Marina Morante
[Català]
La mayoría de la izquierda en el Estado español denuncia la brutalidad y la hipocresía de las medidas anti-inmigración, y el lema “Abrid las fronteras” o “Refugiadas Bienvenidas” aparece en muchas manifestaciones.
Aún así, después, cuando entramos en un debate profundo, se suele argumentar que un control de inmigración es esencial: hay que “revisar” la política interna en los Centros de Internamiento de Extranjeros y es necesaria una ley de extranjería “que no sea racista”.
Aceptar los CIE, los controles y la Ley de Extranjería vacía de contenido la consigna “Abrid Fronteras”
En primer lugar, es importante remarcar que no es posible la elaboración de una ley de extranjería sin racismo y sin perpetuar la explotación. El hecho de dividir de forma desigual a la clase trabajadora, y aplicar una ley específica sólo a un sector de ésta ya, de por sí, es un hecho discriminatorio, racista. Es como decir: los seres humanos se rigen por esta ley, pero si eres inmigrante, sólo por el hecho de serlo, se te aplicará una ley distinta.
Además, toda ley de extranjería, aunque aparente ser lo más justa posible, parte de una concepción de explotación de la clase trabajadora para el beneficio de unos pocos. El planteamiento es el siguiente: la clase trabajadora debe competir entre ella por unos recursos limitados. Es decir, hay que controlar “la entrada de inmigrantes ilegales” ya que si no, no habrá suficiente vivienda o trabajo.
¿Quién baja los salarios?
Este discurso no es difundido sólo por el gobierno o la patronal, también se reproduce en ambientes de izquierdas y sindicales. ¿Quién no ha oído alguna vez: “Los/as inmigrantes vienen, aceptan contratos basura con sueldos miserables, y es por esto que nos bajan los salarios”? Bien, debemos dejar claro que quien baja los salarios en ningún caso es la clase trabajadora. Quien baja los salarios es la patronal, con la complicidad de los gobiernos del palo y la tijera.
Y es que las matemáticas juegan a nuestro favor. Los beneficios de las patronales no dejan de crecer, mientras recortan los salarios y alargan las jornadas laborales. Las familias son desahuciadas, pero los pisos para alquiler vacacional son tendencia y se han contabilizado 13.000 pisos vacíos solamente en Barcelona. ¿Con qué hipocresía se puede afirmar que son los/as migrantes quienes nos quitan los recursos?
Siendo consecuentes, ¡Abramos las fronteras!
La izquierda que pelea por un mundo sin opresión y explotación debe ser consecuente, debe levantar consecuentemente la consigna de abrir las fronteras.
Al hacerlo, no podemos ser ilusos, la supresión de los controles migratorios, de los CIES y las fronteras, a escala mundial, no es posible dentro del marco socioeconómico del capitalismo. Es por esto que la lucha antirracista debe ser intrínsecamente anticapitalista, y que la lucha anticapitalista debe ser intrínsecamente antirracista.
Por otro lado, esta convicción no puede alejarnos de trabajar en frentes amplios, estableciendo un diálogo constante con nuestros compañeros y compañeras. Es en estas luchas concretas y unitarias, por demandas inmediatas, donde más gente verá que, en la última instancia, un mundo sin racismo tendrá que ser un mundo sin capitalismo.
Ver la charla en Sant Feliu de Guíxols, 14-S: Obrim les fronteres!: Per què ens oposem a tots els controls de migració?