-20 10
21-30 20
31-50 40
51-70 70
71 y más 100

Esto significa que un trabajador cuya producción rebasa en un 50% la norma, recibe una prima del 110% por encima de la base; si el nivel alcanza el 70%, la prima sube por encima del 189%. Al alcanzar una sobreproducción del 100%, su salario alcanza un nivel del 300% sobre la base y así progresivamente.

En otras industrias, el aumento es aún mayor. En las fábricas del Ministerio de fabricación de maquinaria, por ejemplo, se aplica la siguiente escala progresiva de pagos a destajo.36

Porcentaje de sobrecumplimiento de las normas Porcentaje de la prima sobre pago a destajo básico
1-10 30
10-25 50
25-40 75
40 y más 100

¡Así, un trabajador que rinde un 50% por encima de la norma percibe un incremento del 200% sobre la base de pago!

En las condiciones de Rusia, el sistema de pago progresivo a destajo es doblemente reaccionario. Ya que la cantidad de bienes de consumo disponibles queda predeterminada en el Plan y, dado que los trabajadores que sobrepasan las normas están en condiciones de comprar una proporción mucho mayor de la que garantiza su nivel de producción, es de suponer que aquellos trabajadores que no alcanzan las normas reciben una proporción aún menor de la que en realidad garantiza su nivel de productividad.

El sistema progresivo de pago a destajo permite que el Estado vaya reduciendo el nivel de vida de los trabajadores al aumentar cada vez más las normas básicas de producción. En realidad, el lanzamiento de la campaña estajanovista, hacia finales de 1935, fue seguido por cambios en las normas de producción en todas las industrias. Las nuevas normas no se determinaron en función de la producción del trabajador medio sino “haciendo el promedio de la producción de los estajanovistas y de la producción de otros trabajadores”.37

A principios de 1936 las normas de producción en la mayoría de las principales industrias se elevaron en la siguiente proporción: en el carbón, entre el 22 y el 27,5%; en la siderurgia, entre el 13 y el 20%; en la construcción de maquinaria, entre el 30 y el 40%; en la metalurgia (excluyendo el hierro), del 30 al 35%; en el petróleo, del 27 al 29%; en la química, en un 34%38, en la textil, del 35 al 50% y en la construcción, del 54 al 80%.39

Entre 1937 y 1938 se registraron aumentos aún mayores. El resultado fue que un 60% de los trabajadores de la industria del metal, por ejemplo, no pudieron alcanzar la norma.40 Más adelante, el 16 de abril de 1941, Shvernik declaró que una proporción de entre el 22 y el 32% de los trabajadores en todas las industrias no cumplía las normas.41

Un resultado absurdo del proceso de atomización de la clase trabajadora, y al mismo tiempo una consecuencia inevitable de la mala administración burocrática, es el enorme número de normas establecidas. ¡En 1939, por ejemplo, la Comisión de Construcción de Maquinaria General y Vehículos tenía 2.026.000 normas de trabajo!42

En un principio existía un instituto encargado de revisar las normas para asegurar su compatibilidad con el mantenimiento de un nivel aceptable de salud entre los trabajadores. Al abolirlo en 193643, el gobierno daba un claro indicio de su determinación de imponer rigurosamente la “libre” competencia entre trabajadores. En este proceso, claro está, los estajanovistas representaban un poderoso instrumento. “El trabajador británico, que, desde su particular punto de vista, busca siempre la manera de impedir todo esfuerzo por acelerar el ritmo de la producción, seguramente los verá (a los estajanovistas) como unos esquiroles” opina Maynard.44 Los trabajadores rusos compartían el punto de vista de sus congéneres británicos, como lo demuestran los numerosos casos de “sabotaje” e incluso asesinato de estajanovistas por otros trabajadores.45

A veces los escritores estalinistas cometen el error de establecer un paralelismo entre el estajanovismo y el método más refinado de explotación capitalista: el taylorismo. Así dice, por ejemplo, un manual aprobado por el Ministerio de Educación Superior, destinado a los centros de educación superior en la industria petrolera: “Las ideas y métodos de Taylor en el campo de la mayor utilización de los instrumentos del trabajo son incondicionalmente progresistas”.46 (Compárese con la descripción de Lenin del taylorismo como “la esclavización del hombre por la máquina”.47)

Al trabajador se le niega toda libertad por ley

Hasta el primer Plan Quinquenal, los trabajadores disfrutaban del derecho a cambiar su lugar de trabajo a su libre albedrío. Es más, su derecho a trabajar donde quisieran estaba garantizado por el Código de Trabajo de 1922: “El traslado de un empleado de una empresa a otra, o su envío de un lugar a otro, aun cuando se trate de la reubicación de la empresa o la planta, sólo podrá realizarse con el consentimiento del trabajador o empleado”.48 Los trabajadores tenían también el derecho a trasladarse de una parte del país a otra sin trabas. Todavía en 1930 la Pequeña Enciclopedia Soviética afirmaba que “la costumbre de usar los pasaportes internos, instituida por la autocracia como instrumento de represión policial de las masas trabajadoras, fue suprimida por la Revolución de Octubre”.49

Sin embargo, ya en 1931, a ningún trabajador se le permitía salir de Leningrado sin permiso; y a partir del 27 de diciembre de 1932, la regla se empezó a aplicar en toda Rusia. Se introdujo además un sistema de pasaportes internos aún más opresivo que el zarista con el fin de impedir que el trabajador cambiara su lugar de residencia sin permiso.50

Ya el 15 de diciembre de 1930, a las empresas se les prohibía emplear al trabajador que hubiera dejado su trabajo anterior sin permiso51 y el artículo 37 del Código de Trabajo de 1922, al que hicimos referencia ya, fue abolido el 1 de julio de 1932.52

Las Cartillas de Trabajo se introdujeron el 11 de febrero de 1931 para los trabajadores industriales y del transporte; el 20 de diciembre de 1938 para todos los demás.53 Estas cartillas debían presentarse al director de la empresa en el momento de entrar a trabajar. Los directores tenían la obligación de indicar en el libro las causas específicas del cese del trabajador. Sin presentar esta Cartilla de Trabajo, los trabajadores no podían conseguir trabajo. La forma brutal en que funcionaba en la práctica la ilustra Víctor Serge al escribir. “Se sella la cartilla en el lugar del trabajo. Con cada cambio de trabajo, se incluyen las causas de ese cambio. He sabido de trabajadores despedidos por no haber asistido un día de descanso a un trabajo “voluntario” (y por supuesto sin pago) en cuya cartilla aparece: «Despedido por sabotaje al plan de producción.»”54

La ley del 25 de noviembre de 1932 establece que un trabajador que se ausente un día laborable sin una buena razón podrá ser despedido y además, lo que es mucho más grave bajo las condiciones rusas, echado de su vivienda si ésta está ligada al puesto de trabajo55, como es el caso normalmente de los trabajadores industriales, los mineros, etc.

El 4 de diciembre de 1932, el Consejo de Comisarios del Pueblo y el Comité Central del Partido promulgaron otro decreto relacionado con el absentismo. Esta vez, la provisión de alimentos y demás necesidades se puso bajo el control directo de los directores de la empresa.56

Un decreto del 28 de diciembre de 193857 iba dirigido contra aquéllos que llegaran con retraso al trabajo, salieran antes de la hora señalada, prolongaran demasiado la hora de comer o flojearan en el trabajo. Los infractores podrían ser trasladados a trabajos de menor grado o, en caso de que cometieran infracciones tres veces en el curso de un mes o cuatro veces en dos meses, ser despedidos. La interpretación oficial del decreto fue que se debía imponer sanciones inferiores al despido sólo en los casos en que el trabajador llegara con menos de 20 minutos de retraso o dejara de trabajar durante menos de 20 minutos. Si tardaba más alguna vez debía ser despedido al instante. Aparte de perder su vivienda, si estaba ligada al puesto de trabajo, el trabajador despedido sufría en muchas formas más. Por ejemplo, no sólo las pensiones por invalidez o vejez o familiares, sino también el subsidio por enfermedad dependía de la duración del empleo en cada empresa. Para asegurar el cumplimiento del decreto, se estipulaba que los directores de empresa o de taller que dejaran de imponer las sanciones señaladas quedarían ellos mismos sujetos al despido y a juicio criminal. Sin embargo, al cumplirse dos años del decreto, parecía claro que, debido a la escasez de mano de obra, la amenaza del despido no producía los resultados deseados y se revisaron las penas.58 A partir del 26 de junio de 1940, en vez del despido, cualquier trabajador que se ausentara del trabajo por un solo día sin una explicación aceptable para las autoridades de la fábrica quedaba sujeto a una pena de hasta seis meses de trabajo obligatorio sin encarcelamiento en su propio lugar de trabajo y de una reducción de sueldo del 25%. Según esta ley revisada, le estaba vedado a un trabajador dejar su puesto, salvo en caso de incapacidad física, matriculación en un instituto de educación o si disfrutaba de un permiso especial de una autoridad superior.

Promulgado este decreto, se imponían duras penas a cualquier trabajador que hiciera un intento injustificado de conseguir certificados médicos que le permitieran ausentarse del trabajo. Así, por ejemplo, la Izvestia del 27 de agosto de 1940 informaba sobre: “El caso de T. V. Timonin, nacido en 1915. El 23 de agosto [el acusado] se presentó en una clínica y pidió que se le extendiera un certificado médico excusándole del trabajo. Al ver que el termómetro registraba una temperatura normal se enojó, perdió los estribos y lanzó una serie de injurias irrepetibles. El 23 de agosto se le condenó a tres años de cárcel; le fue prohibido además, después del cumplimiento de su pena, habitar en nueve ciudades específicas de la Unión Soviética”.

Unos meses después de promulgarse esta ley, un grupo de mujeres escribió a la prensa con la sugerencia de que las empleadas domésticas también quedaran sujetas a ella.59 Es un indicador altamente significativo del desarrollo de los acontecimientos en la Unión Soviética el hecho de que Izvestia, aun estando en desacuerdo con ellas, no mostrara la más mínima sorpresa de que tales sugerencias se ofrecieran en el contexto de la supuesta “época de la transición del socialismo al comunismo”.

De la ley contra el absentismo laboral, sólo hay un paso a la siguiente declaración aparecida en la revista del departamento de Propaganda y Agitación del Comité del Partido en Moscú: “El que no emplea la totalidad de los 480 minutos en trabajos productivos está faltando a la disciplina laboral”.60 Lo cierto es que fuera de Rusia no existe un solo trabajador que cumpla semejantes normas “socialistas”.

El 19 de octubre de 1940 se promulgó un decreto que permitía a la administración de la empresa llevar a cabo el “traslado obligatorio de ingenieros, técnicos, capataces, empleados y trabajadores cualificados de una empresa o institución a otra”.61

El decreto del 26 de diciembre de 1941 introdujo nuevas y aún más salvajes restricciones a la libertad de los trabajadores. Este decreto imponía penas de cinco a ocho años de cárcel para aquellos trabajadores que dejaran las industrias militares sin permiso (los infractores quedarían sujetos además a la justicia militar).62 Otro decreto, el del 15 de abril de 1943, sometió a los trabajadores del ferrocarril a la disciplina militar. Podían quedar detenidos por orden de sus superiores durante un período de hasta 20 días sin juicio y sin derecho de apelación a la justicia.63 Reglas parecidas se aplicaron a los trabajadores de vías marítimas y fluviales,64 a los de correos, telégrafos o radio y a los electricistas, entre otros. De ahí en adelante las faltas, como salir del trabajo sin permiso previo, acarreaban penas extremadamente duras.65 Naturalmente, esas medidas de guerra siguieron en vigor una vez terminado el conflicto.

Poco tiempo después del triunfo de la burocracia estalinista, en las postrimerías de los años veinte, se prohibieron las huelgas y los huelguistas se enfrentaban a la pena de muerte. Después de la abolición de la pena de muerte, la sanción pasó a ser de veinte años de trabajos forzados. Es cierto que no se hacía referencia directa a las huelgas, de manera que el siguiente artículo, del decreto del 6 de junio de 1927, es el único de toda la Recopilación de Leyes que puede interpretarse por los tribunales como referido a huelgas:

“El sabotaje contrarrevolucionario, a saber, la decisión consciente de incumplir una responsabilidad o de desempeñarla en forma deliberadamente descuidada, con el objetivo de debilitar la autoridad del gobierno o del aparato del Estado, conlleva la privación de la libertad durante un período mínimo de un año y la confiscación de toda la propiedad o una parte y, en caso de que concurran circunstancias agravantes, la pena se incrementará hasta la máxima medida de la que dispone la sociedad para su defensa propia: a saber, la muerte por bala con pérdida de propiedad.”66

Con razón se ha resumido el sentido de la legislación laboral estalinista con estas palabras: “en comparación con la legislación del período de la Nueva Política Económica, cuando se toleraba la libre empresa, el status legal del trabajador ha empeorado bastante. Todos los canales a través de los cuales el trabajador puede plantear la defensa de sus intereses en el mundo capitalista —las leyes, los tribunales, las instancias administrativas y los sindicatos— son en la Unión Soviética agentes del principal empresario industrial: el gobierno. Otra característica de las leyes laborales actuales son las numerosas cláusulas penales. La ley laboral es, en gran medida, una ley criminal”.67

El trabajo de la mujer

Si las condiciones de los trabajadores en general son, sin duda, terribles, las de las mujeres trabajadoras son absolutamente insoportables.

El Código del Trabajo de 1922 prohibía el empleo de las mujeres (y los jóvenes) “en la producción especialmente pesada e insalubre, y en el trabajo bajo tierra”.68 Un decreto del Comisariado del Trabajo y el Consejo Económico Supremo del 14 de noviembre de 1923, prohibía a las mujeres todo trabajo consistente exclusivamente en levantar o trasladar cargas superiores a 10 libras rusas (4,1 kilos). Se permitía cargar hasta 40 libras (16,4 kilos) sólo si lo requería el trabajo normal de la mujer, y en todo caso si no ocupaba más de una tercera parte de la jornada laboral.69 Hoy ya no queda en pie ni una sola de estas protecciones. Por ejemplo, las mujeres trabajan en la mina, a menudo en los trabajos más pesados, lo que las autoridades soviéticas celebran como un gran avance. Del mismo modo las mujeres cargan pesos en la construcción, trabajan en los muelles, en la construcción ferroviaria, etc.

En 1932, el Consejo Científico del Comisariado del Trabajo pidió a cuatro institutos encargados de la investigación de las enfermedades laborales en distintas zonas mineras, que estudiaran los efectos del trabajo subterráneo sobre las mujeres. El instituto de la zona minera del Cáucaso realizó un estudio clínico de 592 mineras, de las cuales 148 trabajaban en la superficie y 444 bajo tierra, y llegó a la conclusión de que el trabajo subterráneo no representaba para las mujeres embarazadas un mayor peligro que el trabajo en la superficie. Además “fue opinión unánime de todos los institutos encargados de la investigación que un aumento en la mano de obra femenina en la minería, incluyendo distintas operaciones bajo tierra, podría realizarse sin daños para el físico de la mujer”70. Las mujeres en las minas realizan todo tipo de trabajo, incluso cargar y picar, como atestigua la prensa rusa. Un periódico comentaba: “Por primera vez en el Valle de Donetz, se ha organizado un equipo de cargadoras. Ahora 10 mujeres de la Brigada Babicheva cargan todos los días de catorce a quince toneladas de carbón por persona. Este equipo ya tiene su propia operadora de la máquina taladradora, Paulina Tantsyura”.71

Otro comentarista oficial declaraba en 1947: “El punto más interesante es que las mujeres soviéticas han avanzado y siguen avanzando en las ramas de la industria que en la sociedad capitalista les son vetadas y que en los países capitalistas se consideran trabajos para hombres que excluyen «por naturaleza» a las mujeres. Así, por ejemplo, las mujeres desempeñan un papel mínimo en la minería capitalista. La proporción de mujeres con respecto al número total de empleados en las minas es en Francia (1931) del 2,7 %, en Italia (1931) del 1,8%, en Alemania (1932) del 1,0%, en los Estados Unidos (1930) del 0,6%, y en Gran Bretaña del 0,6%. En la URSS, las mujeres representan un 27,9% del número total de trabajadores en la industria minera. La construcción ofrece un cuadro parecido. En los países anteriormente mencionados, por ejemplo, la proporción va de un 0,5% (en Italia) a un 2,9% (en Alemania). En la URSS las mujeres constituyen un 19,7%. En la industria del metal los porcentajes van del 3,0% (EEUU) al 5,4% (Gran Bretaña), mientras que en la industria del metal de la URSS, el 24,6% de los trabajadores son mujeres”.72 El escritor estalinista olvidó mencionar que existen dos países, aparte de la URSS, donde hay muchas mujeres empleadas las minas —la India y el Japón73— y en ambos casos las condiciones de los trabajadores son terribles.

Una testigo ocular nos ofrece evidencias de las duras condiciones en las que se realizaba el trabajo femenino en la construcción de la vía férrea. Charlotte Haldane, quien en aquel entonces era muy favorable al régimen de Stalin, señalaba:

“En Arcángel fue necesario construir una vía férrea ligera de unas cinco millas a lo largo de los muelles… Fui testigo de ese trabajo, realizado exclusivamente por mujeres. La vía se acabó en 48 horas; día y noche, a la luz del sol o con luz eléctrica, seguían trabajando duramente. Nevaba y helaba casi todo el tiempo, pero nada detenía sus labores. Quienes registraban las cargas eran también mujeres. Trabajaban por turnos, veinticuatro horas de trabajo, veinticuatro de descanso. Durante el turno de trabajo, tenían breves descansos de una o dos horas, en las que se retiraban a una casita de madera en el puerto, comían su sopa de col con pan negro, bebían su té de imitación, dormitaban intranquilamente con la ropa puesta y volvían al trabajo.” 74

Hindus, otro seguidor de Stalin, escribió:

“Uno de los aspectos más extraordinarios de la vida rusa es la presencia de las mujeres como trabajadoras manuales. Trabajan con pico y pala, cargan con grandes bultos de madera, empujan las carretillas. Cuando en Moscú se construía el metro, las mujeres trabajaban bajo tierra hombro con hombro con los hombres. Es de lo más común en cualquier ciudad ver a las mujeres colocando ladrillos y vigas y realizando todos los trabajos pesados en la construcción. Y son igualmente numerosas en los turnos de noche y en los de día.”75

Junto con este tipo de testimonio, la afirmación de Stajánov de que “para el pueblo soviético el trabajo se ha vuelto placer”76 suena a ironía.

El trabajo forzado

En Rusia existe el trabajo forzado en distintas formas y en varios grados. Por ejemplo, se acuerdan contratos entre los presidentes del koljoz y las plantas industriales, las minas o las empresas de transporte, los cuales implican un compromiso por parte del koljoz de suministrar cierto número de trabajadores. En esta sección, sin embargo, no nos vamos a referir a ese tipo de trabajo forzado, sino más bien al trabajo obligatorio en su forma extrema, en los campos de esclavos donde la fuerza de trabajo no se compra y se vende como mercancía, porque el trabajador carece de toda libertad legal.

