Marx21
Hay muchos titulares sobre las elecciones de ayer: la victoria del PSOE de Pedro Sánchez; la entrada al Congreso español de la extrema derecha de VOX; la continua importancia de la lucha catalana…
Pasará algún tiempo antes de que se forme un gobierno, y muchos aspectos requerirán de un análisis más profundo. Este artículo es un resumen urgente de los titulares.
Una victoria para Pedro Sánchez
El PSOE ha obtenido una impresionante victoria, pasando de 85 escaños con 5,4 millones de votos en 2016 a 123 escaños con 7,5 millones de votos.
Recordemos que hace tan sólo dos años, la vieja guardia del PSOE —con Susana Díaz al frente— echó a Pedro Sánchez de la dirección, tras negarse éste a permitir la investidura de Mariano Rajoy. Sánchez se defendió y volvió a ganar el liderazgo gracias a una impresionante movilización de las bases del partido. Así que esta victoria electoral, basada en la oposición a la derecha, es un bofetón para la vieja guardia.
Dicho esto, con Sánchez, muchas políticas del PSOE siguen cediendo espacio a los argumentos de la derecha, e incluso de la extrema derecha. Por poner sólo algunos ejemplos, ha mantenido en la cárcel a los presos políticos catalanes, que aún no han sido condenados por ningún delito; tras un breve período en que daba la bienvenida a la gente refugiada, ha bloqueado el trabajo de los barcos de rescate; mantiene los elementos principales de las políticas económicas neoliberales…
Pedro Sánchez es el único líder con posibilidades de formar gobierno; la gran pregunta es si buscará a los socios que necesita para obtener una mayoría parlamentaria a su izquierda o a su derecha.
En este sentido, son muy significativos los gritos de las bases del PSOE ante su sede electoral. En la televisión se oía claramente su rechazo a un pacto con Cs: “¡Con Rivera no!”, además de “¡Sí se puede!” y “¡No pasarán!”.
¿Ya no Podemos?
Podemos y sus diferentes coaliciones se desplomaron, de 71 escaños a 42. Esta derrota es el resultado de varios factores.
Cuando se lanzó en 2014, Podemos se presentó como la gran nueva esperanza de la izquierda. Pero ahora, efectivamente, es sólo otro partido reformista. De ser “la oposición al régimen del 78” se ha convertido en el gran defensor de la Constitución de 1978. En un importante discurso electoral, Pablo Iglesias insistió en su orgullo patriótico español, celebrándolo todo, desde la lucha de las kellys hasta las fuerzas armadas.
Además, Podemos ha sufrido graves tensiones internas y escisiones. Éstas son el fruto de los métodos de liderazgo verticales que acompañan la política vista como marketing. La organización democrática de base se convierte en un obstáculo para la obsesión con tuitear los mensajes correctos y conseguir las imágenes deseadas en la televisión. Y sin democracia de base, la única manera de resolver las diferencias en la dirección es mediante maniobras y purgas.
El principal objetivo de Podemos en estas elecciones era obtener los suficientes escaños como para formar un gobierno con el PSOE. Muchas personas siguieron la lógica: si lo que se necesita es un gobierno del PSOE, mejor votar al PSOE.
Si Sánchez acepta la oferta de Podemos de formar una coalición, significará un gobierno más a la izquierda de lo que habría sido, pero esta participación sería un suicidio político para Podemos. Sin embargo, Podemos se formó para entrar en las instituciones, no para la lucha desde abajo.
En cualquier caso, está más claro que nunca que necesitamos una alternativa anticapitalista a Podemos, y ésta aún está por construir.
La derecha: herida y peligrosa
Mucha gente temía una repetición en el ámbito estatal del trifachito, el pacto de PP, Ciudadanos y VOX para tomar el poder en Andalucía el diciembre pasado. El hecho de que la derecha no ganase ayer es muy positivo e importante.
El PP cayó estrepitosamente, de 7,9 millones de votos y 137 diputados a 4,4 millones y 66 escaños. Ésta es una grave derrota para Pablo Casado y su estrategia de responder al ascenso de la extrema derecha copiándola. Tendremos que ver si el resto de la dirección del PP responde a la derrota con un cambio de estrategia o girando aún más hacia la derecha.
Gran parte de la pérdida del PP fue para Ciudadanos (Cs), que aumentó de 3,1 millones de votos y 32 escaños, a 4,1 millones de votos y 57 diputados. Aunque Cs pactó con el PP y VOX en Andalucía, a diferencia del PP, Cs ha tratado de mantener algunas apariencias del “liberalismo”.
Pero la gran historia en la derecha es el aumento de VOX, al entrar en el Congreso con 24 escaños y 2,7 millones de votos.
