Los partidarios de Israel dicen que es antisemita llamar a Israel racista. Quieren silenciar las críticas legítimas de su racismo institucional contra los palestinos. Sarah Bates y Tomáš Tengely-Evans explican por qué Israel oprime al pueblo palestino y por qué el racismo fue incorporado al Estado desde su fundación en 1948.
¿Qué es el sionismo?
El sionismo es la ideología fundadora de Israel. Surgió en respuesta al antisemitismo en Europa a fines del siglo XIX. En la Rusia zarista, el régimen usó al pueblo judío como un útil chivo expiatorio. Miles de judíos fueron asesinados en pogromos respaldados por el estado.
Los sionistas debatieron sobre la propuesta de abandonar los lugares en donde eran objeto de persecución y establecer un estado exclusivamente judío. Pero el hecho de que el sionismo fuera una respuesta a la opresión no lo hace progresista.
La lógica del sionismo ve el antisemitismo como una característica inevitable de la sociedad en lugar de algo que se puede erradicar mediante la lucha unida.
El sionismo era una corriente minoritaria entre la gente judía de Europa. Pero las atrocidades de los nazis obligaron a los judíos a huir. Los refugiados judíos fueron rechazados en países como Gran Bretaña y Estados Unidos.
Muchos más judíos se convencieron de la necesidad de un estado exclusivamente judío. Los sionistas solo pudieron crear el estado de Israel debido a la brutal represión de los palestinos y al apoyo del imperialismo occidental.
Esto se remonta a 1917, cuando el secretario del Interior conservador, Arthur Balfour, apoyó formalmente “la creación de un hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina.
Los sucesivos gobiernos han respaldado a Israel, pero con este apoyo no se trata de desafiar el antisemitismo. Se trata de fortalecer el papel de Israel como un poderoso aliado en el Oriente Medio.
¿Cómo se creó el Estado de Israel?
Israel fue fundado por colonos de Europa que buscaban robar tierras palestinas a sus habitantes, lo que llevó a un siglo de brutalidad.
El sueño sionista es un estado exclusivamente judío. Los primeros en adoptar el sionismo reclamaron Palestina como “suya” debido a su importancia histórica y religiosa para el judaísmo.
Afirmaban que Palestina era “una tierra sin gente para un pueblo sin tierra”. Querían decir que las personas que habían vivido allí durante siglos, los palestinos, realmente no pertenecían a esa tierra.
La ONU dijo en 1948 que el 55 por ciento de Palestina se le daría a los colonos sionistas, pero ellos querían más y lo tomaron por la fuerza.
Un punto crucial en la fundación de Israel fue la Nakba, o Catástrofe, en 1948.
Las milicias sionistas armadas expulsaron por la fuerza a los árabes de sus hogares y tomaron el control de Palestina. Pueblos y ciudades enteras fueron quemadas, esto fue limpieza étnica a gran escala. Como resultado de esto, unos 850,000 palestinos se convirtieron en refugiados.
La Nakba marcó el comienzo de otros 70 años de violencia hacia la gente árabe palestina por parte de los colonos sionistas.
¿Por qué Israel es un Estado racista?
Los palestinos viven bajo la constante opresión israelí. Un muro de apartheid de cientos de millas de largo aprisiona a los palestinos en Cisjordania.
Más de 1,5 millones están atrapados en Gaza, que es poco más que una prisión al aire libre. El estado israelí controla las fronteras de Gaza, que están sujetas a controles estrictos. Es un bloqueo que también significa que los suministros médicos a menudo no pueden llegar a quienes los necesitan.
La mayoría de los palestinos en Gaza no pueden irse. Y las fuerzas israelíes destruyen granjas y negocios palestinos, en un intento concertado de dañar la economía palestina.
Esto no es accidental: el racismo está integrado en los cimientos del estado israelí. Desde su creación, Israel ha consagrado el desprecio de la ley para los árabes palestinos porque busca ser un estado exclusivamente judío. Por ejemplo, una ley permite la ciudadanía a los judíos de todo el mundo, pero no permitirá que los refugiados palestinos regresen a Palestina.
Los palestinos en Israel son tratados como ciudadanos de segunda clase. Si muestran “deslealtad” al estado israelí, se les priva de la ciudadanía. También enfrentan discriminación en el empleo, mayores índices de pobreza y dificultades para acceder a la vivienda y la tierra.
Ese racismo ha ido creciendo más allá del odio hacia los palestinos. Los judíos negros etíopes enfrentan discriminación y racismo en las calles. Miles de refugiados y migrantes africanos en Israel están siendo amenazados con una pena de prisión indefinida si no se van.
¿Es antisemita oponerse a Israel?
Los gobernantes de Occidente quieren socavar el movimiento de solidaridad con Palestina al mostrar a los opositores de Israel como antisemitas.
Muchos gobiernos occidentales han adoptado la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto. Identifica metáforas o retóricas antisemitas impulsadas y usadas por la extrema derecha, como “judíos que controlan los medios” o negación del Holocausto.
Pero los ejemplos que da también incluyen “alegar que la existencia del Estado de Israel es un proyecto racista”. Israel es un proyecto nacionalista, racista y colonial que ha fortalecido el imperialismo occidental y confía en esta relación para su propia existencia.