Hasta el primer Plan Quinquenal, el trabajo de los presos se producía a escala tan pequeña que no era realmente significativo para la economía rusa. En 1928, el número de reos en los campos no pasaba de 30.000 y las autoridades no aceptaban que se les obligara a trabajar. En 1927, por ejemplo, el encargado de la administración de las cárceles escribió: “La explotación de la mano de obra presa, el sistema de exprimirles su «sudor de oro», la organización de la producción en los centros de detención, que, aunque provechoso en términos comerciales, carece totalmente de sentido correccional: estas medidas son completamente inadmisibles en los centros de detención soviéticos”.77 En aquel entonces el valor de la producción total de los presos equivalía a una proporción muy pequeña del costo real de su mantenimiento.

Al inaugurarse el Plan Quinquenal, sin embargo, la situación se transformó radicalmente. “Kiseliov-Gromov, antiguo oficial de la GPU en los campos del norte, afirma que en 1928 sólo había 30.000 detenidos en los campos… En 1930 la cifra total en la red de campos sumaba 662.257”.78 Los datos disponibles llevan a Dallin a la conclusión de que en 1931 había casi dos millones de personas en los campos de trabajo; en 1933-35 la cifra ascendía a casi cinco millones, y en 1942 a entre 8 y 15 millones.79 El ex-dirigente del Partido Comunista Yugoslavo, Anton Ciliga, preso durante muchos años en los campos de concentración rusos, estima en diez millones el número de detenidos en el momento álgido de las purgas de los años 30.80

La magnitud del trabajo esclavizado puede calcularse no sólo en función de los informes publicados en la prensa rusa sobre las duras penas impuestas aun por los delitos menos graves como, por ejemplo, el robo de pan (véase “La subordinación del hombre a la propiedad”), sino indirectamente, por las estadísticas de electores. Todos los mayores de 18 años tienen el derecho al voto, excepto los reclusos de los campos de trabajos forzados. Según el censo de 1939, el 58,4 % de la población tenía 18 años o más en esa época. En 1946, el porcentaje había, sin duda, subido. Para empezar, había una menor proporción de niños en las nuevas zonas añadidas a la URSS, tales como Letonia y Lituania, que en los territorios de 1939; además, la guerra no sólo produjo una mayor tasa de mortandad entre los niños que entre los adultos, sino que también provocó un descenso notorio en la tasa de natalidad. Pero aun suponiendo que la proporción de mayores de 18 años siguiera siendo la misma en 1946 que en 1939, en una población de 193 millones tenía que haber habido en aquel grupo de edad un mínimo de 112,7 millones. Sin embargo, sólo 101,7 millones gozaban del derecho al voto en las elecciones. Según ese cálculo, pues, había al menos 11 millones de personas en los campos de trabajo forzado.

Hay otros indicios del carácter masivo de los campos de trabajo forzado. Por ejemplo, durante la segunda guerra mundial se disolvió la República Alemana del Volga por falta de lealtad al régimen, y su población fue expulsada, con toda probabilidad, a los campos. En las regiones de la URSS antiguamente ocupadas por los alemanes, se disolvieron varias repúblicas, decisión que ni siquiera mereció una mención en la prensa. Hasta la edición de Pravda del 17 de octubre de 1945, en la que se publicó una lista de los distritos electorales para las siguientes elecciones generales, nadie se había enterado de la desaparición de varias repúblicas; nadie podía saber cuándo habían desaparecido. Incluían la República Autónoma de los Tártaros de Crimea, la República Kalmuk, la República Checheno-Ingush, y la región autónoma de Karachev.81 La República Autónoma de Kabardia-Balkaria se convirtió en la república de Kabardia al expulsarse a los Balkares.82 La población de estas regiones pasaba de los dos millones. No hay información oficial disponible sobre su paradero, pero lo más probable es que acabaran en los campos.

Pero el indicio más claro de la magnitud del trabajo esclavizado en Rusia procedente de fuentes oficiales del Estado se encuentra en el Plan estatal del Desarrollo de la Economía Nacional de la URSS para 1941.83 Según estas fuentes el valor de la producción bruta de todas las empresas dirigidas por el NKVD se proyectaba en 1969 millones de rublos, a precios de 1926/7, para 1941.84 ¡Qué avance comparado con 1925, cuando la producción total del trabajo de los presos sólo alcanzaba los 3,8 millones de rublos!; supone un aumento de más de 500 veces. Si el rendimiento de cada trabajador preso era el mismo en 1941 que en 1925, debía de haber más de 15 millones de trabajadores en los campos. Lo más probable es que la productividad del trabajo fuera mucho mayor en 1941 que en 1925 y es de suponer que la estimación de la producción de las empresas del NKVD a “precios fijos para 1926-27” estuviera un tanto inflada. Aun así, hechas las correcciones necesarias, está claro que los campos albergaban a millones de personas.

La absoluta ausencia de datos oficiales hace casi imposible computar exactamente cuántos esclavos había en los campos. Hasta principios de los treinta se editaban gran cantidad de datos relacionados con los juicios, los presos y las cárceles, pero a partir de entonces, la publicación de tales cifras cesó por completo. Es sintomático que un libro titulado Datos de los Juicios, de A. A. Gertsenzon (Moscú 1948), dé cifras actualizadas para los EEUU, Gran Bretaña, Alemania, Canadá, India, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Italia, Grecia, Holanda, Austria, Suecia, Suiza y Noruega, mientras que para la URSS sólo da años —I, II, etc. —, sin mencionar qué años son, y regiones I, II, etc., sin aclarar dónde están. Señala simplemente que esas regiones albergan una población de 4.7 millones. Dado que esta cifra representa solamente un porcentaje muy pequeño de la población total de la URSS, no se pueden deducir de esos datos ni cifras absolutas ni tendencias generales.

Es altamente significativo que los resultados publicados del censo de 1939 no incluyan la distribución de la población por distrito. Esta información, que siempre incluyen las listas normales del censo, habría permitido calcular la cantidad de personas en los campos de esclavos con bastante precisión, ya que se sabe que hay ciertos distritos que apenas cuentan con población libre.

Una prueba clara de la presencia de niños, madres, mujeres embarazadas, ancianos y ancianas en los campos rusos nos la proporciona el decreto de amnistía del 27 de marzo de 1953. Este decreto liberó de las cárceles y los campos de trabajo a “mujeres con niños de menos de 10 años, hombres de más de 55 y mujeres mayores de 50 años, además de los presos que padecieran enfermedades graves o incurables”.86

En general, el trabajo esclavizado es muy poco productivo. El gobierno ruso recurre a él a tan gran escala simplemente porque, comparado con los países avanzados de Europa Occidental y Estados Unidos, es relativamente mucho más pobre en capital que en mano de obra. Al mismo tiempo, paradójicamente, sirve para superar los cuellos de botella en la producción que causa la escasez de mano de obra en ciertas regiones e industrias. En todos los períodos históricos, cuando escasea la mano de obra, el Estado ha impuesto limitaciones legales a la libertad de los trabajadores, como en Europa Occidental en los siglos XIV y XV y, de nuevo, en el XVII. Los esclavos de los campos estalinistas representan una versión del “ejército de desempleados” del capitalismo tradicional, pues sirven para mantener “en su lugar” al resto de los trabajadores. Además, debe tenerse en cuenta que en la URSS existe gran cantidad de trabajos desagradables (en el extremo norte, por ejemplo) para cuya realización sólo podría convencerse a los trabajadores libres o semi-libres a base de poderosos incentivos. A pesar de su bajísima productividad, el trabajo de los esclavos es, en tales casos, el método más barato, cuando no el único. Así lo demuestra el siguiente extracto de Izvestia. Refiriéndose a la construcción de una nueva vía férrea en Siberia realizada con trabajo forzado, señala: “Hasta ahora se pensaba que la temporada de la construcción no podía durar más de cien días por año. El invierno es sumamente frío, alcanzándose temperaturas de 50 bajo cero. Pero los constructores han demostrado que, aun en estas condiciones, es posible trabajar el año entero sin interrupción”.87

Nada mejor para poner punto final a esta sección que las palabras de Vishinski: “El entusiasmo por el trabajo, la conciencia socialista y el noble sentido del deber hacia el Estado, la patria y el pueblo soviético, determinan las cuestiones de disciplina de trabajo entre nosotros y no las sanciones ni las amenazas de condena penal, como en los países capitalistas”.88

La subordinación del consumo a la acumulación: la subordinación de los trabajadores a los medios de producción

En el capitalismo, el consumo de las masas se subordina a la acumulación. A veces el consumo aumenta al mismo paso que la acumulación; otras veces cae mientras aumenta la acumulación. Sin embargo, la relación básica persiste siempre, en todas las situaciones.

Si seguimos la historia de Rusia a partir de Octubre, vemos que, hasta la introducción el Plan Quinquenal, esta subordinación dejó de existir, pero que, de ahí en adelante, volvió a manifestarse en su forma más brutal.89

División del producto bruto de la industria en medios de producción y bienes de consumo (porcentajes)

1913 1927-28 1932 1937 1940 1942 (proyectado)
Medios de producción 44,3 32,8 53,3 57,8 61,0 62,2
Bienes de consumo 55,7 67,2 46,7 42,2 39,0 37,8

Ni siquiera estas cifras representan toda la verdad, pues es casi seguro que el cálculo oficial no da la importancia suficiente al hecho de que los impuestos sobre el producto gravan, principalmente, a los bienes de consumo, ni de que los subsidios se aplican casi exclusivamente a los medios de producción (véase más abajo), con la consecuente distorsión del sistema de precios.

Son escasas las cifras disponibles referidas al cambio real en el volumen de bienes de consumo producidos, y su interpretación presenta inmensas dificultades.

Es poco aconsejable incluir productos, como el pan por ejemplo, cuyo aumento de producción no refleja un aumento general en la producción, sino más bien un traslado de la producción casera, (que no abarcan las estadísticas) a la industrial, que se incluye.90

1913 1928/9 1932 1937 1945 1949 1950
Bienes de algodón (mil millones de m.) 2,9 2,74 2,7 3,4 1,7 3,7 3,8
Bienes de lana (millones de m.) 95,0 96,6 91,3 108,3 56,9 153,9 167,0
Zapatos de Cuero (pares) 23,2 82,0 164,2 60,0 156,0 205,0
Azúcar sin refinar (miles de Tm) 1290,0 1340,0 828,0 2421,0 2522,0
Papel (miles de Tm) 197,0 316,0 478,5 831,5
Calcetines (millones de pares) 154,0 401,0 83,0 340,3
Lencería (millones de metros) 162,0 130,0 278,0
Jabón (miles de toneladas) 357,2 495,0 866,0

El cuadro muestra un aumento bastante modesto en la producción de bienes de consumo, salvo en el caso de los zapatos de cuero, el papel y el azúcar.

En lo que se refiere a la interpretación de estas cifras, debe señalarse que, mientras las cifras de 1913 están corregidas para el territorio reducido de la URSS tras la Revolución, las cifras de 1945 y 1949 no están corregidas para el muy ampliado territorio nacional de posguerra. (Los territorios anexionados por Rusia a partir de 1939 incluyen, se recordará, Lituania, Letonia, Estonia, la zona oriental de Polonia, etc.). Además, por lo menos hasta 1928, las fábricas pequeñas contribuyeron de forma importante a la producción de bienes de consumo. En 1929, las grandes plantas industriales —considerando como tales aquellas instalaciones que emplean a más de treinta personas, o que disfrutan de una fuerza motriz que mantiene ocupados a más de quince trabajadores— empleaban a más de 3,2 millones de personas, mientras que la pequeña industria ocupaba a más de 4,5 millones.

Sin embargo, los bienes producidos de esta forma durante la época del Plan quedaron excluidos de las estadísticas estalinistas. Esto explica, quizás, el aumento enorme (sobre el papel) en la producción de zapatos de cuero, aumento que no encaja con lo que se sabe sobre suministros de cuero disponibles. La cantidad de animales sacrificados anualmente después del gran impulso colectivizador no podía haber alcanzado la cantidad de animales sacrificados anteriormente, ya que hasta 1938 la cantidad total de ganado no volvió a alcanzar las cifras de 1929. (En 1929 se contaban 68.1 millones de cabezas de ganado vacuno; en 1938, 53.2 millones; ovejas y cabras sumaban 147.2 y 102.1 respectivamente en los mismos años).91 Los cueros y pieles importados en 1927-8, superaban en 45.300 toneladas a los exportados, mientras en 1939 la diferencia era de sólo 15.600 toneladas.92 Obviamente sólo la intervención divina podía explicar un aumento en la producción de los zapatos de cuero de forma simultánea al constante descenso en la cantidad de cuero disponible. En el caso de la calcetería, se hace caso omiso a un hecho sumamente importante; son los artesanos los que producen la mayoría de los calcetines. En cuanto al papel, la producción aumentó enormemente, debido, principalmente, a las exigencias propagandísticas del gobierno, las necesidades de la administración y las necesidades culturales vinculadas con la industrialización.

La subordinación del consumo a la acumulación queda completamente clara si se compara la serie de objetivos de producción de bienes de consumo durante los distintos Planes Quinquenales, con la de bienes de producción. Se verá que el gobierno soviético, mientras promete un aumento en la producción de bienes de consumo en cada Plan Quinquenal, de hecho fija el objetivo real en un volumen de producción que no supera el programado en los planes anteriores. Así lo demuestra claramente el cuadro siguiente:

Objetivos finales de producción para el Plan Quinquenal
Algunos bienes de consumo
Plan:
Bienes de algodón (1000 millones metros) 4,7 5,1 4,9 4,7 6,1
Bienes de lana (millón metros) 270,0 227,0 177,0 159,0 257,0
Lencería (millones metros) 500,0 600,0 385,0
Calcetines (millones pares) 725,0 580,0
Zapatos (millones pares) 80,0 180,0 258,0 240,0 318,0
Jabón (miles toneladas) 1000,0 925,0 870,0
Azúcar (millones toneladas) 2,6 2,5 3,5 2,4 4,3
Papel (miles toneladas) 900,0 1000,0 1340,0 1740,0
Aceite vegetal (miles toneladas) 1100,0 750,0 850,0 880,0 1372,0
Algunos medios de producción
Plan:
Corriente eléctrica (millones Kwh) 22,0 33,0 75,0 82,0 162,5
Carbón (millones toneladas) 75,0 152,5 243,0 250,0 372,0
Hierro (millones toneladas) 10,0 17,4 22,0 19,5 34,1
Acero (millones toneladas) 10,4 17,0 28,0 25,4 44,2
Petróleo (millones toneladas) 21,7 46,8 54,0 35,4 69,9

Sin embargo, cuando el gobierno ruso se jacta de que “en 1950 alcanzaremos el nivel de cuatro mil setecientos millones de metros de bienes de algodón”, no le preocupa el hecho de haber prometido exactamente lo mismo veinte años antes, cuando la población de la Unión Soviética sumaba 50 millones menos que la actual. Su política y su propaganda se combinan para reducir la memoria de la misma manera en que reducen la provisión de bienes.

Volviendo a la producción real, vemos que no sólo los objetivos de producción de bienes de consumo son mucho más modestos que los que se refieren a bienes de capital, sino que (aun ateniéndonos a las cifras oficiales) el ritmo de consecución es mucho más lento en el primero que en el segundo caso:

Porcentaje de cumplimiento del aumento previsto en el primer, segundo y cuarto Plan Quinquenal94

Medios de producción
Carbón 72,3 71,5 112,9
Petróleo crudo 107,1 33,6 154,5
Electricidad 49,1 93,5 124,6
Hierro 43,3 83,8 97,8
Acero 24,4 106,4 126,8
Acero laminado 19,3 100,0 163,8
Cemento 36,3 49,1 95,7
Bienes de consumo
Bienes de algodón – 3,0 31 – 8,8
Bienes de lana – 3,3 10,6 119,3
Zapatos 26,1 83,3 0,0
Papel y cartón 32,2 52,1 72,3
Fósforos 1,6 25,4
Jabón 36,9 21,7 96,7

La acumulación de capital por un lado y miseria por otro

Hasta 1928, no obstante la cada vez mayor burocratización, la lenta acumulación de riqueza en la economía estatalizada no se vio acompañada por un aumento de la miseria, como demuestra el siguiente cuadro:

Capital de la gran industria

Año Millones de rublos precios 1926/795 Índice 1921=100 Año Salario real96
1921 7930 100 1913 100
1922 7935 100,1 1922/3 47,3
1923 7969 100,5 1923/4 69,1
1924 8016 101,1 1924/5 85,1
1925 8105 102,2 1925/6 96,7
1927 9151 115,4 1926/7 108,4
1928 9841 124,1 1927/8 111,1
1928/9 115,6

Así que, incluso si se toman en consideración los cálculos del Catedrático Prokopovich, ex-ministro del gobierno de Kerenski, a quien nadie podría acusar de favorecer a los bolcheviques, el salario real de los trabajadores rusos en 1928-9 seguía siendo un 15,6% superior al de antes de la guerra. Al mismo tiempo las horas de trabajo habían disminuido en un 22,3%; si se tuvieran en cuenta además los servicios sociales, el aumento del salario real sería aún más notorio. El cuadro también demuestra el hecho de que en los años anteriores al Plan Quinquenal, a medida que se iba fortaleciendo la burocracia, el salario real dejó de subir casi por completo, y el ritmo del alza se fue quedando atrás respecto al ritmo de la acumulación.

Al introducirse el Plan, la situación experimentó un cambio radical. De ahí en adelante, la acumulación avanzó a grandes saltos, mientras que el nivel de vida de las masas no sólo fue quedando muy atrás, sino que decreció en términos absolutos comparado con el de 1928. El siguiente cuadro da una indicación de la tasa de acumulación:97

Inversión de capital

(miles de millones de rublos corrientes)

Total Por industria
1923/4-1927/8 26,5 4,4
1928/9-1932 52,5 24,8
1933-1937 114,7 58,6
1938-1942 (Plan) 192,0 111,9
1946-1950 (Plan) 250,3

Aun teniendo en cuenta la devaluación del rublo durante estos años, queda claro en este cuadro que se produjo una tremenda acumulación de capital. A los precios de 1933, el capital fijo en la industria rusa alcanzaba los 10.300 millones de rublos en 1928, y ascendió a 22.600 millones de rublos en 1932 y a 59.900 millones de rublos en 1937.98

A partir de 1928, las autoridades rusas dejaron de publicar el índice del salario real y el costo de la vida y, a partir de 1931, los precios al por mayor o al por menor. Todo esto dificulta el cálculo de los cambios en el nivel del salario real. Los datos demuestran, sin embargo, que, en términos generales, el nivel no se ha elevado desde la introducción de los Planes. Así, por ejemplo, el poder de compra del sueldo medio calculado en alimentos cambió en el siguiente sentido:99

“Cestas de alimentos” por sueldo mensual

Año Número Índice
1913 3,7 100
1928 5,6 151,4
1932 4,8 129,7
1935 1,9 51,4
1937 2,4 64,9
1940 2,0 54,1

Este cálculo sobre las alteraciones en el poder de compra de los salarios expresado en términos de alimentos se ve confirmado por los datos sobre el consumo actual de determinados alimentos por persona.

