Enrique Orellana

Ante el resultado de las elecciones andaluzas: Urge construir la unidad contra la extrema derecha y el fascismo

Las elecciones del pasado 2 de diciembre en Andalucía dieron el peor resultado posible para la izquierda y las clases populares. El derrumbe del PSOE, cimentado en décadas de clientelismo y corrupción, no se tradujo en un fortalecimiento de la izquierda alternativa. Adelante Andalucía, coalición de Podemos, IU y pequeños grupos de la izquierda andalucista, no fue capaz de movilizar al electorado socialista desencantado. La derecha de PP y Ciudadanos, segunda y tercera fuerza respectivamente, podrán arrebatar el gobierno de la Junta de Andalucía al PSOE si consiguen un apoyo de investidura o de gobierno con la extrema derecha de VOX, que entra con fuerza en el Parlamento andaluz con 12 diputados.

Aclarar que este apoyo, sobredimensionado debido a la abstención del 41% del censo (el voto real a VOX es de sólo el 6,3% del censo), se ha obtenido en barrios cuya composición de clase no tiene nada que ver con los sectores subalternos de la sociedad andaluza.

Tras situar al lector en el contexto postelectoral en Andalucía, no es objetivo de este artículo hacer un análisis del resultado expuesto. Pretendemos clarificar qué es VOX y de esa manera cuál es la mejor forma de combatirlo.

¿De dónde viene VOX?

VOX nace a finales de 2013, fundado por antiguos dirigentes del PP, como Ortega Lara y Santiago Abascal. Nacía, según ellos mismos, ante la deriva “socialdemócrata” del PP de Mariano Rajoy, ridiculizado en muchos de sus mítines como la “derechita cobarde”. En las primeras elecciones a las que se presenta, las elecciones europeas de 2014, obtiene casi 250.000 votos, quedando a poco más de mil votos de obtener escaño. En esta cita electoral su lista es encabezada por Alejo Vidal Cuadras, antiguo dirigente del PP catalán y eurodiputado de la misma formación. Poco después abandonaría la formación de ultra derecha.

Resulta interesante indagar en la trayectoria política de Santiago Abascal. Aunque se presenta como azote de los partidos tradicionales y de los políticos del sistema, ocupa cargos institucionales desde los 23 años. No se conoce actividad profesional por su parte más que la facilitada por su carnet del Partido Popular -y ahora de VOX-; merece la pena destacar que fue nombrado en 2013 presidente y único trabajador de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, por el gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid. También reconoció haber recibido 12.000 euros por parte del antiguo tesorero del PP, Luis Bárcenas.

Volviendo a los orígenes de la formación, uno de sus embriones fue DENAES (Fundación para la Defensa de la Nación Española), auténtico think thank ultra, de exaltación del nacionalismo español y del colonialismo. De la misma vienen otros dirigentes de la formación ultraderechista, como el ex-militar Ortega Smith.

¿Qué defiende?

El ideario de VOX no es distinto al de otros partidos ultraderechistas europeos. Quizás la diferencia más notable sea su programa económico ultraliberal, a diferencia de otras formaciones de su estilo en otros países del continente que sí reclaman una mayor intervención del estado en la economía. Pretenden un tipo único de IRPF -a partir de 12.000 euros- independientemente del nivel de ingresos y apoyar con ventajas fiscales a los que según ellos “crean” la riqueza, los empresarios.

De cara a la formación de gobierno en Andalucía, pretenden una bajada del impuesto de sociedades y una supresión del impuesto de patrimonio y de sucesiones; la consecuencia directa serán recortes en los servicios públicos al disminuir drásticamente los ingresos. El ataque a las ayudas que reciben los jornaleros agrícolas también forma parte de su programa.

La bandera antiinmigración e islamófoba también es levantada por VOX, pretendiendo criminalizar de por vida a cualquier persona que entre ilegalmente a nuestra tierra y discriminando a extranjeros cuya lengua y cultura no sea la nuestra. Como buenos discípulos del ideólogo de la extrema derecha internacional y ex asesor de Trump, Steve Bannon, pretender negar la entrada a ciudadanos de países musulmanes, asimilando musulmán a terrorista. Ya en las elecciones andaluzas de 2015, insinuaban que la izquierda que se opone a la inmatriculación de bienes por parte de la Iglesia Católica pretende entregar los mismos al “fundamentalismo islámico”, para ellos toda la comunidad musulmana.