La experiencia de vivir bajo la ocupación racista puede llevar a algunos palestinos a culpar a los judíos, en lugar del sionismo, por su opresión. Esto se ve reforzado por la actitud de Israel de pretender actuar en nombre de todos los judíos.
Es la izquierda en Palestina y Oriente Medio la que ha argumentado para culpar al sionismo.
Apoyar a un estado palestino con los mismos derechos democráticos para los árabes y los judíos en lugar de Israel no es antisemita, es antirracista.
Por qué una solución de un solo Estado es la única solución
Una “solución de dos estados” —con un estado israelí y un estado palestino que convivan uno al lado del otro— no es posible ni deseable.
Se suponía que los Acuerdos de Oslo de 1993 verían un futuro Estado palestino formado a partir de las conversaciones de paz. Se basaría en los “Territorios Ocupados” —East Jerusalem, Cisjordania y la Franja de Gaza— que Israel ocupó en 1967.
Pero todo el Estado de Israel se basa en el territorio palestino ocupado, y el racismo es intrínseco a este estado. Una “solución de dos estados” no abordaría el derecho del pueblo palestino a regresar a las tierras de las que fue expulsado en 1948, ni acabar con el racismo hacia la población árabe.
Israel solo permitiría que coexistiera un estado palestino subyugado. Pero incluso la base para tal estado está desapareciendo.
Israel sigue ocupando lo que queda de tierra palestina en Cisjordania a través de los asentamientos. Y ahora Donald Trump ha reconocido oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel, negando el derecho de los palestinos.
Esa es la lógica del proyecto colonial y racista de Israel. La única solución es un solo estado palestino donde la gente árabe y judía tenga los mismos derechos democráticos.
¿Hay un “lobby judío”?
Estados Unidos y Gran Bretaña respaldan la ocupación israelí de Palestina. Apoyan el bombardeo y el asedio de Israel a la Franja de Gaza. Y no hacen nada para evitar que Israel acapare lo que queda de tierra palestina en Cisjordania.
Estados Unidos le da a Israel 2.000 millones de libras en ayuda cada año, una cifra que empequeñece la ayuda exterior a otros países.
El apoyo de Occidente a Israel lleva a algunos partidarios de Palestina a ver un “lobby sionista” o un “lobby judío” que influye en la política exterior. Señalan a organizaciones tales como el grupo American Israel Public Affairs Committee (AIPAC).
Los racistas de derecha también usan el término “lobby judío” como un código para el antisemitismo.
Existe una relación especial entre EEUU e Israel, pero argumentar que se debe a un “lobby judío” invierte la relación. Occidente respalda a Israel porque está en sus intereses imperialistas.
Israel confirmó su relación especial con los Estados Unidos en la Guerra de los Seis Días en 1967 cuando derrotó a los ejércitos de los regímenes nacionalistas árabes vecinos. Tomó Jerusalén Oriental y Cisjordania de Jordania, los Altos del Golán de Siria y la Franja de Gaza y el desierto del Sinaí de Egipto.
Esto mostró a los Estados Unidos que Israel era un protector confiable de sus intereses en Medio Oriente amenazados por los movimientos contra el imperialismo.
Israel ha sido el perro guardián del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente desde entonces.
¿Por qué los y las socialistas apoyan la resistencia palestina?
El pueblo palestino tiene derecho a resistir la ocupación israelí por cualquier medio que elija.
La liberación nacional del pueblo palestino sería un golpe contra el imperialismo occidental, en Oriente Medio y en todo el mundo.
Ganar a gente de la clase trabajadora en países imperialistas, como Gran Bretaña, para apoyar a Palestina también debilitaría las ideas nacionalistas y racistas impulsadas por nuestros propios gobernantes.
Eso significa que no escogemos y elegimos apoyar a la resistencia palestina dependiendo de qué organización la lidere, aunque sí defendemos las ideas socialistas.
La principal organización que resiste a Israel desde la década de 2000 ha sido Hamas, un partido político islamista con un ala de resistencia armada. La derecha lo usa para difamar a políticos como el líder laborista, Jeremy Corbyn, y a la izquierda como apologistas del “terror islamista”.
Hamas creció después de que la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) aceptó el falso proceso de paz y renunció a su reclamo de un solo estado. Hamás y los palestinos tenían todo el derecho de continuar la lucha contra la ocupación israelí.
Del mismo modo, Hezbolá en el Líbano no es socialista, pero es una fuerza de liberación nacional cuya derrota de Israel en 2006 fue un golpe importante contra el imperialismo.
La resistencia palestina debilita a Israel y aterroriza a sus financiadores como Estados Unidos y Gran Bretaña. Más de una vez, el pueblo palestino ha inspirado revueltas y protestas en Oriente Medio que abren la posibilidad de un cambio más amplio, progresivo e incluso revolucionario. No apoyar la resistencia palestina porque no estamos de acuerdo con los grupos que actualmente la lideran implica alinearse con quienes culpan a los palestinos por defenderse.
Artículo publicado en Socialist Worker, 30/03/2018. Foto: Said Khatib/AFP. Traducción: Xoan Vázquez