Marx21

[Català]

Hacemos unas observaciones ante las elecciones legislativas del 28 de abril.

El Estado no se somete a votación

Este punto se suele ignorar, pero los acontecimientos recientes nos deben hacer tenerlo muy presente. Existe un Estado (lo que algunas personas llaman “el Estado profundo”) que nunca se somete a votación democrática. La cúpula militar y policial, la judicial; los altos mandos permanentes de la administración… se sienten por encima de las decisiones de la ciudadanía. Esto queda claro con la represión contra activistas por la independencia y contra el gobierno entero de Catalunya. También queda en evidencia con las maniobras de las cloacas del Estado, o del “Estado cloaca”, contra Podemos.

Además, el poder económico —las grandes empresas y la banca: en una palabra, el capital— queda totalmente fuera de las decisiones democráticas. No someten a votación popular el cierre de lugares de trabajo, las condiciones laborales de sus plantillas, los enormes salarios y pluses de sus directivos, etc.

Poder votar a las personas que se sientan en el Congreso es mejor que vivir bajo una simple dictadura. Pero no debemos olvidar que esta es una democracia muy limitada.

Esta situación no se puede cambiar dentro del sistema actual; requiere de una ruptura profunda hacia una democracia mucho más real y basada en el control popular desde abajo de todo lo que afecta a nuestras vidas. No basta con escoger el color de la corbata del dirigente que nos impone la austeridad.

El fracaso de la socialdemocracia

Los partidos socialdemócratas surgieron, hace un siglo o más, con la promesa de traer cambios dentro del sistema capitalista, pero han traicionado sus promesas una vez tras otra. Desde Tony Blair impulsando la guerra contra Irak con sus amigos Bush y Aznar, hasta Manuel Valls, cuando aplicaba como ministro socialista políticas racistas contra la gente gitana, ya no responden a las necesidades reales de la gente trabajadora.

El PSOE tiene su propio historial de traiciones. Es cierto que el PSOE como partido no es lo mismo que el PP. Debemos y podemos coincidir en algunas luchas con gente que apoya al PSOE, sobre todo, ahora mismo, en la lucha unitaria contra la extrema derecha. Pero la actuación del PSOE en el gobierno no dista mucho de lo que hace el PP: realmente se distinguen sólo en puntos concretos y muy limitados de política social y derechos civiles.

Pedro Sánchez pide el voto al PSOE para frenar a la extrema derecha de VOX. La amenaza de VOX es real, pero VOX sólo puede crecer gracias a un entorno político favorable al racismo, y a la represión en Catalunya. La dirección del PSOE, más allá de algunas declaraciones de buenas intenciones, en la práctica promueve tanto el racismo (por ejemplo, con la acción policial en las fronteras) como los ataques a los derechos democráticos del pueblo catalán.

Por tanto, podemos luchar codo con codo con militantes y simpatizantes del PSOE en la lucha contra la extrema derecha, pero no debemos ni tan siquiera considerar votar al PSOE.

La decepción de Podemos

Cuando se formó Podemos en 2014, provocó muchas ilusiones. Parecía algo diferente, y se merecía hacer un esfuerzo para que funcionase. Muchas personas de las luchas sociales y de la izquierda radical ayudamos a construir Podemos.

Por ejemplo, un militante actual de Marx21 ocupó un lugar destacado en la lista de Podemos para las elecciones europeas de 2014, tras las únicas primarias abiertas que se celebraron. Desde entonces, al tiempo que se desarticulaban la mayoría de los círculos, se han impuesto siempre las listas impulsadas por Pablo Iglesias, una de las muchas maneras en que se ha dilapidado el proyecto. Al final, la idea de un nuevo espacio para superar los modelos existentes de izquierda, superar el debate de reforma o revolución, se ha revelado como un espejismo.

El entusiasmo de las asambleas en las plazas y la participación de gente nueva en la política fue real, pero para mantener ese espíritu hacía falta plantar cara de manera mucho más consistente al reformismo que promovía la dirección de Podemos; sin sectarismos, pero sin concesiones en los principios. Hay que decir que ningún sector de la izquierda revolucionaria logró hacerlo, y nos encontramos con lo que hay ahora. Un partido jerárquico y muleta del PSOE que, unido a izquierda Unida, reproduce lo peor de los partidos tradicionales. Un partido donde no caben opciones realmente alternativas, sólo peleas entre los antiguos socios que crearon esta situación. Podemos no es una herramienta útil para transformar el sistema en profundidad y responder así a las necesidades de la gente trabajadora.

Entonces, ¿qué votamos?

Ante esta situación, y conscientes de que no soluciona gran cosa, llamamos a votar a cualquier opción real a la izquierda del PSOE.

En la mayoría de los territorios, esto supone un voto (muy) crítico a Unidas Podemos. Hay personas que, tras vivir la decepción que hemos descrito, se abstendrán. Más que discutir con ellas sobre esta opción, insistiremos en la necesidad de impulsar las luchas sociales que necesitamos. Estas luchas desde abajo necesitan de personas que hayan votado a opciones muy diversas.