Asimismo, su crecimiento es un auténtico peligro para la comunidad LGTBI, defendiendo uniones civiles de primera y de segunda; las que tendrían más derechos y ayudas sociales serían las parejas y familias heterosexuales. Si alcanzaran más poder institucional no cabe duda de que buscarían acabar directamente con las uniones homosexuales.

El machismo también impregna su programa, queriendo derogar la Ley Integral contra la violencia de género y proponiendo la persecución de organizaciones feministas. Como buenos ultraderechistas usan la mentira para defender sus posiciones, inflando la magnitud de las denuncias falsas -siendo su candidato a la Junta el ex juez Serrano uno de sus adalides- o las muertes de hombres a manos de mujeres. Sin duda, los machistas militantes y violadores tienen buenos aliados en las instituciones.

Como nacionalistas españoles de pro, pretender acabar con las autonomías y la andaluza no constituye una excepción. Una autonomía que ganamos forzando en la calle con manifestaciones masivas un referéndum que ganamos con el establishment español y andaluz en contra, porque pretendíamos no ser más pero tampoco menos que nadie para poder gestionar mejor nuestros recursos y luchar contra el subdesarrollo. Su primer paso para ello es eliminar la palabra “realidad nacional” que aparece como denominación de nuestra tierra en el Estatuto de Andalucía, porque su concepción del Estado español es excluyente y antidemocrático, no reconociendo la plurinacionalidad que en realidad existe.

En relación con lo anterior, es destacable su beligerancia contra la izquierda y su memoria histórica. Echando mano de un revisionismo histórico que en otros países europeos podría traer consecuencias penales, pretenden equiparar la izquierda con terroristas y los culpables de la Guerra Civil y la violencia consecuente. En una tierra como la nuestra, con una izquierda social, sindical y política históricamente fuerte, esto significa burlarse de los millares de personas que murieron a manos del fascismo y luchando por la democracia. De ahí que una de sus grandes propuestas sea la derogación de la Ley de Memoria Histórica.

Por último, creemos necesario destacar el apoyo de VOX a la tauromaquia y la caza. Vendiendo la popularidad en el mundo rural de estas actividades -que también tienen un sesgo generacional- pretenden enfrentar a las personas de las zonas rurales con las personas de zonas urbanas. A pesar de su escaso anclaje en el campo andaluz, no podemos obviar que sus planteamientos tengan cierto calado, por lo que el dialogo entre la gente de la ciudad que pretende proteger el medio ambiente y defender los derechos de los animales debe producirse con los sectores rurales que defienden estas prácticas y que ni mucho menos tienen todos un carácter ultraderechista o neofascista.

¿Cómo los derrotamos?

Está claro que VOX no es un partido convencional de centro derecha conservador como el PP o liberal como Ciudadanos. Muchos activistas argumentan que el PP siempre ha incluido voces más o menos fascistas o ultraderechistas, que siendo verdad, no invalida el peligro cualitativo que constituye VOX con respecto a estas organizaciones de derecha.

Un peligro que hemos podido ver en los últimos meses cada vez que VOX conseguía llenar salas en nuestra tierra y que la izquierda hemos subestimado. Aupados por el conflicto político catalán, el movimiento de las banderas -el 15M de la derecha-, han conseguido que su discurso centralista y excluyente sea bandera también del PP y Ciudadanos. Pero más allá de la penetración de estas ideas, también han calado con fuerza ideas y propuestas antiinmigración y anti libre elección (antiabortistas) que antes defendía con timidez el PP y ahora defiende con fuerza su líder Pablo Casado. Por tanto, un primer peligro es la radicalización de la derecha clásica hacia posiciones reaccionarias y de ataques a los derechos sociales de la mayoría.

Los postulados de la extrema derecha aparecen ahora en todos los medios de comunicación, permeando al debate público, normalizando los planteamientos de VOX como si de una organización democrática se tratará. Esta normalización puede conducir a un aumento de los ataques contra las personas inmigradas y la integridad de las mujeres.