VOX ha crecido de casi nada a más del 10% en menos de un año. Se originó como una escisión derechista del PP en 2013. La crisis actual del PP —su corrupción, su incapacidad para resolver el tema catalán y otros factores— ha provocado una hemorragia de sus militantes y votantes más de derechas hacia VOX. Pero VOX también ha absorbido a fascistas, como ex militantes de Plataforma per Catalunya, el partido del fascismo trajeado que se disolvió en febrero, tras años de derrotas y escisiones causadas esencialmente por las campañas de Unitat Contra el Feixisme i El Racisme (UCFR).
Así que, igual que el UKIP en Gran Bretaña y AfD en Alemania, VOX incluye a elementos tanto del populismo de derechas como del fascismo; es demasiado pronto para decir qué factor prevalecerá.
Un punto muy importante sobre VOX es que no gana su mayor porcentaje de voto en barrios obreros marginados, sino en antiguos bastiones del PP. Por poner un ejemplo, las dos ciudades con mayores ingresos per capita de todo el Estado español, ambas en las afueras de Madrid, tuvieron un voto masivo a favor de la extrema derecha. En Pozuelo de Alarcón, VOX obtuvo el 19,8%; en la segunda ciudad más rica, Majadahonda, fue del 18,8%.
Pero no es sólo la economía. La tercera ciudad más rica del Estado es Sant Cugat del Vallès, cerca de Barcelona. Aquí VOX “sólo” obtuvo el 4,1%; algo por encima de la media de la provincia de Barcelona, pero sin punto de comparación con los municipios adinerados madrileños.
A pesar de que las peores predicciones de 30, 40 o más escaños no se hayan cumplido, el hecho de que habrá 24 diputados de extrema derecha es una muy mala noticia. Esto hace aún más importante continuar construyendo movimientos como UCFR en todos los territorios del Estado español.
Catalunya: La cuestión nacional no ha desaparecido
La gran noticia aquí es que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ganó las elecciones en Catalunya, con el 24,6% de los votos, por delante del PSC con el 23,2%. ERC incluso venció a los socialistas en la ciudad de Barcelona.
Ante el estancamiento de la lucha por la independencia, ERC ha optado por la estrategia de ampliar el movimiento, vinculando la cuestión nacional con las cuestiones sociales. En estas elecciones se ha presentado en coalición con Sobiranistes, una escisión de gente de los comunes que apoya el derecho a decidir, frente a la posición oficial de Podemos de ambigüedad cuando no hostilidad hacia la independencia. Comunistes de Catalunya es un elemento clave de Sobiranistes y su líder, Joan Josep Nuet, que se enfrenta a un juicio por su papel en el referéndum, será diputado.
ERC tiene sus contradicciones y limitaciones, pero su éxito en estas elecciones es una buena señal.
A esto hay que sumar los votos significativos para otros dos partidos explícitamente pro independencia: JuntsXCat, básicamente el espacio de Convergència; y Front Republicà, la coalición encabezada por Albano Dante Fachín. En conjunto, confirma que la cuestión catalana no desaparecerá, como quisieran la mayoría de los partidos españoles. No hay alternativa al respeto del derecho democrático de la gente de Catalunya a decidir su futuro.
La alternativa es abandonar la democracia y aumentar la represión.
Estas elecciones han sido excepcionales no sólo por los resultados, sino también porque varios de los principales candidatos son presos políticos y actualmente están siendo juzgados ante el Tribunal Supremo en Madrid. De ERC, Oriol Junqueras, cabeza de lista para el Congreso, y Raül Romeva para el Senado; de Junts Per Catalunya, Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull, candidatos para el Congreso. Todos han sido elegidos y queda por ver cómo reaccionarán las autoridades españolas.
Desafíos
Ya se han mencionado algunos de los desafíos. Existe la necesidad urgente de construir movimientos unitarios contra el racismo y la extrema derecha. Esto significa superar los tópicos, tan extendidos en la izquierda, acerca de cómo responder al fascismo, que han demostrado ser ineficaces.
La cuestión catalana es un tema clave para la izquierda y las fuerzas progresistas de todo el Estado español, pero la mayoría de la izquierda es incapaz de adoptar una posición de principios sobre el asunto.
Finalmente, la crisis de Podemos confirma la urgente necesidad de construir una izquierda anticapitalista coherente. Esto, de hecho, es un factor clave para poder lidiar con los demás problemas.
Sin una izquierda que luche por sus principios al mismo tiempo que trabaje con gente más diversa en luchas concretas, nunca veremos los movimientos amplios que necesitamos para enfrentar los muchos desafíos serios que tenemos por delante.