Consumo anual de leche y carne por persona (en kilos)100

Leche Carne
Año Rural Urbano Rural Urbano
1927-8 189 183 218 27,5 22,6 29,1
1932 105 111 85 13,5 10,3 21,8
1937 132 126 144 14,0 8,5 25,5

Al comparar el consumo de carne, por ejemplo, en la URSS en 1937 con el de Alemania y Francia durante las últimas décadas del siglo XIX, se percibe hasta qué punto había caído el nivel de consumo de alimentos en la URSS. En 1898, el consumo de carne en Berlín fluctuaba entre 61 y 68 kilos por persona, y en Breslau alcanzaba un promedio de 39 kilos en 1880-1889. En Francia, en 1852, la situación era la siguiente: en París un consumo de 79,31 kilos, en otras ciudades 58,87 kilos, en los pueblos 21,89 kilos, y en Francia en general 33,05 kilos.101

En lo que al consumo de bienes manufacturados se refiere, la siguiente información se ha extraído de fuentes soviéticas.

Basándose en las cifras oficiales de producción de bienes de algodón y zapatos, y en las declaraciones de Voznesenski, acerca de la proporción destinada al ejército, indumentaria de trabajo, etc.,102 Jasny llega a la siguiente conclusión sobre el consumo civil de los mencionados bienes:

“La cantidad de bienes de algodón disponibles para consumo privado cayó de 15,2 metros por persona en 1927-8 a menos de diez metros en 1940”.103 Aunque la cantidad de zapatos disponibles por persona aumentó de 0,40 pares en 1927-8 a 0,83 pares en 1940, se produjo en el mismo período “un gran deterioro en la calidad de los zapatos debido a la escasez de cuero”.104 El consumo per cápita de bienes de lana, aparte de la porción destinada al ejército, la indumentaria ocupacional, etc. alcanzaba 0,66 metros en 1929 y 0,65 metros en 1937; el de azúcar (bruto), 8,5 kilos en 1929 y 14,7 kilos en 1937.105

Se puede ver lo bajas que resultan estas cifras comparándolas con la producción de bienes de consumo en otros países: en Gran Bretaña, en el mismo año, 1937, se produjeron 60 metros cuadrados de bienes de algodón, 7,4 metros de bienes de lana, y 2,2 pares de zapatos por persona. A la vista de datos tan indiscutibles, debemos suponer que Kúibishev, ex-presidente del Gosplan, bromeaba cuando declaró ante el XVII Congreso del Partido, en enero 1932:

“Creemos que es absolutamente necesario garantizar, en el segundo Plan Quinquenal, tal expansión en la producción de las industrias alimentarias, agrícolas, y manufactureras, que podamos asegurar un aumento en el nivel de consumo de un mínimo del 200 o 300%… Un cálculo aproximado del nivel de consumo en 1937 nos permite afirmar que este año la Unión Soviética será, en términos de consumo, el país más avanzado del mundo.”104

Sin embargo, donde más claramente se manifiesta la subordinación del nivel de vida de los trabajadores a las necesidades de la acumulación de capital es en las condiciones de vivienda del pueblo ruso.

Las previsiones de construcción del gobierno y las cooperativas no se cumplieron nunca desde la inauguración del Primer Plan Quinquenal, como muestra el siguiente cuadro:

Viviendas

Objetivo (millones de m2) Cumplimiento %
Primer Plan Quinquenal 53 22,6 42,6
Segundo Plan Quinquenal 61,4 26,8 43,9

El Tercer Plan Quinquenal se vio interrumpido por la guerra, de manera que es difícil saber hasta qué punto se cumplieron sus objetivos en materia de vivienda.

Al mismo tiempo fue creciendo la población urbana muy rápidamente. Es innegable, pues, que, al no cumplirse los objetivos de construcción de viviendas, el espacio de habitación correspondiente a cada habitante disminuyó aun por debajo de los niveles ya ínfimos de 1928.108

Año Población urbana millones Espacio en ciudades*
Total (millones de m2)
Por persona  (m2)
1923 18,9 118,4 6,2
1927-8 26,3 160,2 6,1
1932 39,7 185,1 4,66
1937 50,2 211,9 4,5
1939 55,9 225,0 4,0

(* Cocina, baño, vestíbulo, etc., espacio no incluido)

El espacio de vivienda disponible por persona durante todo el período referido en el cuadro quedaba muy por debajo de la norma mínima de salubridad, que, según una declaración oficial de 1947, era de 8,25 metros.109

El espacio por persona en algunos otros países era, en 1949: Dinamarca, 21 metros cuadrados; Irlanda, 17; Suecia, 23; Bélgica, 15; Francia, 23; Grecia (estimado) 16; Italia, 12.110

Para hacerse una idea de lo que implica un espacio de cuatro metros cuadrados, se puede tener en cuenta que el espacio mínimo en los edificios nuevos en Gran Bretaña es de entre 51 y 81 metros cuadrados por vivienda.111

La disminución en el espacio medio disponible por persona es más notoria en Moscú y Leningrado y en los nuevos centros industriales que en otras partes.

Un artículo en Noticias Soviéticas, dice, al alabar las condiciones de vivienda en Moscú: “Puede obtenerse una idea del progreso de la Unión Soviética en materia de vivienda viendo el ejemplo de Moscú. Representa un modelo de urbanización moderna que puede servir de ejemplo para todas las capitales del mundo. Desde la llegada del poder soviético, se construyeron en Moscú 6,15 millones de metros cuadrados, o sea la mitad de la construcción total en la ciudad desde su fundación. En Moscú se construye cada año a escala creciente”.112 El problema, claro, es que este folleto oficial hace caso omiso al hecho de que la población de la ciudad ha aumentado en una proporción mucho mayor que la construcción de viviendas. En 1912, había 1.600.000 habitantes y 11.900.000 metros cuadrados de vivienda, una media de 7,4 metros cuadrados por persona. En 1939, 4.137.000 habitantes compartían 17.400.000 metros cuadrados, es decir, un promedio de sólo 4,2 metros cuadrados por persona. En 1950, la cantidad de habitantes se había elevado a 5.100.000 y el espacio disponible a 18.600.000 metros cuadrados solamente, apenas 3,65 metros cuadrados por persona.

Las casas construidas bajo el Plan eran muy primitivas. Por ejemplo, de todas las viviendas urbanas construidas en 1935, el 32% carecían de abastecimiento de agua, el 38% carecían de desagües, el 92,7% no tenían acceso al gas y el 54,7% no tenían calefacción central.113 En 1939, en las casas nuevas controladas por los soviets urbanos en la República Socialista Federal Soviética Rusa (RSFSR) (incluyendo la mayoría de los edificios residenciales), el porcentaje de viviendas en relación con sus servicios era: agua canalizada 60,5%; alcantarillado, 43,7%; calefacción central 17,5%; luz eléctrica, 93,8%; baños 11,7%.114 Pueblos enteros carecían por completo de los servicios más elementales. Es impactante, por ejemplo, constatar que el Cuarto Plan Quinquenal prometió instalar alcantarillado en trece ciudades, entre ellas Archangelsk (con una población de 281.901 habitantes en 1939), Tomsk (con una población de 141.215 en el mismo año), Irkutsk (población: 243.380), Kherson (97.186 habitantes).115 De 2.354 pueblos y asentamientos obreros, sólo 460 disfrutaban de agua canalizada, 140 de alcantarillado y 6 de abastecimiento de gas.116

Sobre estos hechos se “fundamenta” la siguiente declaración oficial: “El ritmo y la escala de la construcción de viviendas en la URSS no tiene paralelo en el resto del mundo”, al igual que otra de quince años antes que asevera: “Las condiciones de vivienda de los trabajadores en la Unión Soviética son incomparablemente mejores que en cualquier Estado capitalista”.117

La afirmación en Noticias Soviéticas de que la construcción de casas en la Unión Soviética supera a la de cualquier otro país es más bien absurda, como demuestran las siguientes cifras. En los dieciséis años que van de 1923 a 1939, se produjo un aumento de solamente 106,6 millones de metros cuadrados de vivienda en las ciudades rusas, mientras que en Inglaterra y Gales, sólo entre 1925 y 1928, se construyeron espacios de vivienda de no menos de 70 millones de metros cuadrados.118

¿Es necesario dar mayores pruebas de que la acumulación de la riqueza por un lado implica la acumulación de la miseria por el otro?

La industria subordinada a la guerra

Es muy difícil hacerse una idea clara del volumen de las industrias bélicas. Las cifras del presupuesto de defensa indican muy poco, como queda de manifiesto en la siguiente comparación entre las sumas destinadas a la defensa y al “bienestar socio-cultural” (la educación, la sanidad, la cultura física, las pensiones, etc.)119

Año Defensa Bienestar socio-cultural
1935 8,2 13,1
1936 14,9 20,0
1937 17,5 25,7
1938 23,2 35,3
1939 39,2 37,4
1940 56,1 40,9
1946 73,6 80,0
1947 66,3 106,0
1948 66,3 105,6
1949 79,2 116,0
1950 82,9 116,9
1951 93,9 118,9

Se verá que, en 1940, en vísperas de la invasión nazi, el presupuesto para la defensa era sólo ligeramente superior al destinado al bienestar socio-cultural, y que en 1949, en plena “guerra fría”, era inferior. ¡Cosa extraña!

Algunos factores contribuyen a este fenómeno estrictamente estadístico: 1) parte de los gastos del Ministerio del Interior (NKVD o MVD) se dedican a fines militares; 2) los gastos de construcción de fábricas de armamento, instalaciones militares, cuarteles, etc. aparecen en los presupuestos de ministerios diferentes al de Defensa; 3) los gastos para escuelas militares se incluyen en el presupuesto para la educación. Estos factores en su conjunto, sin embargo, sólo representan una parte de la explicación del reducido presupuesto para la defensa. El principal factor es el escaso coste de la producción de armamento, un fenómeno producido artificialmente. Como resultado de los fuertes impuestos sobre la producción de bienes de consumo y los inmensos subsidios a las industrias pesadas, sobre todo la armamentística, la relación de precio entre los productos de la industria pesada y los del resto de la economía sufre una marcada distorsión. El carbón y el acero utilizados en la producción de maquinaria para la industria armamentística, el carbón y el acero para aquella misma industria, el transporte de todos estos elementos, etc., están fuertemente subvencionados. Así, el precio del armamento se reduce en su totalidad debido al sistema de subsidios. En la medida en que los impuestos sobre la producción constituyen casi dos terceras partes de los precios de los bienes de consumo y en tanto que los subsidios, tanto directos como indirectos, reducen el precio del armamento, probablemente, a un tercio de lo que sería el costo real de su producción, el cuadro real exigiría que se multiplicaran los precios dados por nueve, para luego hacer una comparación de esta cifra con el precio total de los bienes de consumo (incluidos los servicios sociales y culturales). Si esto no se hace, el cuadro tiene poca relación con la realidad. Por ejemplo, el plan de 1941 estipulaba que el precio total de todos los productos de la industria de la defensa debía alcanzar 40.300 millones de rublos, mientras que el de la industria textil, de 46.000 millones de rublos, era superior.120

A pesar de estas dificultades, sin embargo, gracias al Profesor M. Gardner Clark de la Universidad de Cornell, disponemos de un cuadro relativamente preciso del peso real de la industria armamentística en la economía rusa.

Basándose exclusivamente en fuentes oficiales, calculó la parte de la producción siderúrgica de Rusia empleada en la producción de armas, así como la proporción de hierro y acero utilizada en la construcción de las fábricas de armamentos. Los resultados de sus investigaciones se resumen en el cuadro siguiente:

Consumo de hierro y acero por las industrias armamentísticas de la URSS, 1932-39

(en miles de toneladas métricas y porcentajes)

Asunto 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938
1. Tonelaje total consumido por el armamento
1646,6 1378,1 2204,6 2667,9 2873,3 4019,1 4986,2
2. Armamento como % de la producción de maquinaria
40,4 32,6 38,2 38,0 35,4 47,1 57,5
3. Armamento como % de la producción total en la URSS
21,8 17,5 17,5 19,3 17,4 23,2 29,2
4. Tonelaje consumido por la construcción de fábricas de armamento
252,3 135,6 164,4 290,8 745,5 793,0 880,1
5. Fábricas de armamento como % de la construcción de fábricas de maquinaria
45,8 65,9 72,8 73,4 82,5 84,5 94,3
6. Fábricas de armamento como % de la construcción total de la URSS
17,1 12,8 11,3 13,5 21,8 24,7 30,6

Así, ya en 1932, el armamento consumía un 21,8% de todo el acero y el hierro, una elevadísima proporción, como puede apreciarse por comparación con el 29,2% correspondiente a 1938, año en que los preparativos para la guerra estaban en su punto álgido. Las fábricas de armamento contaban con casi la mitad de la cantidad total del acero y el hierro empleado en la construcción de las fábricas de maquinaria y, en 1938, casi toda construcción de fábricas de otra maquinaria había cesado, y la construcción armamentística contaba con un 94,3% de todo el hierro y acero consumido en la construcción de fábricas.

Las fuerzas armadas también consumían gran parte de la producción de bienes de consumo. Así, N. A. Voznesenski, presidente de la Comisión de Planificación (Gosplan), estimó que, en 1940, sólo el 46% de los bienes de algodón producidos y el 79% de la producción de zapatos se vendían en “mercado amplio”, lo que supone que el resto iba destinado al ejército (salvo la pequeña proporción dedicada a la producción de ropa de trabajo para fábricas, transportes, etc.)122

Durante toda la era del plan, la industria armamentística ocupa un lugar decisivo en el sistema económico de Rusia.

La productividad del trabajo y del trabajador

En un Estado obrero un aumento en la productividad del trabajo va acompañado por una mejora en las condiciones de vida de los trabajadores. Como decía Trotski en 1928, el salario real “debe llegar a ser el criterio principal para medir el éxito de la evolución hacia el socialismo”. “El criterio del avance socialista es la constante mejora de las condiciones del trabajo”. Veamos entonces cuál era la relación entre el aumento de la productividad del trabajo y el nivel de vida de los trabajadores en Rusia. El siguiente cuadro nos da una indicación:

Año Productividad del trabajo (índice)123 Número de “cestas de la compra” por salario promedio mensual (índice)124
1913 100,0 100,0
1928 106,0 151,4
1936 331,9 64,9

Hasta 1928 los salarios no sólo alcanzaban niveles superiores a los de antes de la guerra sino que se fueron elevando a un ritmo muy superior al de la propia productividad. Entre 1928 y 1936, mientras la productividad del trabajo se triplicaba, los salarios reales se reducían en más del 50%.

Se llega a la misma conclusión al comparar el nivel de productividad en Rusia con el de otros países, por un lado, y el nivel de vida del trabajador ruso con el del trabajador de otros países, por otro.

En 1913, la productividad media del trabajo en la industria rusa era aproximadamente el 25% de la de EEUU, el 35% de la alemana, y el 40% de la de Gran Bretaña. Un comité del Gosplan, nombrado en 1937 para estudiar la productividad en la industria rusa, concluyó que no pasaba del 40,5 % de la industria norteamericana y del 97% de la alemana.125 Existen datos para presumir que este cálculo es exagerado y que la productividad del trabajo en Rusia era aproximadamente el 30% de la de USA y el 70% de la alemana y la británica. Una explicación detallada de cómo llegamos a semejante conclusión sería demasiado extensa; pero dado que las conclusiones de la comisión del Gosplan no sólo no contradicen nuestros argumentos, sino que más bien los respaldan, la cifra exacta reviste menos importancia. En resumen, mientras el trabajador ruso produce el 70% de lo que produce un trabajador británico, su nivel de vida es mucho más bajo.

El siguiente cuadro parte de la suposición de que el trabajador ruso gana 500 rublos mensuales, salario medio de todos los empleados estatales (incluida la burocracia) proyectado para el final del Cuarto Plan Quinquenal de 1950. Por otro lado, tomamos como base del cálculo los precios de la Zona I, los más bajos de toda Rusia.126 Para Gran Bretaña hemos tomado el salario medio semanal del trabajador, que era de poco más de 5 libras por seis días de trabajo, en 1947.127 La base del cálculo son las cifras oficiales publicadas por el Departamento del Comercio (Board of Trade).

Unidades que se pueden comprar con el sueldo promedio semanal

Unidad Rusia Gran Bretaña
Pan trigo (1ª calidad) libras 41,7 480,7
Pan trigo (2ª calidad) libras 63,3
Pan centeno libras 91,0
Carne de vacuno libras 9,0 79-127
Mantequilla libras 4,1 77,2
Leche pintas 57-81 247,2
Azúcar libras 18,5 412,0
Huevos piezas 82-115 706,3
libras 1,6 36,4
Café libras 3,4 41,2
Cerveza pintas 14,4 88,2
Cigarros piezas 464,0 618,0
Zapatos hombre pares 0,4 2-4,5
Zapatos mujer pares 0,4 1-4
Chaquetas mujer, mezcla de lana pieza 0,6 1,1-2,3
Medias mujer algodón pares 16,2 25-27
Crepe de china yardas 1,4 23-25
Trajes hombre mezcla de lana piezas 0,1 0,6-1,5
Trajes hombre lana piezas 0,1 0,2-0,3
Chanclos de hule pares 2,6 9,5
Vestidos mujer algodón piezas 0,2 3,5-6,0
Vestidos mujer lana piezas 0,6 0,8-2,1
Fósforos cajitas 577,0 824,0
Peines de mujer piezas 28,8 103-154
Tocadiscos piezas 0,12 0,6
Radios (5 válvulas) piezas 0,20 0,17
Relojes pulsera piezas 0,12 0,3-0,5

Si la productividad de un trabajador en la industria rusa es alrededor del ochenta por ciento de la del trabajador británico, y su nivel de vida es la cuarta o tercera parte del trabajador británico, ¿cómo evitar la conclusión de que, si el trabajador británico está explotado, mucho más lo está su hermano ruso?[2]

La expropiación del campesinado

La Revolución de Octubre expropió a los grandes terratenientes, a la iglesia y a la monarquía. La burguesía rural —los kulaks— escapó de la expropiación; es más, durante el período de la NEP no sólo prosperaron los antiguos kulaks, sino que surgieron nuevos entre el campesinado medio. Junto con los comerciantes privados, los kulaks explotaron a los pobres del campo. Hasta 1928, el capitalismo privado seguía siendo dominante en el campo.