Aunque con numerosos fascistas en su seno, por ahora VOX no está construyendo un movimiento fascista clásico con matones en la calle, situándose en la órbita de la extrema derecha europea tipo UKIP en Gran Bretaña u Orban en Hungría. Eso no significa que por una parte no pueda evolucionar a ese tipo de posiciones y por otra que no legitime y apoye agresiones y asesinatos de grupos directamente neo-nazis como Democracia Nacional u otros grupúsculos fascistas. No dejan de ser un peligro al que tenemos que combatir sin dilación.

Por ello es tan importante la respuesta que hubo en los días posteriores a las elecciones. Miles de personas -la mayoría jóvenes- salieron a las calles de diferentes capitales y ciudades andaluzas. Existe voluntad de luchar y derrotar los discursos y propuestas de VOX.

Vs_VOX_granada2

Antifascismo del 99%

Pero si queremos que este movimiento se canalice de un modo exitoso no podemos limitarnos únicamente al sector anticapitalista y militante que son las Coordinadoras Antifascistas. Para conectar con diversos grupos sociales como asociaciones de vecinos, ONGs, LGTBI, migrantes, jubilados movilizados, jornaleros, la base de sindicatos y partidos reformistas o gente progresista y demócrata en general, el modelo de las Coordinadoras aparece como grupos de jóvenes urbanos con una estética muy marcada. Necesitamos un antifascismo del 99%.

Desde nuestro punto de vista, el gran acuerdo que debe movilizar y conectar a todos estos sectores debe ser la oposición a la extrema derecha y sus propuestas.

No debemos buscar el ponernos de acuerdo en un gran programa de transformación social que no compartirá la mayoría de gente medianamente progresista. Al igual que cuando luchamos por la sanidad o educación pública, tratamos de formar un gran frente unitario en el que golpeemos juntos con un objetivo específico sin que nadie tenga que renunciar a sus planteamientos en otros ámbitos. La propuesta de una nueva sociedad, el programa de cualquier organización y la necesaria e imprescindible acción de otros movimientos sociales como la PAH, el movimiento estudiantil, el sindical o el feminista no deben confundirse con la especificidad que precisa luchar contra la ultraderecha o el fascismo.

Se trataría de dialogar con este gran movimiento que se está fraguando en nuestra tierra e ir construyendo una coordinación a nivel andaluz con varios objetivos en los próximos días y meses.

En la toma de posesión de los diputados andaluces que fue el pasado 27 de diciembre, se pudo escenificar una protesta -pequeña pero con gran valor simbólico- unitaria frente al parlamento andaluz contra la extrema derecha de VOX y denunciar a los partidos de la derecha que pretenden normalizarlo y gobernar con él. Para las elecciones municipales de mayo debería haber comités unitarios que lucharan contra la extrema derecha en todas las localidades, panfleteando sobre lo que son, conversando con nuestros vecinos y vecinas, animándolos a boicotear sus actos como eventos de odio, retirando su propaganda electoral, etc.

Tras el mazazo que recibimos el pasado 2 de diciembre, tenemos que creer que es posible frenarlos, porque ya lo han hecho -y lo están haciendo- en otras regiones del Estado y países.

En Catalunya, el partido ultra Plataforma por Catalunya de Anglada sacó 67 concejales en 2011. Gracias a la construcción de un gran movimiento unitario – UCFR (Unidad contra el Fascismo y el Racismo)- Plataforma sufrió varias escisiones y ahora sólo tiene 8 concejales en toda Catalunya.

En Gran Bretaña, partidos similares al Frente Nacional en Francia y a VOX en el Estado español han sido derrotados desde los años 70 hasta hoy, donde los movimientos unitarios – la Anti-nazi League (Liga Antinazi) primero y United against Fascism (Unidad contra el Fascismo) después y Stand up to Racism (En pie contra el Racismo) en la actualidad- continúan luchando contra los fascistas de Tommy Robinson y el ultraderechista UKIP.

En Alemania, tras el gran avance de Alternativa por Alemania, cientos de miles de personas han salido la calle y continúan combatiendo a esta organización de ultraderecha.

El pueblo andaluz, tan maltratado y humillado por la derecha propia y española, no puede dejar que de nuevo nos pasen por encima. No lo van a conseguir.


Enrique Orellana es activista anticapitalista y antifascista andaluz