Xoán Vázquez
Así titulaba el periodista Sadek Sahraoui un artículo publicado en Algerie patriotique y concluía que en medio de una crisis económica y social aguda, una ola roja amenaza con estallar en Túnez.
Teniendo en cuenta las solicitudes de manifestaciones para el próximo fin de semana en varias ciudades, es posible que estemos hablando de un movimiento social de una magnitud como el de 2011.
Esta vez, la campaña para denunciar las dificultades económicas, sociales y políticas del país está liderada por “chalecos rojos”. El sábado pasado, un grupo de jóvenes anunció el nacimiento de la campaña “chalecos rojos” para “salvar a Túnez”. Dijeron que en los próximos días organizarán manifestaciones pacíficas en todo el país.
Para asegurarse de que su grupo no bromea, Riadh Jarad, uno de los iniciadores de la campaña, dijo ayer, durante una conferencia de prensa en Túnez, que la campaña de “chalecos rojos” se inspiró en la de los chalecos amarillos en Francia. Agregó que su movimiento ha “tunificado” los eslóganes para exigir desarrollo, trabajo decente, mejores sistemas de educación y salud, para mejorar las condiciones de vida de los tunecinos”. “Queremos ser la voz de las clases marginadas y empobrecidas”, dijo Riadh Jarad y destacó que ningún partido político o asociación está detrás de la campaña. “El gobierno actual y el sistema político actual han fracasado totalmente”, dijo.
Nejib Dziri, miembro de la campaña, explicó que lograron establecer “53 coordinaciones locales y nueve coordinaciones regionales en diferentes regiones del país una semana después del anuncio de su creación”.
Los activistas se están moviendo hacia la organización de una sentada llamada Kasbah 3, cuya fecha, dicen, se anunciará más adelante. Según la prensa tunecina, Nejib Dziri culpó del deterioro de la situación en el país a todos los partidos políticos, ya sea en el poder o en la oposición. La campaña también tiene demandas políticas, incluyendo llamadas a arrojar luz sobre los asesinatos de los opositores políticos de izquierda Chokri Belaid y Mohamed Barhami.
La respuesta represiva no se ha hecho esperar y el pasado jueves era arrestado uno de los organizadores, Borhen Ajleni, y la policía requisaba 50.000 chalecos rojos y amarillos alegando que se trata de un control sobre la legalidad de la importación de estos productos.
Como respuesta los chalecos rojos celebraron ayer su primera manifestación en Kasserine, la ciudad de nacimiento de Ajleni.
La ira que se ha estado gestando durante meses se ha acentuado en los últimos días con huelgas en la educación, transporte de combustible, abogados y amenazas de desconexión en el transporte aéreo. Incluso se planea una huelga general convocada por el poderoso sindicato UGTT a mediados de enero, un mes que ha visto en los últimos años muchos movimientos sociales.