La colectivización transformó la situación por completo. No analizaremos aquí el efecto de la colectivización sobre la diferenciación de clase entre los agricultores. Nos limitaremos, por el contrario, a la siguiente pregunta. ¿Cómo afectó la colectivización al ingreso total percibido por el sector agrícola de la economía? Para contestarla, el factor más importante es la manera en que influyó la colectivización sobre la parte de la producción agrícola que le correspondía al Estado, es decir su influencia sobre las entregas obligatorias: los impuestos, el pago por el trabajo realizado por los Centros de Máquinas Tractoras (CMT) y por los molinos estatales. Las entregas obligatorias son en realidad impuestos en especie, ya que los precios pagados al koljoz son sumamente bajos. En 1935, el precio de la avena entregada obligatoriamente era de 4 a 6 kopeks por kilo; el gobierno la revendía al por menor a un precio entre 55 y 100 kopeks por kilo. Para el centeno los precios eran de 4,6 a 6,9 kopeks y de 60 a 100 kopeks respectivamente. El precio al por menor de la harina de baja calidad representaba de 60 a 70 veces el precio a que se compraba el trigo.128 Los demás productos agrícolas se pagaban a precios igualmente bajos, y desde entonces la diferencia se ha hecho aún mayor. “El gobierno sigue pagando a los productores alrededor de 10 kopeks el kilo de trigo entregado, mientras que, desde el otoño de 1946, cobra al consumidor 13 rublos por kilo de harina (probablemente del 85% de pureza), o sea más de cien veces lo que le cuesta el grano”.129

En segundo lugar, el Estado recibe una alta proporción del producto en forma de pago en especie, a cambio de servicios proporcionados por el CMT. Ya que el CMT disfruta del monopolio sobre el suministro de maquinaria agrícola, puede permitirse cobrar un alto precio por su uso.

El siguiente cuadro indica cómo se distribuyó en 1938 el grano producido en koljoz (en porcentajes):130

Entregas obligatorias 15,0
Pagos al CMT 16,0
Devolución de préstamos 2,0
Ventas al gobierno y al mercado 5,1
Entregas a reservas de semilla 18,6
Entregas a reservas de alimentos de animales 13,6
Reservas para ayuda a los inválidos y centros de niños 0,8
Distribución entre socios[3] 26,9
Otras entregas 2,5

Es más; según cifras de 1938, el Estado se apropiaba además de las elevadísimas proporciones siguientes: 131

Entregas obligatorias Pagos en especie al CMT Total
Semillas de girasol 38,7 16,0 54,7
Remolacha azucarera 82,0 17,8 99,8
Algodón de regadío 81,0 17,5 98,5
Algodón de secano 90,1 5,0 95,1
Carne (1937) 30,0 30,0
Leche (y productos afines, 1937) 44,0 44,0
Lana (1937) 54,7 54,7

Compárense estas cifras con la reducida proporción que les correspondía a los koljozniks de la producción de sus granjas de supuesta “propiedad colectiva” en 1937:132

Grano 35,9 Leche 7,6
Girasol 27,0 Mantequilla 26,6
Linaza 3,7 Carne y grasa 48,8
Lino 2,6 Lana 7,7
Cáñamo (semilla) 15,7 Miel 35,1
Cáñamo 3,4 Huevos 26,6
Patatas 45,4

Al mismo tiempo, los koljozniks se vieron obligados a trabajar cada vez más en las granjas colectivas, como demuestran las cifras siguientes:133

Promedio de trudodni por familia[4]

Año Cantidad Índice
1932 257 100,0
1933 315 122,6
1934 354 137,7
1935 378 147,1
1936 393 152,9
1937 438 170,4
1938 437 170,0

En cuanto a la jornada laboral, en el koljoz no era menor que bajo los zares. En aquel entonces el trabajador agrícola trabajaba 14 horas diarias, mientras que los caballos trabajaban 11 horas y los bueyes 10.134

Un decreto del gobierno del 1 de agosto de 1940 establece que, en época de cosecha, la jornada laboral en los koljoz, los sovjoz y los CMT debe empezar a las cinco o las seis de la madrugada y acabar al crepúsculo. Un folleto que describe el día de trabajo del presidente de un koljoz ejemplar señala que en primavera y durante la cosecha la jornada alcanzaba las 15 horas, comidas excluidas.135 Un libro de texto ruso da como modelos los siguientes horarios:

“a) “Durante la siembra de primavera y la cosecha, el trabajo empieza a las 4 de la madrugada; desayuno de 8 a 9; comida de 1 a 3; trabajo hasta las 10 de la noche.”136

b) “Durante la cosecha, el trabajo es de cinco y media de la mañana hasta las 9 de la noche” (no se mencionan descansos).137

c) Los mozos de cuadra trabajan desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche, en invierno hasta medianoche, y en verano desde las 3 de la madrugada hasta las 10 de la noche.138

d) Las lecheras empiezan a trabajar a las cuatro y media de la mañana hasta las ocho de la noche durante todo el año, con dos descansos al día de hora y media cada uno,139 y existen jornadas aún más largas en otros casos. (Además, la norma exige que las lecheras trabajen los 365 días del año).140

e) El horario en una granja de cerdos es de las 5 de la mañana hasta las 8 de la noche, con dos descansos de 2 horas cada uno.”141

Es interesante señalar que en su libro, El problema agrario en Rusia a fines del Siglo XIX (1908), Lenin escribió: “Las sumas que pagan, en concepto de tributos, los campesinos que no tienen caballos y con uno sólo [es decir el campesinado pobre] representan la séptima y la décima parte de sus gastos globales. Es poco probable que los tributos existentes bajo el régimen de servidumbre fuesen tan elevados…”.142 ¡Los trabajadores agrícolas de la “patria socialista” pagan aún más!

La colectivización no sólo transformó en proletarios a aquéllos que entraron en la industria, sino también a aquéllos que permanecieron en la agricultura. De hecho, si no en teoría, la gran mayoría de los agricultores son personas que carecen de medios de producción; en realidad, hoy en día está aún menos justificado caracterizar de propietarios de medios de producción a los agricultores rusos que a los siervos del siglo XIX.

La colectivización tuvo como resultado la liberación de los productos agrícolas para servir a las necesidades del desarrollo industrial, la “liberación” de los campesinos de sus medios de producción, la transformación de un sector de ellos en mano de obra de reserva para la industria, y la transformación del resto de ellos en medio-trabajadores, medio-campesinos, medio-siervos en los koljoz.

La burguesía inglesa logró resultados generales parecidos, a pesar de ciertas diferencias particulares, al expulsar a los campesinos de sus tierras. Marx definió este proceso como “acumulación primitiva”[5], cuya historia, “…está escrita en los anales de la humanidad con letras de sangre y fuego”.143

Fluyó mucha más sangre durante la acumulación primitiva en Rusia que en Inglaterra. Stalin consiguió en unos cuantos meses lo que Inglaterra tardó siglos en conseguir. La escala y la manera en que lo hizo y el éxito con que lo coronó deja en la sombra las acciones de la Duquesa de Sutherland. Da sombrío testimonio de la superioridad de una economía industrial moderna concentrada en manos del Estado y bajo la dirección de una burocracia despiadada.

El pronóstico de Engels sobre el futuro de la acumulación primitiva en Rusia se ha cumplido en su totalidad, aunque en circunstancias muy distintas a las que él imaginaba. En una carta a Danielson, fechada el 24 de febrero de 1893, Engels escribe:

“La situación de Rusia, al ser el último país integrado en la gran industria, y al mismo tiempo el país con la mayor población campesina, implica que el trastorno causado por estos cambios económicos será mucho más agudo que en otras partes. El proceso de sustituir a unos 500.000 pomeshchiki [propietarios de tierras] y a unos 80 millones de campesinos por una clase nueva de propietarios burgueses no puede dejar de producir los mayores sufrimientos y convulsiones. Pero la historia es la más cruel de las diosas; conduce su carro triunfal sobre montones de cadáveres, no sólo en la guerra, sino también en el curso del desarrollo económico ‘pacífico’.”144

El impuesto sobre el volumen de producción

De 1930 en adelante, la contribución principal a la inversión de capital y a la defensa fue la del impuesto sobre el volumen. Como escribe M. Dobb: “Podemos señalar una correlación directa, como era de esperar, entre la curva ascendente del gasto sobre la inversión y la defensa durante la década, y los crecientes ingresos procedentes del impuesto sobre el volumen. En 1932, los ingresos por esta tasa eran, como hemos visto, de poco más de 17 mil millones. La cifra de gastos del presupuesto para la defensa y de la financiación de la economía nacional era de 25 mil millones. En 1934 las cifras eran de 37 y 37 respectivamente; en 1938, de 80 y 75; en 1939, de 92 y 100; en 1940, de 106 y 113; y en el presupuesto proyectado para 1941 de 124 y 144 (la mayor diferencia para este año la cubre, más o menos, el aumento en los beneficios sujetos al impuesto.)”145

El impuesto sobre el volumen es la fuente más importante de ingresos para el Estado ruso. Representa las siguientes proporciones del ingreso estatal total (excluyendo préstamos):146

1931 46,2% 1932 51,5% 1933 58,2% 1934 64,3%
1935 69,5% 1936 69,7% 1937 69,4% 1938 63,1%
1939 62,1% 1940 58,7% 1942 44,8% 1944 35,3%
1945 40,8% 1946 58,7% 1947 62,1% 1948 60,6%
1949 58,8% 1950 55,9% 1951 57,8%  

El impuesto sobre el volumen es parecido al impuesto británico sobre las ventas, ya que grava sobre las mercancías en el momento de la fabricación y sobre la compra obligatoria por el gobierno, de los productos agrícolas de los campesinos. Se incluye en el precio de la mercancía, y lo paga en su totalidad el consumidor. El impuesto grava casi exclusivamente sobre los productos agrícolas y las industrias manufactureras de bienes de consumo, como se verá en el siguiente cuadro, que indica la proporción de las diferentes industrias en la producción total y en los ingresos del gobierno procedentes del impuesto sobre el volumen correspondiente a 1939:147

Comisariado Porcentaje de producción total bruta Porcentaje de ingresos del impuesto sobre volumen
Industria petrolera 3,1 8,0
Industria ganadera 4,5 7,3
Industria alimentaria 11,7 29,7
Industria textil 10,2 13,0
Industria ligera 7,9 2,6
Requisiciones agrícolas 2,5 34,4
Demás comisariados
(la mayoría para la industria pesada) 60,1 5,0

Así vemos que, en 1939, casi el 90% de los ingresos del impuesto sobre el volumen surgieron de los impuestos sobre los alimentos y los bienes de consumo.

Ya que el impuesto no se suma al precio de venta sino que va incluido en él, un impuesto sobre el volumen de, por ejemplo, el 50% aumenta el precio de la mercancía, de hecho, en un 100%; un impuesto sobre el volumen del 75% aumenta el precio en un 300%, mientras que un impuesto del 90% significa que el precio real se multiplica por diez. Esto debe tenerse en cuenta al examinar las siguientes cifras referentes a la tasa del impuesto sobre el volumen148:

Producto Tasa % fecha efectiva
Trigo, Ucrania (rublos por quintal) 1 de abril de 1940
Trigo blando 73,00
Trigo duro 74,00
Centeno 60,00
Cebada 46,00
Avena 25,00
Trigo sarraceno 289,50
     
Patatas (porcentaje del precio al por menor) 48-62 24 de enero de 1940
     
Carne (porcentaje del precio al por menor) 24 de enero de 1940
Carne de vaca 67-71
Ternera, cerdo, Cordero 62-67
Aves 20-43
Salchicha, carne ahumada, etc. 50-69
     
Pescado (porcentaje del precio al por menor) 10 de abril de 1940
Pescado (excluido el arenque) 39-53
Arenque (del Mar Caspio) 35-50
Caviar 40
Pescado en lata, según tipo 5-50
     
Sal (porcentaje del precio al por mayor) 1 de mayo de 1940
A granel 70-80
En paquete pequeño 35-42
Bebidas (porcentaje del precio al por menor) 1 de enero de 1940
Vodka 84
Otras bebidas 55-78
Bebidas no-alcohólicas 20 10 de abril de 1940
Tabaco (porcentaje del precio al por menor) 1 de junio de 1937
Cigarros 75-88
Majorka 70
Bienes de algodón (porcentaje del precio al por mayor) 1 de enero de 1938
Calicó 55
Varios 62-65

El carácter regresivo del impuesto queda evidenciado por el hecho de que grava ligeramente a los automóviles (sólo 2%), las radios (25%) y el caviar (40%), mientras que grava fuertemente al trigo (73-74%), la sal (70-80%), el azúcar (73%), el jabón de lavar (61-71%) y el tabaco (75-88%). A la luz de estos hechos, es sorprendente la declaración de M. Dobb en el sentido de que el impuesto sobre el volumen era “una forma de asegurar que el peso del aumento de precios se concentrara sobre los bienes de lujo o no esenciales y lo menos posible sobre los productos básicos. Esto se consiguió imponiendo una tasa distinta sobre distintas mercancías, diferencia que iba del 1 ó 2% hasta casi el 100%”…“el impuesto tiene el mismo efecto que un impuesto general progresivo sobre el gasto, es decir un impuesto progresivo sobre el ingreso cuando se gasta149. Es más: “las tasas más altas suelen aplicarse a los bienes de lujo, ya que tienden a escasear. El efecto general de la tasa diferenciada es, aparentemente, discriminar en contra de los bienes no esenciales (y, por tanto, hacer que las diferencias reales entre los ingresos sea mucho menor de lo que una revisión de las diferencias monetarias podría hacer pensar a primera vista.)”150

Para apreciar la carga real que implica el impuesto sobre el volumen para el consumidor, será útil examinar simultáneamente la suma total del impuesto sobre el volumen y el volumen de ventas al por menor correspondiente:151

Año Volumen bruto menudeo Impuesto sobre volumen Volumen neto menudeo Tasa de impuesto %
1931 27.465 11.643 15.822 73,6
1932 40.357 19.514 20.843 93,6
1933 49.789 26.983 22.806 118,3
1934 61.815 37.615 24.200 155,4
1935 81.712 52.026 29.686 175,3
1936 106.761 65.841 40.920 160,9
1937 125.943 75.911 50.032 151,7
1938 138.574 80.411 58.163 138,2
1939 163.456 96.800 66.656 145,2
1940 174.500 105.849 68.651 154,2
1950 (plan) 275.000 187.100 87.900 212,9

(Cifras en millones de rublos)

El impuesto sobre el volumen, siendo un impuesto indirecto y regresivo, contradice claramente el programa originario del Partido Bolchevique. Hasta el Programa Mínimo de los Bolcheviques, posible de realizar bajo el capitalismo, reivindicaba la “abolición de todos los impuestos indirectos, y el establecimiento de un impuesto progresivo sobre los ingresos y las herencias[6] 152. El XI Congreso del Partido (1922) declaró que: “la política fiscal debe tener como objetivo regular el proceso de acumulación de recursos mediante un impuesto directo sobre la propiedad, los ingresos, etc. La política de impuestos es el instrumento principal de la política revolucionaria del proletariado en una época de transición”.153 Para resolver la contradicción entre precepto y práctica, las autoridades dejaron de llamar impuesto al impuesto sobre el volumen. Jasny señala que el anuario correspondiente a 1935 lo incluye en la lista de impuestos154, pero en la siguiente edición del mismo anuario se dejó a este impuesto fuera del apartado “ingresos por impuestos”.155 Este cambio terminológico permitió al Ministro de Finanzas de la URSS declarar ante el Soviet Supremo: “Se sabe que la inmensa mayoría de los ingresos del presupuesto soviético la componen pagos de la economía nacional. La proporción de impuestos sobre la población es mínima. En 1939, la suma total de los impuestos sobre la población alcanzaba 6,5 mil millones de rublos, lo que representaba sólo el 4,2% de todos los ingresos presupuestarios”.156

La subordinación del hombre a la propiedad

El artículo 6 de la Constitución Soviética declara: “La tierra, sus depósitos, las aguas, los bosques, los molinos, las fábricas, las minas, los ferrocarriles, el transporte marítimo y aéreo, los medios de comunicación, las grandes empresas estatales agrícolas (haciendas estatales, estaciones de máquinas-tractoras), así como las viviendas básicas en las ciudades y zonas industriales son propiedad del Estado, es decir, pertenecen al pueblo entero”.

¡Lo curioso es que aunque el pueblo, a través del Estado, sea dueño de las riquezas nacionales, el Estado ruso se vea obligado a tomar tan extraordinarias medidas para defender esas riquezas contra el mismo pueblo!

Según una ley del 7 de agosto de 1932, “Sobre la Protección de la Propiedad de las Empresas Estatales, las Granjas colectivas, las Cooperativas y las Instituciones de Propiedad Socialista”, el robo de propiedades pertenecientes al Estado, los koljoz y cooperativas, robo en las vías de aguas o el ferrocarril, se castigan con pena de muerte por fusilamiento y confiscación de toda propiedad. Si hubiera circunstancias atenuantes, la pena sería encarcelamiento no inferior a diez años y confiscación de toda propiedad.157 Stalin bautizó esta ley como “el fundamento de la legalidad revolucionaria”.158

En realidad, esta ley rara vez se aplicó en casos de robo menor. El Presídium del Soviet Supremo de la URSS aprobó un decreto el 4 de junio de 1947 sobre la “protección de la propiedad privada de los ciudadanos”, cuyo primer artículo establece159: “El robo, esto es, la apropiación manifiesta o encubierta de la propiedad privada de los ciudadanos, es punible con el confinamiento en un campo de trabajo correctivo por un período que oscila entre cinco y seis años. El robo cometido por una banda organizada o en reincidencia es punible con el confinamiento en un campo de trabajo correctivo por un período que oscila entre seis y diez años.”160 Cualquier mitigación de la severidad de las sanciones por crímenes contra la propiedad era más aparente que real.

El mismo día, el Presídium promulgó un decreto sobre el “Desfalco de Propiedad Estatal y Pública” que incluía los siguientes artículos:

“1. Robo, apropiación, desfalco y cualquier malversación de la propiedad estatal será sancionado con pena de prisión en un campo de trabajo correccional por un período de siete a diez años, con o sin confiscación de propiedad.

2. Desfalco de propiedad estatal por segunda vez, o cuando sea cometido por una banda organizada o se realice a gran escala, será castigado con pena de prisión en un campo de trabajo correccional por un período de entre diez y veinticinco años, con confiscación de propiedad.

3. Robo, apropiación, desfalco o malversación de propiedades de granjas colectivas, cooperativas o demás propiedad pública será sujeto a sanciones de reclusión en campo de trabajo reformatorio por un período de entre cinco y ocho años, con o sin confiscación de propiedad.

