Nick Clark
El partido griego de izquierda, Syriza, fue expulsado del gobierno en las elecciones del pasado domingo, después de cuatro años de hacer cumplir la austeridad y el racismo.
Los conservadores de Nueva Democracia consiguieron la mayoría absoluta en el Parlamento griego, solo cuatro años después de ser expulsados del gobierno por una combativa Syriza con un programa radical.
El resultado debería ser una lección y una advertencia grave para los partidos de izquierda que esperaban seguir sus pasos.
Tras admitir la derrota el domingo, el líder de Syriza y ex primer ministro Alexis Tsipras dijo que el partido “protegerá los derechos de los trabajadores con una oposición responsable pero dinámica”. “Deseo y espero que el regreso de Nueva Democracia al gobierno no conduzca a la venganza”, agregó.
Fue un largo camino desde su discurso de victoria de enero de 2015, que prometía terminar “de manera indiscutible con los memorandos de austeridad y destrucción de lo público”. También decía que la “Troika” —órgano de intervención a favor de la austeridad formado por la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo— era “una cosa del pasado”.
La derrota de Syriza se produjo porque todas esas promesas fueron traicionadas.
Fue elegido tras casi cinco años de devastadora austeridad que hizo que la gente común pagara por una crisis económica causada por los banqueros.
Los “Memorandos” acordados entre los gobiernos griegos y la Troika “rescataron” a los bancos griegos para garantizar que pudieran seguir pagando sus deudas a otros banqueros. También exigieron recortes de los servicios públicos, de los salarios y pensiones de los trabajadores, y la privatización a gran escala.
La resistencia a esa austeridad impulsó protestas masivas, disturbios y 32 huelgas generales desde 2010.
Syriza se asoció con ese movimiento. Pero dijo que la mejor manera de acabar con la austeridad era ser elegido para el gobierno. Eso significaba tratar de trabajar “tácticamente” dentro del sistema en lugar de desafiarlo.
Negociar
De manera crucial, esto significaba tratar de salir de la austeridad con la Troika.
Tan pronto como Syriza fue elegida, la Troika exigió que Grecia aceptara un tercer préstamo con durísimas condiciones de austeridad. Su objetivo era castigar a Syriza por haberse atrevido a desafiar la austeridad, y así advertir a otras fuerzas de izquierdas. La Troika aumentó la presión económica sobre Syriza, dejando de apoyar a los bancos griegos.
Syriza se rindió y aceptó el nuevo rescate, pero realizó un referéndum sobre los términos del acuerdo. La gente común lo rechazó con un gran “No” en julio de 2015. Pero Syriza vio el voto como poco más que una moneda de cambio.
El gobierno podría haber usado esta fuerza política colectiva para contraatacar a la Troika. Podría haber tomado la decisión de salir de la UE y negarse a pagar.
Pero ante esta decisión, optó por quedarse con la Troika y jugar según sus reglas. Terminó implementando un plan de austeridad aún peor que el que los votantes habían rechazado.
No sólo eso, el gobierno de Syriza apoyó el belicismo de EEUU en Oriente Medio y el Mediterráneo. Y aplicó los crueles controles fronterizos de la UE, encerrando a gente refugiada en vastos y miserables campamentos en las islas griegas.
Syriza se transformó de un partido que prometió desafiar al sistema, en uno que lo defendió.
La participación en las elecciones del domingo fue solo del 57 por ciento, una de las más bajas en años. Es una señal de que, tras años de austeridad, mucha gente común siente que ninguno de los partidos establecidos los representa.
Sin embargo, al nuevo gobierno conservador no le resultará fácil volver a estar en el poder. El nuevo primer ministro conservador, el ex banquero Kyriakos Mitsotakis, tuvo que prometer “crecimiento, empleo y seguridad” en su discurso de victoria.
Sin embargo, la Troika aún exige una dura austeridad en Grecia hasta que sus deudas se hayan pagado… en 2060. Mientras tanto, a pesar de los años de ataques, las y los trabajadores en Grecia continúan resistiéndose con huelgas para exigir mejores salarios y más empleos.
Y la elección de un gobierno conservador podría abrir un espacio para una nueva ola de resistencia en las calles y en los lugares de trabajo.
Amanecer Dorado se estrella mientras la izquierda radical logra avances electorales
Los nazis del partido Amanecer Dorado finalmente fueron expulsados del parlamento griego. Sus primeros diputados fueron elegidos en 2012.
En su apogeo, tenía 21 parlamentarios y organizó un aterrador movimiento callejero que llevó a cabo ataques asesinos contra migrantes y la izquierda. Ahora no tiene ningún diputado y sus principales figuras se enfrentan a penas de cárcel por el asesinato del rapero antifascista Pavlos Fyssas.
Sin embargo, el partido Solución Griega, de extrema derecha, liderado por Kyriakos Velopulos, llegó al parlamento por primera vez, con 10 escaños.
La organización antifascista Keerfa dijo que la derrota de Amanecer Dorado es “una gran victoria de la acción masiva, unificada, persistente, duradera y sistemática de miles de militantes del movimiento antifascista y antirracista”.
“Eso llevó a los neonazis al aislamiento total en los barrios de todo el país”, dijo. “Pero debemos enfatizar que no puede haber complacencia porque no hemos terminado con la amenaza fascista. No hemos terminado con Amanecer Dorado, ni con Velopulos que se ha colado en el parlamento. Pero confiamos en que podemos aplastarlos con un movimiento de masas.”
Respecto a los resultados de la izquierda, el Partido Comunista de Grecia se mantuvo en el parlamento con el 5 por ciento de los votos y 15 diputados.
El Frente Europeo de Desobediencia Realista, un partido formado por el ex ministro de finanzas de Syriza, Yannis Varoufakis, entró al parlamento por primera vez con poco más del 3 por ciento.
La coalición anticapitalista Antarsya —de la que forma parte el Partido Socialista de los Trabajadores Griegos (SEK), grupo hermano de Marx21— obtuvo el 0,41 por ciento de los votos. Esto es más que Unidad Popular, una escisión de Syriza, que obtuvo 0,28. Pero demuestra que hay mucho trabajo por hacer para construir una alternativa a Syriza basada en la lucha.
En una declaración, SEK dijo que los y las activistas tenían que centrarse en impulsar luchas unitarias contra la austeridad y el racismo.
“Necesitamos unir a la clase contra el retorno de la derecha, para abrir el camino a la alternativa anticapitalista”, dijo.
Este artículo se publicó en Socialist Worker, publicación del SWP; organización hermana de Marx21 en Gran Bretaña.
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