Marx21
Es Ca
Los argumentos de la derecha sobre un exceso de población a menudo se basan en ideas racistas y colonialistas. Dicen que hay demasiadas personas en el sur global. Pero la izquierda a veces también utiliza argumentos basados ​​en la sobrepoblación, vinculándolos con el uso de recursos.
Incluso algunos de los mejores autores sobre el tema pueden caer en la trampa que vincula directamente la cifra de población con el consumo.
Pero los y las socialistas debemos culpar a la producción capitalista por el agotamiento de los recursos, la destrucción del medio ambiente, etc. Hay una razón simple para esto, inherente a la naturaleza de la producción capitalista: el “desperdicio” y la “sobreproducción”.
En un texto clave sobre el capitalismo y el desperdicio (“Waste: US 1970”), el economista marxista Michael Kidron argumentó que en ese año se desperdició el 60% de la producción de EEUU. Lo que Kidron señaló es que, desde el punto de vista de la sociedad en general, grandes cantidades de producción —la industria de armamentos, la publicidad, el consumo de lujo…— realmente son desperdicios.
Para Kidron, esto era particularmente importante dado que esta producción de desperdicios no contribuía a una mayor acumulación de capital productivo. Pero creo que también deberíamos verlo como un desperdicio desde el punto de vista de la extracción de recursos, el trabajo humano y el uso de energía.
Los desperdicios de este tipo son “consumidos” o utilizados (las armas se utilizarían en caso de guerra), pero en estos casos no están necesariamente vinculados al tamaño de la población, y ciertamente no se vinculan al consumo individual de la mayoría de la misma. Los ricos son un caso aparte.
Sin embargo, lo más importante es la tendencia del capitalismo hacia la sobreproducción.
Ésta es el resultado de la competencia entre bloques de capital. A medida que los bienes se fabrican con fines de lucro, los capitalistas intentan maximizar la producción para obtener un trozo del pastel, y se producen muchos más bienes de los que se pueden comprar (consumir). Todos estos productos no vendidos que se tiran en vertederos representan, por lo tanto, recursos, mano de obra y energía desperdiciados.
Finalmente, la naturaleza peculiar de la producción capitalista significa que productos perfectamente viables se rechazan como desperdicios simplemente porque no se consideran vendibles.
Esto es particularmente destacable (y desagradable) en la agricultura, donde se desperdicia alrededor del 30% de los alimentos. En un estudio realizado en 2018 por Feedback, Farmers talk food waste, sobre el papel de los supermercados en los desperdicios de cultivos en las granjas del Reino Unido, los agricultores afirman que “el desperdicio de alimentos es del 10 al 16% en años comunes, lo que equivale a entre 22.000 y 37.000 toneladas: suficiente comida para abastecer con cinco porciones de frutas y verduras al día durante todo un año a entre 150.000 y 250.000 personas”.
El 66% de los agricultores encuestados por Feedback dijeron que los minoristas impulsaban el desperdicio de alimentos al poner demasiado énfasis en la apariencia. Según el informe, el sindicato de granjeros explicó que en 2014 se desperdició una quinta parte de la cosecha de la manzana Gala porque no cumplía con la especificación de que las manzanas tenían que ser rojas en un 50%.
Dado que la producción no equivale al consumo, sería erróneo argumentar que el problema del agotamiento de los recursos es que muchas personas consumen demasiado. Más bien, el problema es el sistema capitalista en el que son inherentes el desperdicio y la sobreproducción.
Los argumentos de la derecha sobre la “sobrepoblación” esencialmente permiten que el capitalismo se escaquee de su culpa, ya que quieren defender el sistema.
De la misma manera, los argumentos de la izquierda sobre el “exceso de consumo” cometen un error parecido y acaban culpando a las personas, no al sistema.


Este texto se basa en notas en Facebook del activista anticapitalista y contra el cambio climático, Martin Empson.