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1. La reunión del Consejo Europeo del 28 de junio marcó un punto de inflexión peligroso en el auge del racismo contra personas migrantes en Europa. Tras la elección de Donald Trump, en noviembre de 2016, la Unión Europea se presentó como un bastión de liberalismo y tolerancia que sobresalía contra el racismo y el machismo del nuevo presidente estadounidense. Sin embargo, la última cumbre vio a la UE abrazar la agenda antimigrante de Trump.
2. Trump causó indignación cuando detuvo y separó a los menores indocumentados de sus padres. Pero la UE ha decidido crear campos de detención —las mal llamadas “plataformas de desembarque”— para familias enteras a lo largo de sus fronteras. Libia, un país dominado por milicias beligerantes depredadoras que a día de hoy trafican, secuestran, torturan y violan a personas migrantes, ha sido escogido para este rol especial. La cumbre dio a los guardacostas libios la exclusividad para “rescatar” embarcaciones de refugiados en el Mediterráneo.

3. Estas decisiones son la consecuencia de la alianza que se ha desarrollado entre Trump y los gobiernos de extrema derecha que se expanden por Europa, representados por Viktor Orbán en Hungría, Sebastián Kurz en colaboración con el neonazi Partido de la Libertad en Austria y Matteo Salvini en Italia. Supuestamente los políticos mas moderados del centro neoliberal, como Angela Merkel en Alemania y Emmanuel Macron en Francia, intentan contener estas fuerzas haciéndoles concesiones. Esto está creando un bucle mortal que radicaliza las políticas antimigrante y de hecho refuerza a la ultraderecha.
4. El aumento de los partidos racistas populistas está dando más fuerza y confianza a los fascistas de verdad. El éxito de la Liga Norte en las recientes elecciones italianas ha aumentado las agresiones racistas. Trump y la Alt-right estadounidense también ayudan a los fascistas. Podemos ver el surgimiento acelerado de un movimiento ultraderechista de lucha callejera en Gran Bretaña alrededor de la Football Lads Alliance (Alianza de Chavales Futboleros) y Tommy Robinson, que ha sido abrazado por el partido populista racista, UKIP.
5. El auge antimigrante de la UE requiere un alto nivel de intervención imperialista en África. Italia ha hecho grandes esfuerzos para reestructurar Libia desde la caída de Gaddafi. Francia ha incrementado su ya existente aparato de intervenciones militares en la región del Sahel. Alemania empuja a los gobiernos africanos para que paren el flujo migrante desde el origen. Y el comando africano de EEUU incrementa su huella militar en el África subsahariana, como evidencia la muerte en combate de cuatro soldados de las fuerzas especiales de EEUU en Niger el pasado octubre, además de los planes para una nueva base militar en Ghana.
6. En su reciente reunión la Corriente Socialismo Internacional ha reafirmado su oposición incesante y absoluta hacia estas políticas:

– Nos posicionamos por fronteras abiertas y nos oponemos a todos los controles de migración: las personas migradas no son el problema, pero sí los jefes, los banqueros y su sistema;
– Al mismo tiempo, buscamos construir un movimiento antirracista de la forma más amplia posible, uniendo a todas las personas que se oponen a Trump y a la ultraderecha, defendiendo así a la gente refugiada y migrante.
– Construyendo sobre las tradiciones de la Liga Antinazi de los años 70, que se han renovado en los últimos años con KEERFA en Grecia, Aufstehen Gegen Rassismus en Alemania, Stand Up to Racism y Unite Against Fascism en Gran Bretaña, Unitat Contra el Feixisme i el Racisme en Catalunya, Platform für eine menschliche Asylpolitik en Austria, Marche des Solidarités en Francia y United Against Racism en Irlanda, tenemos como objetivo denegar a los fascistas la capacidad de agitar y organizarse construyendo movilizaciones masivas que los echen de las calles;
– Nos oponemos a cualquier intervención de los poderes imperialistas occidentales en África y Oriente Medio y exigimos el desmantelamiento de sus bases militares en esas regiones;
– Aprovecharemos cualquier oportunidad para construir la solidaridad internacional entre la gente explotada y oprimida del mundo. Sólo una revolución socialista puede poner fin y terminar con el sufrimiento y el conflicto causados por el capitalismo.

La coordinación de la Corriente Socialismo Internacional
13 de julio de 2018