4. Desfalco en granjas colectivas, cooperativas u otras propiedades públicas por segunda vez, o realizado a gran escala o por grupos organizados, será castigado con pena de prisión en un campo de trabajo correccional por entre ocho y veinte años, con confiscación de propiedad.”161

Un mes más tarde, la Procuraduría dio diez ejemplos de cómo se estaban aplicando los decretos:

“1. En la ciudad de Saratov, V. F. Yudin, anteriormente condenado por robo… sustrajo pescado de una fábrica. El 24 de junio de 1947… se le condenó a quince años de cárcel en los campos correccionales de trabajo.
2. El 5 de junio de 1947, en Moscú… K. V. Greenwald, previamente condenado por robo, se aprovechó de la ausencia de su vecino para introducirse en la habitación de la ciudadana Kovalev y robarle varios artículos domésticos… Greenwald fue condenado… a diez años de cárcel en los campos correccionales de trabajo. El 11 de junio de 1947, un electricista que trabajaba en el tendido eléctrico del ferrocarril Moscú-Riazan, D. A. Kiselov, robó pieles de un vagón… el 24 de junio, el tribunal de guerra del ferrocarril Moscú-Riazan condenó a Kiselov a diez años de prisión en los campos correccionales.
3. En el pueblo de Pavlov-Posad, en la zona de Moscú, L. N. Markelov… robó ropa de la fábrica textil de Pavlov-Posad. El 20 de junio de 1947, Markelov fue condenado a ocho años de encarcelamiento en los campos correccionales.
4. En el barrio Rodnikov de la región Ivánov, Y. V. Smirnov y V. V. Smirnov… robaron 375 kilos de avena de un koljoz. El 26 de junio de 1947 ambos fueron condenados a ocho años de prisión en los campos correccionales.
5. En el barrio moscovita de Kírov, E. K. Smirnov, chófer, fue detenido por robar 22 libras de pan de una panadería. El tribunal popular le condenó a siete años en los campos correccionales.
6. En Saratov, E. I. Gordeyev robó varios artículos de un almacén. El 21 de junio de 1947… Gordeyev fue condenado a siete años de cárcel en los campos correccionales.
7. En Kúibishev, E. T. Poluboyarov robó una cartera de un pasajero de tren… El 4 de julio se le condenó a cinco años de cárcel en un campo correccional.
8. El 7 de junio de 1947, en Kazan, en el mercado del koljoz, V. E. Bukin le robó dinero de las manos a la ciudadana Pustinski… El 20 de junio Bukin fue condenado a ocho años de cárcel en los campos correccionales.
9. El 6 de junio de 1947, en el pueblo de Subovka en el distrito Kutuzovsk de la región de Kúibishev, A. A. Shubarkin y V. G. Morozov robaron de un sótano 88 libras de patatas, propiedad de la ciudadana Presnyakov. El 17 de junio de 1947 ambos fueron condenados a cinco años de prisión en los campos correccionales.
10. El 5 de junio de 1947, en Moscú… K. V. Greenwald, previamente condenado por robo, se aprovechó de la ausencia de su vecino para introducirse en la habitación de la ciudadana Kovalev y robarle varios artículos domésticos… Greenwald fue condenado… a diez años de cárcel en los campos correccionales de trabajo.”162

Es altamente significativo, además, que esta rama de la justicia soviética sea tan severa, en comparación con la relativa tolerancia con que se trata el asesinato, el secuestro, y demás crímenes violentos. Parece claro que, en la Rusia estalinista, al individuo se le considera de mucho menos valor que a la propiedad.

Así el Código Penal de la RSFSR establece:

“Artículo 136. El homicidio premeditado, si se comete: a) por motivos mercenarios, por celos (a menos que se trate de lo referido en el artículo 138) o por cualquier otro motivo nocivo; b) por una persona sometida anteriormente a juicio por asesinato o por haber infligido graves daños, y que ha sufrido las medidas de defensa social impuestas por el tribunal; c) de forma que ponga en peligro la vida de muchos o que cause a la víctima profundo sufrimiento; d) con el objeto de facilitar o ocultar otro crimen de gravedad; e) por una persona con responsabilidad especial en el bienestar de la víctima; f) aprovechándose de la condición inerme de la víctima, comporta privación de libertad por un período de hasta diez años.

Art. 137. El homicidio premeditado, en caso de no cometerse en las circunstancias a las que se hace referencia en el artículo 136, entraña privación de libertad por un período de hasta ocho años.

Art. 138. El homicidio premeditado cometido bajo el impulso de la agitación emocional inesperada provocada por algún acto de violencia o insulto por parte del fallecido, entraña privación de libertad por un período de hasta cinco años o trabajos forzados hasta un año.”163

Otras penas establecidas por delitos de violencia contra las personas incluyen las siguientes:

“Art. 147. Privación ilegal de libertad a una persona mediante acto de violencia, entraña privación de libertad o trabajos forzados por un período de hasta un año.

Privar a una persona de su libertad de manera que se ponga en peligro la vida o la salud de la víctima o le produzca padecimiento físico, entraña privación de libertad hasta dos años.

Art. 148. Recluir a una persona cuerda en un asilo por motivos mercenarios o personales, entraña privación de libertad por un período de hasta tres años.

Art. 149. Secuestro, ocultamiento o cambio de los hijos de otra persona por motivos mercenarios, de venganza, o cualquier otro motivo personal, entraña privación de libertad por un período de hasta tres años.”164

Esta religión de reverencia a la propiedad afecta hasta a los miembros más débiles de la comunidad: los niños. Ya vimos que el secuestro de un niño implica una pena máxima de tres años de cárcel, mientras la pena a la que se condena a un niño por robo es mucho más dura. Aunque la justicia estalinista, tratándose de delincuentes juveniles, considera a los niños de doce años ya maduros y plenamente responsables por sus delitos, en materia civil se les trata como a menores. Por ejemplo, el Código de Leyes sobre el Matrimonio, la Familia y la Tutela de la RSFSR, establece que “se nombrarán tutores para los menores que no alcancen la edad de catorce años”165 y “se nombrarán curadores para aquellos menores entre la edad de catorce y dieciocho años”.166

Sin embargo, el 7 de abril de 1935 se promulgó una ley que abolía los tribunales para menores. “Con el objetivo de eliminar cuanto antes la criminalidad entre los menores”, se declaraba, “El Comité Ejecutivo Central y el Consejo de Comisarios del Pueblo decretan que: 1) los jóvenes de doce años en adelante, detenidos por robo, violencia, agresión física, mutilación, homicidio o intento de homicidio, serán presentados ante los tribunales de justicia criminal y condenados según las penas del Código Penal”.167 (Aparentemente, la pena capital seguía prohibida para los menores de dieciocho años, ya que el artículo 22 del Código, que tocaba ese punto, seguía vigente).

La ley entró pronto en vigor, como lo demuestra Izvestia, que, el 29 de mayo de 1935, informaba de que en poco más de dos semanas, un tribunal especial ya había condenado a muchos años de cárcel a sesenta “jóvenes delincuentes”.168 En algunos casos la ley se hizo sentir con más fuerza incluso al condenar a muerte a varios jóvenes. Así, a las dos semanas de promulgarse la terrible ley sobre delincuencia juvenil, un tribunal de Moscú condenó a muerte a un joven por robar en un tren.169

La defensa oficial de la aplicación de tan duras medidas —es decir, el aumento al doble de los casos de delincuencia juvenil en Moscú entre 1931 y 1934—170 no sirve de justificación y desmiente la leyenda de la “victoria del socialismo” y la “vida feliz y próspera que disfruta el pueblo”.

En 1940, la ley de 1935 se amplió para incluir a los niños mayores de doce años que cometieran actos que hicieran peligrar el tránsito vial, como por ejemplo soltar raíles o dejar objetos en la vía, etc. El decreto del 31 de mayo de 1941171 declara explícitamente que la ley de 1935 se aplica no sólo a los delitos deliberados sino también a los que resulten de la negligencia.

El 15 de junio de 1943, el gobierno decretó el establecimiento de colonias reformatorias especiales bajo el mando de la NKVD para la reclusión, sin procedimientos jurídicos, de niños de 11 a 16 años que carezcan de domicilio fijo y que hayan cometido robos u otras ofensas menores.172 Existen evidencias de que se encontraban niños entre los habitantes adultos de los campos de esclavos. Dallin escribe que “el Campo Zakamensk, en Siberia oriental, cuenta a gran cantidad de niños de la región de Moscú entre sus internos, muchachos y muchachas condenados por delitos criminales. Trabajan en las minas y en las plantas industriales cercanas”.173

Todo lo anterior ilustra la afirmación de Marx: “La ley y el crimen, es decir la lucha del individuo aislado contra las relaciones dominantes, tienen un origen que dista de ser puramente arbitrario. Al contrario, el crimen tiene sus raíces en las mismas condiciones que el poder que domina en aquel momento”.174 En la Rusia estalinista, el concepto de la naturaleza del crimen, y las penas impuestas a los delincuentes, tienen su origen en la subordinación de la humanidad a la propiedad, del trabajo al capital; es decir, en la contradicción fundamental que impulsa el orden del capitalismo burocrático de Estado.

Cambios en las relaciones de distribución

En sus Tesis de abril, Lenin afirmó que la política del partido era que “la remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y amovibles [susceptibles de ser destituidos] en cualquier momento, no deberá exceder del salario medio de un obrero cualificado”.175 En Estado y Revolución (agosto-septiembre de 1917) plantea la cuestión de cómo pagar los salarios inmediatamente después de la revolución socialista en una sociedad que “presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, el moral y el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuyas entrañas procede”.176 En tales circunstancias puede conseguirse lo siguiente. “la igualdad de todos los miembros de la sociedad con respecto a la posesión de los medios de producción, es decir, la igualdad de trabajo y la igualdad de salario”.177

Todos los ciudadanos se convierten en empleados a sueldo del Estado, el cual no es otra cosa que los obreros armados. Todos los ciudadanos pasan a ser empleados y obreros de un solo «consorcio» del Estado, de todo el pueblo. El quid de la cuestión está en que trabajen por igual, observando bien la medida de trabajo, y reciban por igual”.178 “Toda la sociedad será una sola oficina y una sola fábrica, con trabajo igual y salario igual”.179 Lenin planteó como “objetivo inmediato” de los bolcheviques, que “los técnicos, los capataces y los contables”, así como “todos los funcionarios” perciban “el salario de un obrero”.180

Unos meses después de la Revolución (en marzo de 1918), Lenin volvió a manifestar su apoyo a “la equiparación gradual de todos los salarios y sueldos de todas las profesiones y categorías”.181 Reconocía la necesidad de admitir ciertas excepciones en el caso de los especialistas, pues su reducido número y su hostilidad hacia el Estado obrero implicaba que fuera imposible aplicarles el mismo criterio. Aun así, Lenin insistió en que las diferencias en los ingresos debían ser inmediatamente mucho menores que bajo el zarismo, que en el futuro debía tenderse a una igualación cada vez mayor y, sobre todo, no dudó en caracterizar cualquier desigualdad impuesta al gobierno soviético como consecuencia del atraso, de “paso hacia atrás en la marcha hacia el socialismo”, y de concesión al capitalismo. Así, escribió: “No hace mucho, tuve una conversación sobre el particular con Schmidt, Comisario de Trabajo; él está de acuerdo con nuestra política y agregó que antes, en el capitalismo, el salario de un peón era de 25 rublos mensuales, mientras que un buen especialista no ganaba menos de 500 al mes, lo que supone una diferencia de 1 a 20; en la actualidad, los salarios más bajos son de 600 rublos, y los especialistas ganan 3.000, lo que hace una diferencia de 1 a 5. Por tanto, hemos hecho mucho para nivelar los salarios bajos y los sueldos altos, y seguiremos avanzando por el camino emprendido. Mas, por ahora, no podemos igualar la remuneración, y mientras haya pocos especialistas, no podremos renunciar a elevarles los sueldos.”.182 Los altos pagos a los especialistas “correspondían a relaciones burguesas, no socialistas”, eran “un paso atrás”, una concesión al capitalismo impuesta por la realidad objetiva al gobierno soviético.183

En 1919 el Partido Comunista Ruso expuso su política de sueldos en estos términos: “Mientras aspiramos a la igualdad de remuneración por todo tipo de trabajo y al comunismo completo, el gobierno soviético no puede considerar la consecución de esta igualdad como tarea inmediata; apenas estamos dando los primeros pasos en la transición del capitalismo al comunismo”.184 El X Congreso del Partido decidió que mientras “por diversas razones las diferencias de sueldo en función de la especialización deben mantenerse de momento, sin embargo, la política de sueldos debe desarrollarse sobre la base de la mayor igualdad posible entre los niveles de salario”.185

En el mismo Congreso se declaró necesario “adoptar medidas totalmente adecuadas para acabar con la desigualdad en las condiciones de vida, los sueldos, etc., entre los especialistas y los trabajadores responsables por un lado, y las masas trabajadoras por otro, ya que esta desigualdad subvierte la democracia y es fuente de corrupción para el Partido, además de rebajar la autoridad de los comunistas”.186 Sin embargo, bajo el régimen del Comunismo de Guerra se mantuvo una casi completa igualdad de sueldos y salarios. Según datos del estadista soviético Strumilin, el sueldo de los trabajadores mejor pagados en 1917 era un 232% del de los peor pagados, mientras que en 1921 representaba el 102%, es decir eran prácticamente iguales.187 (Por otro lado, las condiciones de escasez que predominaron bajo el Comunismo de Guerra muchas veces otorgaban a los oficiales la oportunidad de abusar de su control sobre las fuentes de abastecimiento y distribución).

La potencial igualdad de sueldos terminó al introducirse la Nueva Política Económica (NEP). En 1921-22 se introdujo una escala única de sueldos que abarcaba diecisiete grados, desde los aprendices hasta los más especializados y concedía al trabajador más cualificado tres veces y medio más que al trabajador no cualificado peor pagado. A los especialistas se les permitía ganar un máximo de ocho veces más que al trabajador no cualificado. Esto no afectaba a los miembros del Partido, que gozaban de una escala especial de sueldos muy por debajo de los especialistas de fuera del Partido.

Las diferencias en los ingresos eran mucho menores de las que existían antes de la Revolución. Los sueldos y salarios de los trabajadores del ferrocarril, antes y después de la revolución, servirán de ejemplo. En 1902, el sueldo de un guardavía era de 10 a 20 rublos mensuales, el de los maquinistas, de 30 a 60 rublos, mientras que los jefes de servicio del ferrocarril ganaban de 500 a 750 rublos por mes y el director general de 1000 a 1500 rublos.188 En marzo de 1924, las diferencias iban de 13,27 rublos de oro para los trabajadores de la vía a 26,80 rublos de oro para el personal administrativo.189

En la industria, el sueldo medio de los trabajadores, en marzo de 1926, era de 58,64 rublos chervonets, mientras que el gerente de una fábrica percibía 187,90 rublos chervonets si pertenecía al Partido y 309,50 si no.190

Otros factores mitigaron estas diferencias hasta la introducción del primer Plan Quinquenal. En primer lugar, a ningún miembro del Partido Comunista se le permitía ganar más que a un trabajador cualificado, medida de suma importancia, ya que la mayoría de los directores de empresa, departamentos de industria, etc. pertenecían al Partido. En 1928, el 71,4% del personal de las juntas directivas de los trusts eran miembros del Partido, igual que el 84,4% de la dirección de los “holdings” y el 89,3% de las empresas individuales.

Otro factor que hacía que las diferencias fueran, de hecho, mucho menores de lo que podían parecer, a juzgar por la escala única de sueldos, era que el número total de especialistas —una parte de éstos eran miembros de Partido, por lo cual no ganaban más que los trabajadores cualificados— era muy reducido. En 1928 constituían sólo el 2,27% de los trabajadores de la industria.

Un cuadro general de las diferencias en los ingresos en Rusia lo da el Manual Estadístico de la URSS de 1926 (en ruso), según el cual el sueldo medio anual de los trabajadores manuales en rublos pre-guerra, era de 465 en 1926-27. Al mismo tiempo el máximo permitido a los especialistas era de 1811. Aparte de la burguesía, los funcionarios de la NEP y los kulaks, sólo 114.000 personas percibían esta cantidad máxima. Representaban el 0,3% de los asalariados, y sus ingresos constituían sólo el 1% del ingreso nacional.191

Al introducirse los Planes Quinquenales bajo la bandera del “Socialismo Triunfante”, se dejó de lado toda la tradición bolchevique de igualitarismo. Stalin dirigió el ataque, al declarar: “Uravnilovka (término despectivo para referirse al igualitarismo) tiene su origen en la perspectiva campesina, la psicología de la división igual de todos los bienes, la psicología de un «comunismo» primitivo campesino. Uravnilovka no tiene nada en común con el socialismo marxista”.192 Ya nadie se atrevería a oponerse a las diferencias salariales en Rusia, por muy grandes que fueran. Molotov llegó al extremo de declarar, en el VII Congreso Soviético de la URSS: “La política bolchevique exige una lucha resuelta contra los igualitarios; ellos son cómplices del enemigo de clase, elementos hostiles al socialismo”.193

El reglamento que ponía límite al sueldo de los miembros del Partido se modificó en 1929 y más tarde[7] quedó abolido por completo. La ley según la cual los que tuvieran dos puestos —como era el caso de muchos especialistas— sólo podían percibir una vez y media el sueldo máximo, también se derogó. La ley general sobre los sueldos del 17 de junio de 1920194, que establecía que cualquier persona que rebasara la norma de producción a destajo no podía recibir más del 100% por encima del sueldo normal, también quedó derogada. Por otro lado, la ley que prohibía el pago a cualquier trabajador a destajo de menos de las dos terceras partes del sueldo básico, también se derogó.195

Ya no quedaba restricción alguna a la desigualdad en los salarios, que creció a un paso alarmante.

En 1934, las estadísticas rusas sobre la diferenciación entre trabajadores y empleados en función de los ingresos, dejaron de publicarse; sólo el sueldo medio de todos los trabajadores y empleados veía la luz pública, cifra que representaba un promedio de los ingresos de lavanderas, trabajadores no cualificados, trabajadores cualificados, especialistas, ingenieros en jefe, gerentes, etc.[8]

Pese a la falta de información, pueden deducirse ciertos hechos, por ejemplo, que se produjo un alza pronunciada en el nivel de los salarios de los burócratas, y una disminución igualmente notoria en los niveles salariales de los trabajadores.

Por ejemplo, en 1937, cuando los ingenieros de planta ganaban 1500 rublos mensuales, los directores 2000 rublos —a menos que el gobierno les concediera permiso especial para que percibieran más— y los trabajadores cualificados 200-300 rublos, el gobierno soviético introdujo un sueldo mínimo de 110 rublos mensuales para los trabajadores a destajo y 115 rublos para los trabajadores por hora. Que muchos trabajadores percibían sólo el mínimo lo demuestra el hecho de que la ley que fijaba los sueldos mínimos, produjo una cuota presupuestaria de 600 millones de rublos para 1938.196 En comparación con sueldos semejantes, 2000 rublos mensuales representaban una cantidad importante. Es más, además del salario fijo, los directores e ingenieros percibían sobresueldos cuyo nivel variaba según la medida en que la empresa rebasara las cuotas de producción establecidas en el plan económico. Por ejemplo, en 1948, se informó de que las tasas de sobresueldos percibidos por las gerencias de las empresas automovilísticas por concepto de cumplimiento o sobrecumplimiento de lo previsto en el plan era197:

Sobresueldo y porcentaje del salario básico

Por cumplimiento del plan Por cada porcentaje de sobrecumplimiento del plan
Gerencia (director, ingeniero jefe) hasta 30% hasta 4%
Dirección media (jefes de departamento) hasta 25% hasta 3%
Dirección inferior (jefes de taller, etc.) hasta 20% hasta 3%

Así que el director de una planta que rebasaba el plan por sólo un 10% recibía un sobresueldo del 70% del salario básico; un sobrecumplimiento del 20% representaba un sobresueldo del 110%, el 30%, un sobresueldo del 150%, y el 50% una bonificación del 230%.

