Tina MacVeigh, concejala por People Before Profit en el ayuntamiento de Dublín
[català]

Cualquier persona que defienda el socialismo revolucionario debe apoyar la lucha por la independencia de Catalunya porque representa una oportunidad para romper con el régimen imperialista y posfranquista del Estado español, y también con la Unión Europea (UE) neoliberal.

La UE se estableció con el supuesto objetivo de evitar que los Estados europeos fueran a la guerra. Yo diría, sin embargo, que se ha librado una guerra económica contra la clase trabajadora europea. Esta institución dictatorial ha impuesto, desde arriba, políticas económicas que favorecen a la minoría rica frente a la mayoría.
Aquí en Irlanda, igual que en el Estado español, han rescatado a los bancos, han aumento los impuestos indirectos e injustos (como el IVA), han privatizado los servicios públicos y han implementado políticas financieras que otorgan a los gobiernos derechistas —como el español o el de Irlanda— el marco que necesitan para fortalecer el sector privado en la provisión de vivienda.
Desde la muerte de Franco en 1975, la misma élite gobernante ha permanecido en posiciones de poder en los sectores económico y político en el Estado español. El sistema político que surgió de la época franquista se enmarcó en una constitución que protegía la unidad del Estado; aunque reconocieron la existencia de identidades diferentes, las comunidades se dividieron mediante fronteras falsas y con el poder centralizado.

Este sistema político reaccionario afecta a los movimientos independentistas, pero también a los movimientos sociales y económicos en general. Por lo tanto, no sorprende que el Estado español haya atacado constantemente la dinámica económica y social progresista que apuntala el movimiento independentista catalán.

Esto no es sólo un problema catalán, sino algo que afecta a toda la clase trabajadora y gente progresista que vive bajo el Estado español.

Existen diferentes puntos de vista sobre la lucha catalana, dependiendo de la ubicación de cada cual en el espectro político, por supuesto. No debe sorprender que el gobierno irlandés haya ofrecido firmemente su apoyo al gobierno español, reconociendo sin ambages la autoridad y la unidad del Estado. Es previsible considerando la ideología del partido gobernante: éste apoya las políticas económicas neoliberales; recompensa el fracaso y el racismo con ascensos dentro del partido y del gobierno; encubre y defiende la corrupción policial; aplica castigos meramente simbólicos contra los bancos que siguen robando a la gente corriente.

Su visión de la independencia de Catalunya está respaldada por los reportajes en los principales medios de comunicación. Éstos se vieron obligados a informar de la violencia policial que presenciamos el 1 de octubre y de las masivas manifestaciones pacíficas, así como de huelga general que se produjo como respuesta, pero no obstante los medios sugieren que se trata de una revuelta burguesa. Fomentan la idea de que la gente catalana es codiciosa, que no quiere ayudar a las comunidades más pobres del Estado español.

Sin embargo, la gente de a pie está horrorizada por la represión y apoya firmemente al pueblo catalán, su derecho a la democracia y su derecho a la autodeterminación. Esto no es sorprendente ya que la gente corriente de Irlanda sabe muy bien que la democracia limitada que existe bajo el capitalismo no sirve a sus intereses. Sabe muy bien que la policía no defiende el interés común, sino los intereses del Estado y la clase dominante.

Lo vimos aquí en Irlanda durante nuestra lucha contra la privatización de los servicios del agua; la policía defendió los intereses de los individuos que habían de sacar beneficios de ello. También saben muy bien que una ruptura con el Estado español y con la UE por parte de Catalunya, con la creación de un nuevo Estado, crearía la oportunidad para que otros siguieran sus pasos: no sólo para otros movimientos independentistas, sino para los movimientos sociales en general.

En Irlanda existe ahora una interesante alianza entre la izquierda radical y el partido republicano, el Sinn Féin, sobre la cuestión catalana. Mientras que el Sinn Féin es un partido nacionalista y tiene algunas políticas económicas y sociales de izquierda, su relación con el capitalismo es reformista. En la izquierda radical —como en People Before Profit, el partido que represento en el ayuntamiento de Dublín— queremos acabar con el capitalismo. Nuestro apoyo al movimiento independentista catalán surge de la visión de que éste representa una agenda económica y social progresista pero, lo que es más importante, representa una oportunidad para una ruptura. Podríamos avanzar hacia el tipo de sociedad que tiene como prioridad a las personas y sus necesidades. El tipo de sociedad que no crea fronteras ni libra guerras; no como ahora, cuando se obliga a personas a arriesgar sus vidas y las de sus familias intentando cruzar océanos en pequeños botes a la búsqueda de un lugar seguro. El tipo de sociedad donde el género y la sexualidad no son una base para la discriminación. El tipo de sociedad que quiere proteger el planeta. Éstos son los ideales que sustentan el movimiento independentista catalán y lo hacen un faro de esperanza para la gente anticapitalista.

Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias, como People Before Profit trabajamos con el Sinn Féin y otros grupos de izquierda que se solidarizan con Catalunya y nos hemos unido a ellos en una plataforma solidaria. Tras los acontecimientos que se desarrollaron tras la votación del referéndum del 1 de octubre —y atendiendo a la convocatoria que provenía de los grupos en Barcelona que habían impulsado la plataforma WithCatalonia— establecimos WithCatalonia Ireland. Lo conforman varios partidos políticos y activistas de izquierda que participan activamente en la plataforma, pero cuenta también con el apoyo de un abanico más amplio de activistas y sindicalistas que condenan la represión del Estado español y se solidarizan con el derecho del pueblo catalán a la autodeterminación. El grupo también ha acogido recientemente el apoyo y la colaboración del Casal Català.

Hemos organizado paradas en la calle y concentraciones en apoyo a los presos políticos catalanes, y una campaña por correo electrónico para apoyar la propuesta de enarbolar la bandera catalana en el ayuntamiento de Dublín. Actualmente estamos organizando un evento de música tradicional que tendrá lugar el 15 de diciembre, e incluiremos a músicos de origen irlandés, catalán, vasco y palestino. Esperamos utilizar este evento para difundir la plataforma de solidaridad.

Dado que preveemos que la represión estatal española continúe sin interrupción en los próximos meses, tras las elecciones del 21 de diciembre, la plataforma tiene como objetivo celebrar un evento al mes a partir de enero y éstos tomarán la forma de simposios sobre temas como la historia catalana, la cultura y, por supuesto, la situación política.

Recientemente, en Marxism, las jornadas de izquierdas más importantes de Irlanda, la sesión de apertura se centró en la crisis democrática catalana: una ponente de la CUP y yo hablamos sobre el tema y se produjo un interesante debate con varias de las 150 personas que asistieron. Otros debates públicos y manifestaciones también han sido organizados por grupos como el Casal Català, los representantes de la ANC aquí en Irlanda y otros activistas de izquierda y grupos antirepresivos.

El 13 de diciembre, se votará la propuesta de izar la bandera catalana en el ayuntamiento de Dublín. El mes pasado, la mesa del ayuntamiento ya respaldó la propuesta, ahora debe ser acordada por el pleno. Ha habido una campaña de apoyo vía correo electrónico, la gente está escribiendo a sus concejales pidiéndoles que apoyen la propuesta. No debe sorprendernos que el gobierno y sus aliados se opongan, por todos los motivos ideológicos descritos anteriormente. Algunos del principal partido opositor podrían apoyar la propuesta o abstenerse. Por supuesto, la izquierda —incluyendo el partido republicano Sinn Féin y el anticapitalista People Before Profit— lo apoyará. En cuanto a los partidos del centro, como el Partido Laborista y los Verdes, parece que, si bien condenan la violencia policial, opinan que la cuestión catalana es un asunto interno que el Estado español debe resolver y no deberíamos involucrarnos.

Sin embargo, la pregunta que se les ha planteado es apoyar el derecho del pueblo catalán a la autodeterminación, a todo el pueblo de Catalunya, y como tal, la propuesta es enarbolar su bandera.

Seré clara en mi discurso en el pleno: como el ayuntamiento más grande del país y en nombre de la gente de Dublín, una ciudad hermanada con Barcelona; ​​como una institución democrática, tenemos que escoger. O estamos del lado de la democracia… o del lado de la policía, la represión y violencia estatal. No hay término medio. Por citar a Gramsci y coincidiendo con las consignas del movimiento independentista catalán en sí mismo, si vivimos debemos tomar partido y en este caso debemos defender los derechos humanos y la democracia.

Si permitimos que el Estado español y la UE se salgan con la suya, entonces a nosotros nos puede pasar lo mismo. Simplemente no hay razón en el mundo para esperar nada diferente. Ya vimos la represión que la UE libró contra Syriza en Grecia: tras la violencia económica viene el tipo de violencia que hemos presenciado en las calles de Catalunya. Ésta es la amenaza para la clase trabajadora de toda Europa cuando se levante contra el neoliberalismo y el surgimiento de la extrema derecha que se está fortaleciendo cada vez más.

En Irlanda, estamos desarrollando una masiva campaña para luchar por los derechos reproductivos de las mujeres; por el derecho y la provisión de vivienda pública; contra los recortes en nuestro sistema sanitario; por la legalización del cannabis medicinal… Nuestro gobierno, muy inestable, está bajo constante presión y esperamos que pronto se derrumbe bajo el peso de la creciente falta de vivienda, la destrucción de los derechos de los trabajadores, la precariedad económica y las revelaciones de corrupción policial.

Nosotros también estamos librando nuestra propia guerra contra el neoliberalismo. Por esto, en todas estas campañas, es importante educar a los y las activistas para que puedan ver las conexiones entre las luchas de la clase trabajadora irlandesa, catalana y española. Hay una carrera por el futuro, debemos unirnos en nuestra lucha por él, tenemos un mundo que ganar.