Simon Andrewes
Medio centenar de activistas de Extinction Rebellion de Granada participamos en una acción en el Mirador de San Nicolás del Albaicín, frente a La Alhambra, para llamar la atención sobre la aguda amenaza de extinción a la que se enfrenta la vida en la tierra a causa del cambio climático desfrenado y el despilfarro insensato de recursos naturales.
Bajo el lema del «Reloj del Apocalipsis” empezó la acción a las doce y cinco en punto. Con los primeros tonos de la Lacrimosa del Réquiem de Mozart nos desplomamos, haciéndonos los muertos (un «die-in»). Cinco minutos después de las doce (punto sin retorno) es la hora que representa la inevitabilidad de la destrucción de nuestro planeta, según los científicos que nos sitúan ahora a las doce menos dos minutos, o sea a tiempo de evitar el catástrofe si reconocemos la gravedad extrema de la crisis ecológica y actuamos ahora mismo con decisión y urgencia.

Nuestra acción fue recibida con aplausos por las numerosas personas que habían subido al mirador para disfrutar de la maravillosa vista del palacio nazarí con su fondo de Sierra Nevada. Así nos enseñaron su apoyo y su valoración positiva de nuestra acción de desobediencia no-violenta.
Los coordinadores de la acción se enfrentan a una posible sanción por infracción de la ley electoral, pese a que en el acto celebrado no se ha expresado ningún tipo de consigna o propaganda electoral y pese a que prácticamente ninguno de los candidatos políticos ni tan siquiera haya mencionado el cambio climático en los debates electorales.
El «die-in» realizado en Granada se suma a otras acciones convocadas por Extinction Rebellion Berlín que se han desarrollado el mismo día en diversas ciudades europeas y españolas.
En una evaluación de la acción inmediatamente después por parte de los y las participantes, el movimiento 15M fue evocado como modelo a seguir, aunque sin analizar su declive político que dejó el legado del movimiento callejero en manos de Podemos.
Además, parece haber una aceptación de que al Estado capitalista se le puede convencer o forzar a actuar en nuestros (muy razonables) intereses, pese a las presiones de la competencia económica, a escala global, que ha llevado a esta explotación mortífera de humanos y del medio ambiente.


Simon Andrewes es militante de Marx21 en Granada.