Otra fuente de ingresos era el Fondo Ejecutivo, institución establecida el 19 de abril de 1936.198 Según la ley, el 4% del superávit previsto, y el 50% del excedente por encima de esta cifra debía ingresarse en el Fondo Ejecutivo. Un economista ruso ofrece datos para 1937, que demuestran las cantidades incluidas199:

Industria Cumplimiento del plan en % Coste real como % del coste previsto Fondo Ejecutivo (en millones de rublos) Fondo Ejecutivo por trabajador (rublos)
Petrolera 104,1 103,8 21,7 344,92
De la carne 118,6 104,1 51,9 752,69
De la bebida 108,8 103,0 86,0 1175,00

Puesto que el sueldo medio de todos los asalariados alcanzaba en 1937 sólo 254 rublos mensuales200, estas cifras demuestran que, superar las metas del plan, aunque fuera por un mínimo porcentaje, significaba que lo abonado al Fondo Ejecutivo anual representaba, en promedio por trabajador, más del sueldo medio mensual en la industria petrolera, más de tres sueldos mensuales de la industria cárnica, y más de cuatro y medio de la de bebidas. Según otro economista soviético: “En los cinco comisariados industriales, el Fondo Ejecutivo por trabajador alcanzaba el 6,3% del sueldo medio anual. En varias ramas, sin embargo, el porcentaje era mucho más elevado, alcanzando el 21,5% en la industria maderera, el 25% en las industrias de la piel y el zapato, y hasta el 55% en las industrias de la bebida, de la pasta y alimentaria”.201 Queda claro, por lo tanto, que se concentraron grandes sumas en manos de los gerentes de las industrias que empleaban a miles de trabajadores.

El propósito aparente del Fondo era proporcionar fondos para la construcción de casas para trabajadores y asalariados, centros de recreo, casas-cuna, jardines de infancia y escuelas de párvulos, y para bonificaciones por éxitos excepcionales en el trabajo, etc.

No existen datos sobre la distribución de fondos. Sólo disponemos de un indicio proporcionado por el diario Za Industrializatsiya, el 29 de abril de 1937, que dio a conocer cifras sobre la distribución del Fondo Ejecutivo en la fábrica Porchen de Kharkov:

“De los 60.000 rublos en el Fondo Ejecutivo, el gerente se apropió de 22.000 para su uso personal, el secretario del Comité del Partido de 10.000, el jefe de la oficina de producción de 8.000, el jefe de contabilidad de 6.000, el presidente del comité sindical de 4.000, el jefe de taller de 5.000.” 202

Otros sectores de las clases privilegiadas disponían también de sueldos sumamente altos. Una carta a Pravda del escritor Alexei Tolstói y el dramaturgo V. Vishnevski, con el propósito de “poner fin al malentendido sobre el nivel elevadísimo del sueldo de los autores por sus derechos de autor,”203 dio las cifras siguientes sobre los salarios de los escritores:

Sueldo mensual en 1936 Número de personas
Más de 10.000 rublos 14
6000 a 10.000 rublos 11
2000-5000 rublos 39
1000-2000 rublos 114
500-1000 rublos 137
hasta 500 rublos 4000 (aproximadamente)

Si se recuerda que en aquel año de 1936, el sueldo medio de los trabajadores y asalariados soviéticos era de 2.776 rublos, o sea 231 rublos mensuales204, huelgan los comentarios.

Hoy en día, los funcionarios del gobierno que, según Lenin, no debían ganar más que un trabajador medianamente cualificado, disponen de sueldos muy diferentes. Según un fallo de la Corte Suprema de la URSS del 17 de enero de 1938, los Presidentes y Vicepresidentes del Consejo de la Unión y el Consejo de las Nacionalidades gozan de salarios de 300.000 rublos al año, y cada diputado del Soviet Supremo gana 12.000 al año más 150 rublos para gastos por cada día de sesión.205 El Presidente del Soviet Supremo de la RSFSR y sus diputados recibían 150.000 rublos anuales.206 Se supone que los presidentes y vicepresidentes de las demás repúblicas federadas tienen sueldos parecidos. Durante la guerra, un soldado raso del ejército soviético recibía 10 rublos mensuales, un teniente 1000 y un coronel 2.400. En el ejército norteamericano, que no puede considerarse bajo ningún concepto un ejército socialista, el sueldo mensual del soldado alcanzaba 50 dólares, el teniente percibía 150 dólares y el coronel 333.207

Los funcionarios tienen acceso a otra posible fuente de ingresos, a saber, los diferentes premios estatales. El decreto que dio a conocer la creación de los premios Stalin, en honor a los sesenta años del dirigente, establecía un límite máximo de 100.000 rublos al valor de cada uno.208 Desde entonces el límite se ha incrementado a 300.000 rublos, y cada año se otorgan hasta mil premios, de un valor de entre 50.000 y 300.000 rublos, exentos de impuestos.

Otro indicador claro de las enormes diferencias de ingresos en Rusia es el impuesto sobre la renta. En 1940 registraba una gama de salarios desde un mínimo de 1.800 rublos anuales hasta 300.000.209

Un alto funcionario del gobierno, un gerente o un escritor de éxito, tiene casa en Moscú, casa de campo en Crimea, uno o dos coches, varios criados, etc., como mínimo.

Aun durante la guerra, cuando el estado de emergencia imponía la urgente necesidad de elevar al máximo como fuera la productividad de cada trabajador, seguían existiendo diferencias extremas en las condiciones de las distintas clases. Una sirvienta con dos hijos, uno de tres años y otro de diez, explicaba a Alexandra Werth en 1942: “Los niños viven principalmente de pan y té; el pequeño recibe un sucedáneo de la leche —¿qué otra cosa puedo darle?— fabricado con semillas de soja, sin sabor y casi exento de valor nutritivo. Este mes por mis cupones de carne sólo pude obtener un poquito de pescado. A veces consigo un poco de sopa en la cantina y eso es todo”.210

Al mismo tiempo escribe Werth en su diario: “La comida de hoy en el Club Nacional fue realmente suntuosa pues, a pesar de la escasez de comida en Moscú, parece que siempre hay bastantes de los mejores alimentos tratándose de un banquete para los altos funcionarios. De zakuski nos dieron el mejor caviar fresco, mucha mantequilla y salmón ahumado; luego esturión, escalopes de pollo à la Maréchal, después helado y café con coñac y licores; y en el centro de la mesa, la acostumbrada exposición de botellas”.211

La diferenciación en la sociedad rusa entre privilegiados y parias se manifestó muy gráficamente en el sistema de racionamiento durante la guerra. Se introdujo un sistema diferenciado, cosa que hubiera sido imposible de contemplar en los Estados democráticos de Occidente. Esto también trastornó al pueblo soviético, por lo cual ni Pravda ni Izvestia hicieron referencia alguna al asunto y el sistema de racionamiento en su conjunto permaneció envuelto en el misterio.212

En realidad, los artículos de lujo para los ricos costaban, en términos relativos, menos que los artículos básicos de los pobres. Se percibirá claramente repasando algunas cifras de la tasa del impuesto sobre la producción:

Grano 73-74%
Sal a granel 70-80%
Carne de vacuno 67-71%
Caviar 60%
Radios 25%
Automóviles 2%

Como resultado: “A mediados de 1948, el equivalente del coche Moskvich (que costaba 9.000 rublos) eran 310 libras de mantequilla (que costaba de 62 a 66 rublos por libra) mientras que en EEUU un coche algo mejor equivalía a casi 1750 libras de mantequilla”.214

Las diferencias en los ingresos produjeron grandes variaciones en la propiedad heredada. En los primeros meses de la revolución, según un decreto del 27 de abril de 1918, toda herencia superior a 10.000 rublos sería confiscada.215 Esto expresaba el espíritu del Manifiesto Comunista, una de cuyas reivindicaciones en la transición del capitalismo al socialismo era la abolición del derecho a la herencia. Pocos años más tarde la ley cambió radicalmente, y en 1929 existía ya una gama de impuestos sobre la herencia desde 1.000 rublos o menos hasta 500.000 rublos o más.216 Actualmente, el impuesto sobre la herencia no pasa del 10%, cifra bajísima comparada con los impuestos vigentes en los capitalistas Gran Bretaña o Estados Unidos.

Durante la última guerra varios informes publicados en la prensa rusa se referían a gente que había hecho préstamos de un millón de rublos o más al gobierno. Los “Amigos de la Unión Soviética” lo explicaban de la siguiente forma: “En la Unión Soviética el millonario adquirió sus rublos mediante su propio esfuerzo y por servicios prestados al pueblo y al Estado ruso”.217 Si analizamos esta información, encontramos que, en 1940, cuando el sueldo medio de los asalariados era de 4.000 rublos anuales, el trabajador medio hubiera tardado 250 años en ahorrar un millón de rublos, siempre y cuando no gastara absolutamente nada en sus propias necesidades. El millonario soviético gana 50.000 rublos de intereses por cada millón, lo que supera en mucho el sueldo de cualquier trabajador.

Sin embargo, la expresión más clara de estas diferencias sociales entre privilegiados y parias es el sistema de pensiones del Estado. Al morir un soldado raso que hubiera sido trabajador o empleado, su familia recibe una pensión de entre 52,4 y 240 rublos mensuales. Si no había sido ni trabajador ni empleado, su familia percibe 40, 70 ó 90 rublos, según si dependían de él una, dos, tres o más personas incapaces para trabajar. En las zonas rurales, sólo se recibe un 80% de estas sumas. En cambio, la familia de un coronel fallecido recibe 1.920 rublos mensuales.218 Los personas que dependían de un trabajador muerto en accidente de trabajo perciben un máximo de 200 rublos mensuales (salvo raros casos en que la cifra sube hasta 300).219 En contraste, algunos privilegiados reciben altas sumas al morirse el cabeza de familia. Muerto M. F. Vladimirski, diputado del Soviet Supremo, a su viuda se le otorgó una suma de 50.000 rublos más una pensión vitalicia de 2.000 rublos mensuales, mientras que su hermana obtenía una pensión de 750 rublos al mes.220 Al morir el Coronel-General V. A. Yuskevich, su viuda recibió una suma de 50.000 rublos y una pensión de 2.000 rublos al mes.221 La prensa está repleta de ejemplos parecidos.

Las relaciones antagónicas de distribución quedan manifiestas también en el sistema educativo.

El artículo 121 de la Constitución de Stalin de 1936 declara: “El ciudadano de Unión Soviética tiene garantizado el derecho a la educación, por la educación primaria universal y obligatoria y por la educación gratuita, incluyendo la educación superior”, etc. Pero aun si la educación es gratuita, no existe una igualdad real de oportunidades entre los hijos de los pobres y los ricos, puesto que los primeros se ven obligados a ganar dinero cuanto antes, ya que muchos padres no pueden mantener a sus hijos mientras estudian. No es sorprendente, pues, que la proporción de niños que se benefician de la educación vaya en descenso conforme aumenta el nivel educativo. En el año escolar 1939-40, por ejemplo, el número total de estudiantes en todos los centros educativos, era:222

Número (miles)
Escuela primaria (grados I a IV) 20.471
Escuela secundaria (grados V-VII) 9.715
Escuela secundaria superior (grados VII-X) 1.870
Escuelas técnicas y de fábrica 945
Universidades y Politécnicos 620

Saber el número de niños de diferentes edades en el país, nos permitiría calcular qué proporción de niños de cada edad asistía a la escuela. Aun sin disponer de esa información, sin embargo, y basándonos en las cifras arriba citadas, es obvia la disparidad entre las oportunidades educativas para niños de diferentes edades. Suponiendo que todos los niños de entre 7 y 11 años asistieran a la escuela, menos de la mitad de ellos tuvo la suerte de quedarse más de cuatro años. Sólo uno de cada diez disfrutó de más de siete años de escuela, y menos de uno de cada veinte completó el ciclo de diez años (frente a los diez años de educación obligatoria en la Gran Bretaña capitalista).

Incluso antes de que se empezara a cobrar la matrícula en las universidades, los institutos técnicos y demás escuelas superiores, muchos de los estudiantes que lograron llegar hasta allí tuvieron que dejar los centros antes de terminar sus estudios por problemas económicos. Entre 1928 y 1938, fueron admitidas en las facultades de ingeniería, que formaban a los estudiantes para la industria y el transporte, un total de 609.200 personas, de las cuales se graduaron sólo 242.300. Fueron admitidos 1.062.000 estudiantes en las escuelas técnicas, mientras que sólo se graduaron 362.700.223

En 1938, el 42,3% de todos los estudiantes de educación superior eran hijos de intelectuales.224 Desde entonces no se han vuelto a publicar datos sobre la composición social del cuerpo estudiantil, pero no cabe duda de que la proporción de estudiantes procedentes de “buenas” familias ha aumentado, a raíz de la imposición de pagos de matrícula a partir de 1940.

El artículo 146 de la Constitución de Stalin establece: “La Constitución de la URSS sólo puede enmendarse por decisión del Soviet Supremo de la URSS, apoyada por una mayoría de no menos de las dos terceras partes de los votos emitidos en cada cámara”. Esto no impidió al gobierno imponer pagos de matrícula en la educación secundaria superior y en la universitaria, sin tan siquiera reunir al Soviet Supremo para enmendar el citado artículo 21 de la Constitución, que decretaba que la educación debía ser gratuita. El decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo, publicado el 2 de octubre de 1940225 impuso un pago de 150 a 290 rublos por año en los niveles superiores de secundaria (VIII, IX y X grado) y de 300 a 500 rublos anuales en las facultades. Lo que significaban tales sumas puede calcularse comparándolas con el sueldo medio en ese momento —355 rublos mensuales— y teniendo en cuenta que muchos trabajadores, de hecho, no ganaban más de 150 rublos al mes. Es obvio que, en tales circunstancias, el pago de la matrícula representa efectivamente una barrera a la educación superior, sobre todo en aquellas familias con tres o cuatro niños.

Para colmo, el gobierno soviético tuvo la osadía de declarar que la imposición de tasas era reflejo de la cada vez mayor prosperidad del pueblo. Según el preámbulo del decreto: “Tomando en consideración el mayor nivel de bienestar material de los trabajadores y los enormes gastos que representa para el Estado soviético crear, mantener y equipar la creciente red de escuelas secundarias y superiores de la URSS, el Consejo de Comisarios del Pueblo reconoce la necesidad de hacer partícipes de parte de los gastos de la educación secundaria y superior a los propios trabajadores, y resuelve…”. La misma lógica nos llevaría a la conclusión de que en un país verdaderamente próspero se debe pagar incluso la educación elemental.

Se puede suponer que a los estudiantes les debía resultar muy obvio que la necesidad de pagar la matrícula no era evidencia de circunstancias de gran prosperidad. Entre el año escolar 1940-41, cuando se introdujeron las tasas, y el año 1942-3, un 20% de los estudiantes dejó la escuela superior en la RSFSR debido a “el proceso de selección que se operó a raíz de la introducción de pagos de matrícula y los nuevos métodos de distribución de becas”.226

Otro decreto, publicado el mismo día —2 de octubre de 1940— sobre “las Reservas de Trabajo del Estado en la URSS”, autorizó la conscripción anual de 800.000 a 1.000.000 de niños de entre 14 y 17 años de edad (la edad de los niveles VIII, IX y X) a la formación profesional obligatoria. Se estipulaba la cuota de niños que debía presentar cada región, y la responsabilidad de cumplir con el decreto recaía en los soviets de distrito y pueblo.227 Se establecieron comisiones que incluían al presidente del soviet de distrito o pueblo, un representante sindical, y el secretario local del Komsomol encargados de ordenar que cada escuela proporcionara cierto número de niños seleccionados por el profesor. Los alumnos de los niveles VIII a X están exentos, por lo cual el peso del decreto recae casi exclusivamente sobre las familias pobres. (La dureza de la disciplina a que están sometidos los jóvenes en las escuelas profesionales se evidencia en el hecho de que, por ejemplo, el marcharse sin permiso u otras transgresiones, se castigan con penas de hasta un año de reformatorio).228 Para ampliar la red, el Presídium del Soviet Supremo decretó, el 19 de junio de 1947, que los límites de edad se incrementaran; en ciertas industrias se elevó hasta los diecinueve años.229

Los dos decretos del 2 de octubre de 1940 recuerdan la circular expedida en 1887 por Delianov, Ministro de educación del zar Alejandro III. “El Ministro, deseando mejorar la calidad de los alumnos de secundaria” decidió que “a los hijos de los cocheros, criados, cocineras, lavanderas, pequeños comerciantes y gente similar no se les debe alentar a que pretendan ascender más allá del medio social al que pertenecen”.

En resumen, lo anterior demuestra claramente que la diferencia entre la desigualdad salarial, antes y después de la introducción del Plan Quinquenal, llega a tales extremos que deja atrás las diferencias cuantitativas, para entrar en el ámbito de las diferencias cualitativas. Si un especialista o gerente de fábrica recibe entre cuatro y ocho veces más que un trabajador no cualificado, eso no implica necesariamente que exista entre los dos una relación de explotación. Un trabajador cualificado, un especialista o un gerente produce, de hecho, más valor por hora trabajada que un trabajador no cualificado. Aun si el especialista percibe más de la diferencia entre los valores que producen, eso no significa que explote al trabajador. Por ejemplo, supongamos que en un Estado obrero, un trabajador no cualificado produce para sus necesidades en seis horas diarias, y que trabaja ocho horas, dedicando las dos restantes a la producción de servicios sociales, a incrementar la cantidad de medios de producción de que dispone la sociedad, etc. Dado que estas dos horas no representan trabajo para otro, sino para él mismo, no se le puede llamar plusvalía. Para no introducir términos nuevos, y para distinguir entre las seis horas y las dos, podemos llamar a estas últimas “plus trabajo”, y llamaremos a las seis horas “trabajo necesario”. Supongamos, por ejemplo, que la hora de trabajo no cualificado rinde el valor incorporado en una peseta. Así, el trabajador no cualificado produce 8 pesetas y recibe 6. Si el especialista produce 5 unidades de valor, o sea 5 pesetas, en una hora de trabajo y recibe 5 veces más que el trabajador, a saber 30 pesetas, la relación entre los dos no puede calificarse de explotación. Aun si ganara seis veces más que el trabajador, produciendo sólo cinco veces más, el sueldo del especialista sería de 36 pesetas mientras produce 40 pesetas de valor. Ahora bien, si gana 100 ó 200 pesetas, la situación sería completamente distinta, pues en este caso buena parte de sus ingresos sería necesariamente producto del trabajo ajeno.