Pero en general, puestos a votar, y hasta que se construya una alternativa política anticapitalista real, Unidas Podemos es lo menos malo.

Catalunya y Euskal Herria are not Spain

En la comunidad autónoma vasca y Nafarroa, EH Bildu parece una buena alternativa frente a las decepciones con Podemos y el auténtico culebrón de Podemos Navarra. Dicho esto, hay que reconocer que EH Bildu no sólo ha dejado atrás la lucha armada (lo que es un paso positivo), sino que opta cada vez más por la acción institucional a expensas de la lucha social. En Irlanda, el Sinn Féin es cada vez más un partido del establishment; sería una tragedia que pasase lo mismo con la izquierda abertzale.

Desde nuestro espacio político, en el pasado hemos llamado a votar a la izquierda abertzale y lo volvemos a hacer. Aún así, urge el fortalecimiento de una izquierda en Euskal Herria que se plantee la lucha por el socialismo desde abajo.

En Catalunya, hay tres candidaturas que podrían merecer un voto anticapitalista, aunque sea con reservas y críticas.

La lista de En Comú Podem la encabeza Jaume Asens, una persona que dentro del espacio de Podemos/Comunes se ha distinguido por su denuncia contra la represión hacia el independentismo y su exigencia de una solución democrática. Dicho esto, En Comú Podem no deja de tener grandes contradicciones, tanto en general como en la actuación en el Ayuntamiento de Barcelona (por ejemplo, con la continuada persecución racista de la Guardia Urbana contra los manteros).

Una de las novedades interesantes en estas elecciones es la creación de la candidatura de Front Republicá. Encabezada por Albano Dante —expulsado de la dirección de Podem Catalunya, mediante el propio 155 de Pablo Iglesias— la impulsan Poble Lliure, Som Alternativa (formación del propio Albano) y el Partido Pirata. Se formó tras la decisión de la CUP de no participar en estas elecciones generales. La lista une a sectores muy diferentes. Poble Lliure es la parte de la CUP más favorable a pactos con la derecha catalanista; hace unos años presionó para que la CUP invistiese a Artur Mas como President, lo que habría sido un desastre. Albano no es independentista, pero sí defiende fuertemente el derecho a decidir. Realmente no queda claro qué plantea el Front Republicà, más allá de su actuación en el propio Congreso. En cambio, una lista de la CUP, más otras fuerzas, habría sido una apuesta muy interesante para construir puentes con los movimientos y la izquierda en el resto del Estado español.

Hay otra novedad interesante: a Esquerra Republicana de Catalunya se le ha sumado Sobiranistes, un nuevo espacio surgido de los Comunes que incluye a Comunistes de Catalunya. Las listas de ERC-Sobiranistes incluyen a diversas personas procedentes de esta formación, incluyendo a Joan Josep Nuet de Comunistes. También incluye a activistas importantes de las luchas sociales. La lista refleja el intento de ERC de ampliar su visión, más allá de la cuestión estrictamente nacional, y esto es positivo. El problema es que Esquerra sigue teniendo fuertes contradicciones, como lo demuestra el hecho de que sigue formando parte del gobierno de Quim Torra, que no se plantea ninguna ruptura en el espacio nacional, ni mucho menos en el social.

La lucha social y StopVOX

Dado que ninguna candidatura es capaz de provocar entusiasmo sin reservas y, sobre todo, reconociendo las limitaciones de la democracia actual, no nos dedicaremos a hacer campaña por ninguna lista. Nuestro enfoque seguirá siendo la lucha social. En las luchas, podemos unir a personas trabajadoras en defensa de nuestros propios intereses colectivos y compartidos, y ésta es la única manera de conseguir un cambio real.

En el contexto de las elecciones, tenemos la tarea esencial de hacer lo posible para parar a la extrema derecha de VOX. En Marx21 tenemos la lucha unitaria contra el fascismo y el racismo como un eje central de nuestro trabajo, y ahora esto es más relevante que nunca. En todos los sitios posibles, animamos a los y las activistas de izquierdas a difundir los materiales de la Red Unitaria Contra el Fascismo y el Racismo y/o de sus equivalentes locales. Donde aún no existe, urge crear una plataforma unitaria de este tipo. Es una lucha defensiva, es cierto, pero también construye redes de activistas sociales muy interesantes.

Un elemento de la lucha antirracista que no debemos olvidar es que muchas personas no tendrán voto en estas elecciones, por no tener pasaporte español. Esto incluye a personas migradas, pero también a muchas personas nacidas aquí, de padres de fuera. Es un escándalo que se siga aplicando la nacionalidad con criterios de sangre, y también lo es que se nieguen los (limitados) derechos democráticos en función del color del pasaporte (y a menudo de la piel).

A las personas que piensan abstenerse se les anima a ceder su voto a personas migrantes, mediante la campaña votaresunderecho.es. Se fomenta la campaña en redes sociales con los hashtags #Cédenostuvoto #VotarEsUnDerecho y #dejadnosvotar. Desde Marx21, apoyamos plenamente esta campaña, mientras exigimos que se solucione la injusticia de fondo.


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