Los datos disponibles demuestran, sin lugar a dudas, que, aunque la burocracia disfrutaba de una posición privilegiada durante el período anterior al Plan Quinquenal, sin embargo, en la mayoría de los casos, no recibía plusvalía del trabajo de otros. A partir de la introducción del plan, por el contrario, los ingresos de la burocracia procedían, en gran medida de la plusvalía.

La mala administración burocrática

Bajo el capitalismo, basado en la propiedad privada de los medios de producción, el capitalista tiene como norte financiero el automatismo del mercado, con su determinación ciega de los precios de los factores de producción y de la mercancía producida. Debe manejar un sistema de contabilidad preciso. Su castigo por un mal cálculo es la pérdida financiera; por un error grave, la bancarrota. En una economía estatalizada, en la que los precios se determinan en su mayoría administrativamente, y donde el salario del gerente de fábrica no tiene correlación alguna con la situación económica de la planta, el cálculo exacto se hace incluso más necesario, pues el gerente puede ocultar durante mucho tiempo los defectos de la empresa en caso de necesidad: pues no está sujeto a la ley del mercado solamente. Sin contabilidad adecuada, las distorsiones de una empresa pueden asimilarse en los cálculos de otras empresas, y así acumulativamente. El Kremlin castigará al gerente que fracasa, pero el fracaso sale a la luz sólo después de producirse. El carácter administrativo y terrible del castigo inminente (destitución, cárcel, etc.) sólo hace más imperioso el ocultamiento del gerente y representa un incentivo para que esos gerentes conspiren con otros funcionarios del régimen. Además, la dureza del castigo produce un alto grado de cautela, por no decir temor, en cualquier gerente que deba correr un riesgo o tomar una decisión. De ahí la marcada tendencia en el sector de la administración de empresas a deshacerse de la responsabilidad, aumentando “ad nauseam” el número de funcionarios improductivos. Ellos, a su vez, son altamente conscientes del carácter implacable y administrativo de los castigos que les esperan y, por tanto, de la medida en que su propio destino depende de decisiones arbitrarias que fluyen automáticamente de una política general que puede ser, y a veces es, reemplazada de la noche a la mañana por otra de carácter completamente distinto.

Finalmente, se reconoce generalmente que la complejidad y diversificación de todas las economías industriales modernas, requiere un grado máximo de iniciativa autónoma local y un amplio criterio administrativo. Pero eso va directamente en contra del carácter extremadamente burocrático del régimen ruso.

La industrialización estalinista está planificada, si por planificación entendemos dirección central. En el capitalismo privado la economía funciona ciegamente, de manera que, en un momento dado representa la suma de muchas decisiones particulares y autónomas.[9] En Rusia, sin embargo, el gobierno toma casi todas las decisiones. Sin embargo, si por “economía planificada” entendemos aquella economía en la que los componentes se ajustan y se regulan en un solo ritmo, con un mínimo de fricción, y, sobre todo, en la que la previsión prevalece en la toma de decisiones económicas, entonces la economía rusa es cualquier cosa menos planificada. El Primer Plan Quinquenal se introdujo bajo la presunción de que la agricultura seguiría en su mayor parte en manos campesinas privadas (los koljoz producirían sólo un 11,5% de la producción total de grano del país durante el último año del Plan).230 Acabó con el 70% de la agricultura en koljoz y sovjoz. Se proyectaba el siguiente aumento en la cantidad de ganado; 6,1 millones de caballos; ganado vacuno, 14,5 millones; cerdos, 12,2 millones; ovejas y cabras, 28,8 millones; en total, 61,6 millones.231 De hecho, la cantidad de caballos decreció en 13,9 millones, de ganado vacuno en 30,2 millones, cerdos en 14,4 millones; ovejas y cabras en 94,6 millones, en suma una disminución de 153,1 millones.232 El Plan suponía también que las relaciones entre los distintos ramos de la economía se basarían en el intercambio de mercado y sin embargo el período acaba con un régimen de racionamiento total. Se suponía además que el número de trabajadores empleados en el sector estatal de la economía aumentaría en un 33%233 —de hecho, se incrementó en un 96,6% —.234 Se suponía que el nivel de vida mejoraría; por el contrario, empeoró. Se suponía que los objetivos de producción de los distintos bienes estaban vinculados entre sí, sin embargo, el nivel de cumplimiento de las distintas metas registró una amplia variación. El Plan suponía que la población rural crecería en un 9,0%, la población urbana en un 24,4%, y la población total en un 11,8%; en realidad las cifras fueron respectivamente 1,1%, 40,2% y 8,1%. Lo mismo pasó con los siguientes Planes. La inflación (un aumento de no menos del 1500% en el nivel de precios durante las dos décadas de la “era del Plan”), la terrible hambruna de 1932-3, las duras medidas administrativas contra los campesinos y los trabajadores; éstos son algunos de los síntomas de la falta de perspectiva de la burocracia al administrar la economía, y de la falta de armonía entre los diversos elementos interdependientes de la economía.

Existía una absoluta falta de coordinación entre las diferentes fábricas. Por ejemplo, según el ingeniero jefe de la fábrica de tractores de Estalingrado, Demianovich, en octubre de 1940, se acumulaban 753 tractores por un valor de 18 millones de rublos, por falta de repuestos por un valor de 100.000 rublos que tenían que comprarse en pequeñas fábricas. Esto produjo una seria interrupción de la producción.235

Las dislocaciones de la economía se revelan también en un fenómeno que se da exclusivamente en Rusia en esta forma extrema; las distintas empresas productoras del mismo producto ofrecen enormes diferencias en los costos de producción. Así la producción de hierro crudo y acero por trabajador en diversas fábricas, en 1939, era la siguiente:

Planta Hierro (toneladas) Acero
Combina Magnitogorsk 2.840 1.168
Combina Kuznetsk 2.324 1.389
Planta Krivoy Rog 1.733
Zaporozhstal 1.679 1.074
Azovstal 1.642 664
Planta Kírov 2.102 523
Planta Dzerzhinski 785 529
Planta Petrovski 799 299
Planta Kramatorsk 725 293
Planta Ordzhonikidze 707 400
Planta Frunze 636 403

En el libro en que aparece este cuadro, se deja claro que la razón básica para estas grandes variaciones en la productividad del trabajo no reside en las diferentes condiciones naturales de producción, sino en el equipamiento técnico de las empresas.237 En muchos casos, aun cuando no había grandes diferencias en el equipo técnico de las distintas fábricas, los costos de producción sufren grandes variaciones. Izvestia señala: “Muchas veces dos empresas dependientes del mismo Ministerio y con el mismo equipamiento muestran costos de producción muy distintos; en un caso los gastos administrativos son hasta dos o tres veces mayores que en otro… Podría evitarse emplear a cientos de miles de trabajadores innecesarios y el costo de la producción podría reducirse considerablemente si se pone orden en lo que al personal se refiere”.238

Otra causa de las grandes diferencias de coste es la gran variación en la proporción de productos defectuosos. En su informe al Soviet Supremo sobre el presupuesto estatal de 1947, el Ministro de Finanzas, Zverev, informó que entre dos fábricas productoras de bombillas, los costos de producción de una excedían cinco veces los de la otra. La explicación era que en una de ellas la proporción de productos defectuosos era del 47,3% mientras que en la otra no pasaba del 7,3%.239 Es obvio que tales diferencias en los gastos de producción no podrían existir bajo el capitalismo privado; la empresa retrasada habría quedado rápidamente fuera de la producción. Desde un punto de vista económico, preservar las dos fábricas sin hacer intento alguno por igualar sus costos de producción representa un inmenso derroche.

La falta de coordinación entre las distintas industrias y la inconsistencia de su desarrollo quedan demostradas en la fluctuación espasmódica de los precios y en la falta de relaciones armoniosas entre ellos. El Dr. Jasny lo demuestra de forma muy clara; entre sus ejemplos figuran los siguientes:

“Se aprecia una tremenda falta de consistencia en la evolución de los precios de los troncos y la madera durante el período del plan. Después de un leve descenso en 1927-8, los precios de la madera se elevaron más del 100% a partir de abril de 1936. A partir de entonces no se registra cambio alguno de precio durante 13 años, a pesar de la inflación, la escasez de madera, y una tala de los bosques inaceptable en términos económicos. De nuevo los precios se multiplicaron por tres a partir del 1 de enero de 1949, alcanzando niveles aproximadamente 7 veces superiores a los de 1926-7.

Los troncos, empleados en grandes cantidades en la construcción en Rusia, bajaron de precio en un 14,7% entre 1926-7 y 1927-8, y se encarecieron mínimamente en 1936. Los precios se incrementaron otra vez en 1944, aunque poco, pero incluso después de esto alcanzaron niveles sólo ligeramente superiores a los de 1926-7. Luego, para compensar tal atraso, sufrieron un aumento del 450% de golpe en 1949. En términos aproximados, los precios de los troncos eran casi el 50% de los de la madera aserrada en 1926-27; en 1936, no pasaba del 20% de este último; en 1944 se elevó el porcentaje al 30 y en 1949 superó el 40%.

Los precios de las traviesas, un producto maderero sencillo, muestran otra tendencia; se doblaron en 1936, y otra vez en 1943. Se volvieron a doblar en 1949, con el resultado de que los precios efectivos el 1 de enero de 1949 eran diez veces superiores al nivel de 1927.”240

En otro libro, Jasny da nuevos ejemplos de la falta de coordinación entre los precios de productos en competencia o entre los precios de las materias primas y los productos manufacturados. “En 1933”, escribe, “el precio del queroseno para fines técnicos, libre de impuestos en destino, se elevó diez veces hasta alcanzar un precio casi 45 veces superior al precio del carbón del Donbass, a pie de mina. En 1949, el mismo queroseno costaba sólo seis veces más que el carbón. No existe justificación, ni siquiera explicación, para tales variaciones. La diferencia de precio entre el queroseno y el carbón es, sin duda, un caso extremo, sin embargo el gran número de fluctuaciones en los precios y en sus relaciones es casi infinito. En 1949, ciertos tipos importantes de acero laminado costaban de 5 a 6 veces más que el carbón; en la segunda mitad de 1950 esta relación era sólo de 3 a 1”.241 “Fue un gran error subir los precios de la maquinaria en un 30-35% un año (1949) para luego eliminar el aumento al año siguiente (1950); o aumentar los costos de transporte por ferrocarril mucho más para distancias cortas que para las largas (revisión de 1939) para luego hacer exactamente lo contrario en la siguiente revisión de 1949”.242

El ejemplo más llamativo de los burdos métodos empleados para ajustar los precios, y de la ausencia de relación alguna entre ellos, nos lo proporciona el mismo Stalin:

“Nuestros ejecutivos y planificadores, salvo algunas excepciones, conocen apenas cómo opera la ley del valor, no la estudian, y no la tienen en cuenta al hacer sus cálculos. De ahí la confusión que reina aún hoy en la esfera de la política de determinación de precios. Véase el siguiente ejemplo. Hace algún tiempo se tomó la decisión de ajustar el precio del algodón y el trigo en beneficio de la industria algodonera, establecer precios más correctos para el grano que se vendía a los productores de algodón y aumentar el precio del algodón entregado al Estado. Nuestros ejecutivos y planificadores presentaron una propuesta sobre el particular, que no dejó de asombrar a los miembros del Comité Central, ya que recomendaba fijar el precio de una tonelada de trigo en casi el mismo nivel que una tonelada de algodón, y que además la tonelada se considerara equivalente a la tonelada de pan cocido. Ante los comentarios de aquellos miembros del Comité Central en el sentido de que, el precio de una tonelada de pan tiene que ser mayor que la tonelada de trigo dado el gasto adicional que representa el molino y el horno, y que en general el algodón resultaba más caro que el grano, como lo demostraba el precio en el mercado mundial, los autores de la propuesta no hallaron nada coherente que decir. El Comité Central se vio obligado por ello a tomar control directo sobre el asunto, bajando el precio del trigo y aumentando el precio del algodón.”243

¡Qué despropósito! Y en los niveles más altos de la sociedad.

Otro fenómeno que indica la falta de integración entre las distintas fábricas es la aparición de un grupo de intermediarios que viven del descubrimiento de fábricas con excesos y déficits y arreglan intercambios entre ellas, violando los precios fijados por las autoridades. Planovoe Khoziaistvo informó de un caso en que una fábrica de maquinaria pesada prometió a una constructora, a cambio de 2,5 millones de ladrillos, no sólo el precio oficial de los ladrillos sino además 800 toneladas de carbón, 250 toneladas de madera, 11 toneladas de queroseno y varias cantidades de otros productos.244 Todo esto es ilegal y, sin embargo, común; el gobierno burocrático que lo prohibe es, a fin de cuentas, la causa de su aparición.

Otro ejemplo es el mercado del koljoz, que floreció particularmente durante la guerra, cuando los alimentos estaban racionados, y que representa en todos los sentidos un “mercado negro”.

De ahí también la aparición del “tolkach” —el proveedor— que recibe una enorme comisión, ilegalmente, por adquirir materiales, maquinaria, etc. De ahí también la importancia del blat, la influencia personal, para obtener material, maquinaria, etc., a los que el director de fábrica no tiene derecho. Las publicaciones rusas dan amplio testimonio de que esto es un fenómeno generalizado.

El grado de conflicto entre las empresas, los trusts, los glavks, los ministerios, etc. se manifiesta en la cantidad de pleitos entablados entre ellos. En 1938, por ejemplo, hubo 330.000 litigios en Gosarbitrazh (Consejo Estatal de Arbitraje, sistema especial de tribunales para disputas entre las entidades económicas).245 La cifra no incluye las disputas entre unidades económicas —glavks y fábricas dentro de un solo ministerio— de las que se ocupan las juntas arbitrales de departamento. Escribe Berman: “Son extraordinariamente variadas las disputas que consideran los Gosarbitrazh. Muchas surgen de la cuestión de la calidad de los bienes suministrados bajo contrato. Gran cantidad se refieren a los precios, pues a pesar del hecho de que son fijos, existen muchos mecanismos para eludir los precios establecidos”.246

Una de las causas más importantes de la mala administración burocrática son los súbitos y arbitrarios cambios en las decisiones del propio gobierno central. Veamos algunos ejemplos: Desde hace años ha sido artículo de fe pensar que cuanto más grande era la empresa tanto mejor funcionaba, independientemente de los niveles técnicos óptimos de eficiencia. Stalin declaró por ejemplo: “Todos los argumentos de «la ciencia» contra la posibilidad y conveniencia de crear grandes complejos de producción de grano de 50.000 a 100.000 hectáreas se han venido abajo”.247

En 1930 se organizó un koljoz que comprendía 50 aldeas y 84.000 hectáreas; otro incluía 29 aldeas y 33.553 hectáreas.248 Después de terribles pérdidas, sin embargo, el gobierno dio marcha atrás; en 1938, el koljoz medio representaba un área de 484 hectáreas de tierras cultivables. Durante nueve años, de 1928 a 1937, el entusiasmo por las grandes empresas dominó hasta que se produjo un cambio de posición después del cual se declaró “gigantomanía”, resultado de las perniciosas actividades de los “trotsko-fascistas”.

En otras ocasiones, se establecieron metas de producción ridículamente altas, con el resultado de ritmos de producción desmesurados, altos costos por la destrucción y deterioro de maquinaria, y pérdidas de material y mano de obra. Así, G. K. Ordzhonikidze, Comisario de la Industria Pesada, declaró ante la XVII Conferencia del Partido (30 de enero de 1932) que en 1932, la tarea debía ser la siguiente: “En el curso de un año debemos doblar la capacidad de las fábricas metalúrgicas, incrementándola hasta 13,5-14 millones de toneladas [de hierro]… ¿Qué significa cumplir el programa de producción de la industria del metal para el año 1932? Significa aumentar en 4 millones de toneladas la producción… ¿Cuánto tardaron los países capitalistas en conseguir semejantes aumentos? Inglaterra tardó 35 años, Alemania diez, Estados Unidos ocho. La URSS debe recorrer la misma distancia en un solo año”.249 En realidad, se tardó seis o siete años en cumplir el objetivo.

El órgano del Gosplan adoptó una posición todavía más absurda al preparar los objetivos para el segundo Plan Quinquenal, declarando que en 1937 la URSS produciría: 450-550 millones de toneladas de carbón, 150 millones de toneladas de petróleo crudo, 60 millones de toneladas de hierro crudo, 150 millones de kilovatios hora de energía eléctrica. La XVII Conferencia del Partido de enero de 1932 tuvo que recortar en más de la mitad el plan, y el XVII Congreso de enero de 1934 lo volvió a recortar al aprobar la versión final. La comparación entre los objetivos demuestra lo arbitraria y aventurada que fue la planificación del gobierno:250

Plan de producción para 1937

Plan Gosplan 1931 (millones) Conferencia 1932 Congreso 1934 Cumplimiento 1937
Carbón (Tm) 450-550 250 152,5 128
Petróleo (Tm) 150 80-90 46,8 30,5
Hierro (Tm) 60 22 17,4 14,5
Electricidad (kv.) 150 100 38 25,4

Otro incidente extraño, aunque típico. En 1931 un importante miembro del Consejo Supremo de la Economía Nacional se atrevió a decir que él no creía posible producir 60 millones de puds de algodón, sino que sólo se alcanzarían los 30 millones.251 Le llevaron a juicio y el acusador declaró: “Solo esas dos cifras son suficientes para demostrar el daño causado por la intervención de Sokolovski”. Sokolovski “confesó”, reconociendo que efectivamente sí se podían conseguir 60 millones. (La confesión no le sirvió de nada; su escepticismo le costó diez años de cárcel.) Cuatro años más tarde, en 1935, en un congreso de cultivadores de algodón, el Comisario de Industria Ligera, Lubimov, y el Comisario de Agricultura, Chernov, informaron a Stalin que el gran éxito del programa de cultivo del algodón permitiría que ese año se produjeran… ¡32 millones de puds de algodón! Stalin consideró inalcanzable la cifra y les preguntó “¿No os habréis dejado llevar por el entusiasmo?”252

Resumiendo, se puede decir que en Rusia, en vez de un auténtico plan, se desarrollan métodos estrictos de autoritarismo estatal para llenar los huecos que dejan en la economía las decisiones y actividades del propio gobierno. En vez de hablar de una economía planificada soviética, sería mucho más exacto hablar de una economía burocráticamente dirigida. Efectivamente, la dictadura política burocrática, totalitaria ayuda a superar las consecuencias de la mala planificación, la cual es a su vez producto de la misma burocracia.

Al mismo tiempo no debemos cometer el error de suponer que la mala administración que corroe la economía nacional rusa necesariamente hace imposible logros reales, para no decir extraordinarios. De hecho, hay una fuerte unidad dialéctica entre la mala administración burocrática y el auge de la industria rusa. Sólo el atraso de las fuerzas de producción del país, el gran salto hacia su rápida expansión (junto con una serie de factores relacionados con esto) y, sobre todo, la subordinación del consumo a la acumulación de capital, pueden explicar el ascenso del capitalismo burocrático de Estado.

Rusia: un gigante industrial

El esfuerzo y el sacrificio del pueblo elevaron a Rusia, pese a la mala administración burocrática y el desperdicio de recursos, a la categoría de gran potencia industrial, pasando, en términos de producción, de la cuarta posición en Europa y la quinta en el mundo, a la primera posición en Europa y la segunda del mundo. Salió del retraso para convertirse en un país industrial moderno, poderoso y avanzado. La burocracia se ha ganado, pues, el mismo elogio que mereció la burguesía en los escritos de Marx y Engels: “Ha sido ella la primera en demostrar lo que puede realizar la actividad humana; ha creado maravillas muy distintas a las pirámides de Egipto, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas… La burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones… Ha creado urbes inmensas… sustrayendo una gran parte de la población al idiotismo de la vida rural… La burguesía, a lo largo de su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas.”253

El precio pagado por tantos éxitos, como es sabido, ha sido la miseria humana a una escala imposible de calcular.

Desde el punto de vista socialista, sin embargo, el criterio decisivo no es el crecimiento de la producción en sí, sino las relaciones sociales que acompañan este enorme desarrollo de las fuerzas productivas. ¿Trae consigo una mejora de la posición económica de los trabajadores, un aumento de su poder político, un fortalecimiento de la democracia, una reducción de la desigualdad económica y social y una disminución de la coerción estatal? ¿Se planifica el desarrollo industrial? Y si es así, ¿quién planifica, y en beneficio de quién? Estos son los criterios socialistas básicos del avance económico.

Marx preveía que el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo llevaría a la humanidad hacia una crisis que ofrecía sólo dos salidas: la reorganización socialista de la sociedad o el hundimiento en la barbarie. La amenaza de la barbarie toma la forma, en nuestra experiencia, de vincular las fuerzas productivas de la humanidad, la industria y la ciencia, a la maquinaria de la guerra y la destrucción. El lugar que ocupa Magnitogorsk y Oak Ridge en la historia humana no quedará determinado por sus inmensos logros materiales, sino por las relaciones sociales y políticas que son su fundamento.

Notas a pie

[1]    Cabe apuntar, sin embargo, que en los libros dedicados al mercado extranjero, como el Manual sobre los sindicatos soviéticos (Moscú 1937) de Lozovski, pp.56-7, se habla de los convenios colectivos como si aún siguieran vigentes.

[2]    El trabajador ruso, comparado con el británico hoy en día, está en peores condiciones que el trabajador ruso bajo el Zar, comparado con el trabajador británico de aquel entonces. Queda claro si comparamos el anterior cuadro con el siguiente comentario de Dobb: “En la Rusia zarista… el sueldo medio en minas y fábricas en 1913 se estima generalmente entre 20 y 25 rublos mensuales, o sea el equivalente de entre 40 y 50 chelines en moneda británica según su poder de compra en aquella época (a saber, entre 10 y 13 chelines por semana). Esto representa menos de la mitad de la cifra británica de la época.” M. Dobb, Soviet Economic development since 1917, Londres 1948, pág. 59.

[3]    Esto incluye el pago al aparato administrativo. Según un artículo de A. Teriaeva: “Fortalecimiento orgánico-económico de los koljoz unificados”, Voprosy Ekonomiki, 1950, Nº 12, los pagos a la administración, tomando en cuenta el tamaño del koljoz, representaban la siguiente proporción de los trudodni en su conjunto: koljoz de hasta 20.000 trudodni, el 8%; de 20 a 35 mil, el 7%; de 35 a 55.000, el 6%; de 55 a 75.000, el 5%; de 75 a 100.000 el 4%; 100.000 en adelante, el 3%.

[4]    Trudoden – literalmente significa jornada laboral pero se emplea actualmente con el sentido de una unidad abstracta de trabajo en el koljoz. Un día del trabajo menos cualificado equivale a medio trudoden, un día del trabajo más altamente cualificado a dos trudodni y medio.

[5]    En un sentido fundamental el proceso de la colectivización se distingue de la transformación realizada en Gran Bretaña. Pues en este país, el desalojo de los campesinos creó un excedente de productos agrícolas que se vendían en los pueblos. En Rusia el gobierno se apropió de la mayor parte del excedente de productos agrícolas en forma de impuestos, sin dar nada a cambio.

[6]    Sobre los ingresos e impuestos actualmente vigentes en Rusia, véase la sección “Cambios en las relaciones de distribución”, más abajo.

[7]    Este reglamento se retiró tan secretamente que no se sabe exactamente cuándo ocurrió, sólo las noticias en la prensa rusa hicieron evidente que, en 1934 ya había dejado de existir.

[8]    Es interesante señalar que un libro soviético sobre estadísticas económicas lanzó una crítica contra la costumbre en las estadísticas estadounidenses de incluir en el cálculo de sueldos los salarios de los ejecutivos, elevando así el promedio de sueldos y salarios (Diccionario Manual de Estadísticas socioeconómicas, Moscú 1948, p.12). Parece que lo que vale para una cosa no vale para otra.

[9]    Cae fuera del presente estudio el interesante tema del plan centralmente dirigido bajo el capitalismo privado actual, sobre todo tal y como se ha manifestado ante las exigencias de la guerra.

Referencias

  1. Ver la descripción de las transformaciones en la gestión de la economía de la URSS en G. Bienstock, S.M. Schwartz y A. Yugow, Management in Russian Industry and Agriculture, Oxford University Press, 1944.
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  17. V.I. Lenin, Obras (en castellano), 5ª edición Moscú, 1986, tomo 42, p. 214. (Todas las citas de Lenin se han tomado de esta edición. N del T.)
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  20. Trud, 23 de abril de 1949.
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  23. Id., 1947, nº 2.
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  25. G.N. Alexándrov y D.M. Genkin (ed.), La legislación laboral soviética (en ruso), Moscú, 1946, p. 106. Ver también G.N. Alexándrov y G.K. Moskalenko (ed.), La legislación laboral soviética (en ruso), Moscú, 1947, p. 100-101.
  26. El código laboral de la RSFSR (en ruso), Moscú, 1937, artículo 58, p. 28.
  27. Goliakov, ob. cit., p. 15.
  28. Trud, 13 abril 1952.
  29. F. Neumann, Behemoth, Londres, 1942, p. 352-353.
  30. Id., p. 353. Mi subrayado.
  31. Baikov, ob. cit., p. 222.
  32. G. Sorokin, La planificación socialista de la economía nacional de la URSS (en ruso), Moscú, 1946, p. 95.
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  34. Trud, 20 de abril de 1949.
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  43. Izvestia, 2 abril 1936.
  44. J. Maynard, The Russian Peasant: And other Studies, Londres, 1942, p. 340.
  45. Sobre los primeros casos de asesinatos y de sabotaje contra los estajanovitas después de la introducción del estajanovismo, ver Izvestia, 23 de agosto de 1935, 27 de setiembre de 1935, 2 y 5 de octubre de 1935 ; Pravda, 2, 21 y 22 de noviembre 1935 ; Trud, 1 de noviembre de 1935. Se podrían citar muchos más casos.
  46. Beskin, ob. cit., p. 31.
  47. V.I. Lenin, Obras, ob. cit., tomo 24, p. 390.
  48. Código laboral, 1922 (en ruso), Moscú, 1922, artículo 37.
  49. Citado por V. Serge, Russia Twenty Years After, Nueva York, 1937, p. 66.
  50. Colección de leyes y ordenanzas del gobierno obrero-campesino de la URSS (más tarde se citará como: Leyes: URSS) (en ruso), Moscú, 1932, nº 84 artículo 516.
  51. Izvestia, 17 diciembre 1930.
  52. Código laboral de la RSFSR (en ruso), Moscú, 1937, artículo 37, p. 20.
  53. Za Industrializatsiu, 12 de febrero de 1931; Colección de decisiones y ordenanzas del gobierno de la URSS (más tarde se citará como: Decisiones: URSS) (en ruso), Moscú, 1938, nº 58, artículo 329.
  54. V. Serge, ob. cit., p. 68.
  55. Colección de leyes y ordenanzas del gobierno obrero-campesino de la RSFSR (más tarde se citará como: Leyes: RSFSR), (en ruso), Moscú, 1932, nº 85, artículo 371.
  56. Decisiones del Comité central del Partido comunista de la Unión Soviética (bolchevique) el del Consejo de comisarios del pueblo de la URSS, sobre los problemas clave de la edificación socialista, (en ruso), Leningrado, 1933, p. 127-130.
  57. Decisiones: URSS 1939, nº 1 artículo 1.
  58. La gaceta del soviet supremo de la URSS, (en ruso), Moscú, 1940, nº 20.
  59. Izvestia, 30 de diciembre de 1940.
  60. Bloknot Agitatora (órgano del Secretariado de propaganda y agitación del Comité central moscovita del partido), Moscú, 1952, nº 4, p. 41-42.
  61. La gaceta del soviet supremo de la URSS, (en ruso), Moscú, 1940, nº 42.
  62. Alexándrov y Genkin, ob. cit., p. 278.
  63. Id., p. 273-274.
  64. Id., p. 275.
  65. Ver G.N. Alexándrov, La legislación laboral soviética, 1949.
  66. Leyes: RSFSR 1927, nº 49, artículo 330; y El código penal de la RSFSR (en ruso), Moscú, 1937, artículo 58, punto 14. El subrayado es mío.
  67. V. Gsovski, Soviet Civil Law, Ann Arbor, 1948, Vol. I, p. 805.
  68. Código laboral: 1922, (en ruso), Moscú, 1922, artículo 129, p. 18.
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  71. Russian News Bulletin, 30 de julio de 1941.
  72. S. Wolfsson, “ El socialismo y la familia”, en Pod Znamenem Marksizma (órgano teórico del partido), Moscú, 1936, citado por R. Schlesinger, The Family in the USSR, Londres, 1949, p. 287.
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  83. Suplementos al orden del Consejo de los comisarios del pueblo de la URSS y del Comité central del Partido comunista de la Unión Soviética, (en ruso), nº 127, 17 de enero de 1941. Ninguna fecha ni lugar de publicación dados. Copia fotográfica hecha por Universal Press para el American Council of Learned Societies, Nueva York, 1950.
  84. Id., p. 10.
  85. Dallin y Nicolaevski, ob. cit., p. 165.
  86. Pravda, 28 de marzo de 1953.
  87. Izvestia, 20 de diciembre de 1937.
  88. A. Ya. Vishinski (ed.), El derecho del Estado Soviético, (en ruso), Moscú, 1938, p. 514-515.
  89. El plan quinquenal de la construcción económica nacional de la URSS 3ª edición. (más tarde se citará como: 1º Plan), (en ruso), Moscú, 1930, Vol. I, p. 132; El segundo plan quinquenal por el desarrollo de la economía nacional de la URSS (más tarde se citará como: 2º Plan), (en ruso), Moscú, 1934, Vol. I, p. 429.
  90. 1º Plan, Vol. II, 1ª parte, p. 250 ; 2º Plan, Vol. I, p. 172, 522, Vol. II, p. 291-292, 296; Pravda, 19 de febrero de 1941 ; La edificación socialista de la URSS: Anuario de estadísticas, 1936, (más tarde se citará como: La edificación socialista, 1936), (en ruso), Moscú, 1936, p. 192, 195, 201, 204, 206; La edificación socialista de la URSS 1933-1938. (más tarde se citará como: La edificación socialista, 1933-1938), (en ruso), Moscú, 1938, p. 73 ; Pravda, 10 de marzo de 1950 ; Izvestia, 17 de abril de 1951.
  91. La edificación socialista, 1933-1938, p. xxiv-xxv.
  92. A. Baikov, Soviet Foreign Trade, Princeton, 1946, Tablas en anexo, IV y VI.
  93. 1º Plan, Vol. I, p. 145,147; Vol. II, 1ª parte, p. 248-251 ;2º Plan, Vol. I, p. 172, 522; Vol. II, p. 276, 278-280, 291-292, 296 ; La ley sobre el plan quinquenal por la reconstrucción y el desarrollo de la economía nacional de la URSS para 1946-1950, (más tarde se citará como: 4º Plan), (en ruso), Moscú, 1946, p. 11-13; Pravda, 6 de octubre de 1952.
  94. Calculado a partir de : 1º Plan, Vol. I, p. 145, 147 ; Vol. II, 1ª parte, p. 248-251 ; Resumen de la realización del plan quinquenal de la construcción económica nacional de la URSS (más tarde se citará como: Realización 1º Plan, (en ruso), Moscú, 1933, p. 83,95,105,121 ; 2º Plan, Vol. I, p. 172, 522, Vol. II, p. 276, 278-280, 291-293, 296; 4º Plan, p. 11-13; Izvestia, 17 abril 1951. (No hay referencia a la realización del 3º plan quinquenal (1938-1942), por que la guerra lo interrumpió, y no se publicaron cifras algunas de realización.)
  95. La edificación socialista, 1936, p. 3.
  96. S.N. Prokopovich, Russlands Volkswirtschaft unter den Sowjets, Zurich, 1944, p. 302.
  97. 1º Plan, Vol. 1, p. 20; V.P. Diachenko (ed.), Las finanzas y el crédito en la URSS, (en ruso), Moscú, 1938, Vol. 11, p. 184; 4º Plan, p. 9; La economía nacional de la URSS (en ruso), Moscú, 1948, Vol. II, p. 185.
  98. La economía nacional de la URSS (en ruso), Moscú, 1948, Vol. II, p. 129,
  99. Prokopovich, ob cit., p. 306.
  100. N. Jasny, The Socialized Agriculture of USSR, Stanford, 1949, p. 777-778.
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  104. Id., p. 76.
  105. Calculado a partir de las cifras sobre la producción de los bienes de consumo citadas arriba.
  106. V.V. Kúibishev, Artículos y discursos, 1930-1935, (en ruso), Moscú, 1935, p. 131.
  107. 1º Plan, Vol. II, 2ª parte, p. 292-293 ; Realización 1º Plan, p. 186; 2º Plan, Vol. I, p. 533.
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  120. Estas cifras son extraídas del Plan del Estado por el desarrollo de la economía nacional de la URSS de 1941, nº127, 17 de enero de 1941, ob. cit., p. 11.
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  146. A.K. Suchkov (ed.), Ingresos del presupuesto del Estado de la URSS (en ruso), Moscú, 1945, p. 14; Plotnikov, ob. cit., p. 17, 26,102,181, 259; N.N. Rovinski, El presupuesto del Estado de la URSS (en ruso), Moscú, 1949, p. 72; La economía nacional de la URSS en 1950, (en ruso), Moscú, 1950, p. 393; La economía nacional de la URSS en 1951, (en ruso), Moscú, 1951, p. 337; Planovoe Khoziaistvo, 1952, nº2, p. 20.
  147. Suchkov, ob. cit., p. 16.
  148. N. Jasny, The Soviet Price System, Stanford, 1951, pp. 164-165.
  149. M. Dobb, Soviet Planning and Labour in Peace and War, Londres, 1942, pp. 61-62.
  150. M. Dobb, Soviet Economic Development since 1917, ob. cit., p. 371-372.
  151. Prokopovich, ob. cit., p. 316; Bolshevik, nº 12, 1950.
  152. PCUS: resol., Moscú, 1932, 4ª ed., Vol. 1, p. 22.
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  154. La edificación socialista, 1935, p. 644; Jasny, The Soviet Price System, ob. cit., p. 78.
  155. La edificación socialista, 1936, pp. 646-647 ; Jasny, Id.
  156. Zverev, ob. cit., p. 43.
  157. Leyes: URSS, 1932, nº62, artículo 360.
  158. J.V. Stalin, Obras (en ruso), Vol. VIII, p. 209.
  159. Esta cita y las dos siguientes son de Gluckstein, ob. cit., p. 204-205.
  160. Pravda, 5 de junio de 1947.
  161. Id.
  162. Pravda, 9 de julio de 1947.
  163. El código penal de la RSFSR (en ruso), Moscú, 1937, p. 70-71.
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  165. Código de Leyes sobre el Matrimonio, la Familia y la Tutela de la RSFSR, (en ruso), Moscú, 1948, p. 19, artículo 69.
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  167. Leyes: URSS, 1935, nº 19, artículo 155.
  168. Citado por M. Yvon, L’URSS telle qu’elle est, París, 1938, p. 243.
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  172. I.T. Goliakov (ed.) Código Penal, (en ruso), 3ª edición, 1943, p. 137. Citado por Gsovski, ob. cit., Vol. 1, p. 122.
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  174. K. Marx y F. Engels, Obras (en ruso), Vol. IV, p. 312.
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  177. Lenin, ob. cit., p. 102.
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  181. Lenin, Obras, tomo 36, p. 79.
  182. Lenin, ob. cit., tomo 38, p. 20.
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  184. PCUS : Resol., 4ª edición, Vol. I, p. 337.
  185. Id., p. 444.
  186. Actas del Xº Congreso del Partido comunista ruso (bolchevique) celebrado en Moscú, marzo de 1921, (en ruso), Moscú, 1933, p. 317.
  187. S.G. Strumilin, Salarios y productividad del trabajo en la industria rusa en 1913-1922, (en ruso), Moscú, 1923, p. 35.
  188. M.N. Pokrovski (ed.), 1905, (en ruso), Moscú-Leningrado, 1925, Vol. 1, p. 439.
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  195. Id. Abrogado el 17 de marzo de 1934 (Leyes : URSS 1934, nº15, artículo 109).
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  213. Ver arriba.
  214. Jasny, The Soviet Price System, ob. cit., p. 44-45.
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  227. Directivos del Partido Comunista de la Unión Soviética (bolchevique) y las Decisiones del Gobierno Soviético sobre la educación. Colección de Documentos 1917-1947, (en ruso) Moscú-Leningrado, 1947, Vol. II, p. 109-111.
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  240. N. Jasny, Soviet Prices of Producers’ Goods, Stanford 1952, pp. 83-84.
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  243. J.V. Stalin, Economic Problems of Socialism in the USSR, Moscú 1952, pp24-25.
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  245. H.G. Berman, Justice in Russia : An Interpretation of Soviet Law, Cambridge, Massachusetts, 1950, p. 66.
  246. Id. p. 76-77.
  247. Stalin, en Pravda, 7 de noviembre de 1929, Problemas del Leninismo, p. 301. En las Obras de Stalin (en ruso), Vol. XII, p. 129, el mismo artículo es reproducido con la sustitución de 40-50.000 hectáreas por 50-100.000 hectáreas.
  248. Izvestia, 20 de enero de 1930.
  249. G.K. Ordzhonikidze, Desarrollo Industrial en 1931 y las tareas para 1932, Moscú, 1932, p. 40-41.
  250. Planovoe Khoziaistvo, 1931, nº5-6, p. 29; 2º Plan, Vol. II, p. 276, 278-280.
  251. Izvestia, 8 de marzo de 1931.
  252. Komsomolskaia Pravda, 6 de diciembre de 1935. Citado por Gordon, ob. cit., p. 389-390.
  253. K. Marx y F. Engels, “Manifiesto Comunista”, en Obras Escogidas (en castellano), 1973, Moscú, Tomo I, pp. 113-115.

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