Héctor Sierra

1)    Cuando en 2010 el Tribunal Constitucional decretó, posteriormente a su aprobación mediante un referéndum, que la reforma del Estatut catalán era inconstitucional, un millón de personas tomaron las calles de Barcelona al día siguiente. Si la maquinaria del Estado se había puesto en marcha para pulverizar las humildes reformas planteadas en el Estatut  -reformas pensadas para abordar el creciente descontento entre la población catalana con la recentralización, no para poner en tela de juicio el entramado establecido al final de la dictadura-, muchas personas asumieron que cambios de mayor envergadura serían impensables dentro del actual marco político. El impacto de la crisis y la austeridad, que empeoraría las condiciones de la mayoría trabajadora y radicalizaría a secciones de las clases medias, convencería a muchas de que la independencia podría proporcionar ese nuevo marco donde construir una sociedad distinta sí sería posible.

2)    La izquierda independentista vasca ha seguido la evolución del proceso en Catalunya con lo que Arnaldo Otegi ha definido como “envidia sana”, pero sin ser capaz por ahora de poner en marcha un proceso similar. La presencia enquistada del conflicto armado en la sociedad vasca, que se quiso dar por concluida en 2011 pero el Estado ha postergado tanto como ha podido, significó que, cuando la crisis estalló y nuevas posibilidades rupturistas aparecieron, la sociedad vasca se encontraba atrapada en una dinámica muy distinta a la catalana. Por otro lado, el mismo Otegi ha reconocido que uno de los errores de la coalición independentista EH Bildu durante los primeros años de la crisis fue destinar todos sus esfuerzos a abordar las consecuencias del conflicto armado y no erigirse en los principales oponentes de la austeridad en un momento en el que los desahucios, las privatizaciones y los recortes comenzaban a ser generalizados. Esta carencia explica parcialmente el arrollador éxito de Podemos en el ciclo electoral de 2015-16 en la Comunidad Autónoma Vasca y Nafarroa, donde sectores de la izquierda identificaron a Podemos como el voto contra la austeridad y las políticas represivas del PP.

3)    Un programa de tertulia en la televisión pública vasca dio cobijo el pasado lunes a un debate entre Diana Urrea (Alternatiba) y Josu Montalbán (PSE) en torno al referéndum catalán. Urrea correctamente defendió la votación del 1 de octubre como el unico referendum posible, pero después afirmó: “pasarán muchísimas generaciones antes de que se genere un estado democrático en el estado español. No en las próximas elecciones encontraremos gobiernos democráticos, porque ya hemos visto que una mayoría social quiere mantener a gobiernos del Partido Popular y del Partido Socialista”1. Arnaldo Otegi y otros líderes de la coalición han expresado opiniones similares en múltiples ocasiones. El hecho de que Podemos, una fuerza con vocación de cambiar el estado español, sólo fuese la primera fuerza en las elecciones generales de 2015 y 2016 en Euskal Herria y Catalunya, donde el PP y el PSOE se han convertido en partidos residuales, mientras que en el resto del Estado no haya conseguido imponerse a los dos partidos pilares del régimen, parece dar cierta validez a este argumento.

4)    Si bien estas declaraciones de la izquierda independentista vasca se deben entender como una reacción frente al nuevo unionismo articulado por Podemos, también responden a una debilidad de la actual izquierda abertzale. EH Bildu es una coalición integrada por partidos que van desde el anticapitalismo, como pueden ser Alternatiba y Sortu, hasta la socialdemocracia, EA, resultado de una escisión de la izquierda del PNV. Cuando un sector de la izquierda abertzale, encabezado por Otegi y el sindicalista Rafa Díez Usabiaga (recientemente puesto en libertad tras pasar casi siete años en prisión), iniciaron el debate que desembocaría en la desaparición de ETA, no lo enmarcaron en términos morales, sino estratégicos: la lucha armada no sólo no facilita la creación de un movimiento de masas, sino que la obstaculiza, a) alienando a la gente y relegándola al papel pasivo de animadores al otorgarle el liderazgo del movimiento a un grupo clandestino y b) proporcionando al estado el escenario donde poder reprimir salvajemente. Sin embargo, como pasara en Irlanda, la lucha armada no ha dado lugar a un proyecto revolucionario de masas, sino a la instauración de una nueva vanguardia alienante, esta vez la del reformismo parlamentario.2

5)    La principal estrategia del nuevo soberanismo vasco ha consistido en interpelar, criticar y ejercer presión sobre el PNV, con el objetivo de desplazarle al bloque independentista. Hay varios motivos por los que es extremadamente dudoso que el PNV vaya a seguir los pasos de sus homólogos en Catalunya. El primero es la existencia del concierto económico, un mecanismo que por ahora permite a la mayoría de la burguesía vasca sentirse cómoda dentro del marco autonómico. El segundo es la composición de sus bases: mientras que los miembros del partido saludaron la segunda victoria de Iñigo Urkullu a gritos de “Independentzia!” en 2016, el PNV ha sido uno de los mayores beneficiarios electoralmente del desmoronamiento del PP y el PSE en la CAV, un beneficio que no ha sido casual. Xabier Arzalluz, histórico líder del partido, confesaba una entrevista reciente: “Tengo un miedo. Si los del entorno de Otegi y los de Ahal Dugu (Podemos Euskadi) se juntan, serán más de la mitad (del voto electoral), y eso asusta a mucha gente. Esa es mi preocupación: que un voto nuevo está llegando al PNV, que no es ni el de antes ni el abertzale sino el voto del miedo, principalmente el de los que están bien económicamente y se sienten amenazados por esa radicalidad.”3 El tercer, y más importante motivo, es que, como legado de la lucha armada, el movimiento de masas que dio lugar a la mayoría independentista en Catalunya, y en último lugar a un parlamento burgués dispuesto a trascender la legalidad burguesa española, no existe en Euskal Herria. El primer requisito para continuar construyéndolo es una fuerza de izquierdas preparada para señalar al PNV como el enemigo de dichas masas y desafiarlo.

6)    Debido a que el actual entramado político español es el resultado de la victoria de los sectores reformistas de la dictadura, y la derrota del movimiento obrero al final de los setenta pese a muchísimas ganancias, resistencia en los primeros años de la crisis a los ataques a la clase trabajadora condujo muy rápidamente a la reapertura de todo tipo de cuestiones políticas sin resolver: mucha gente comenzó a cuestionarse por primera vez los pilares ideológicos del período constitucional, como la Transición, la monarquía y la unidad nacional. Estas luchas han reestructurado el mapa electoral y creado un balance de fuerzas más favorable para la izquierda, pero no han conseguido derribar los cimientos del régimen del 78. Los partidos de izquierda no llegan al poder porque tienen los candidatos más carismáticos o porque dirigen las mejores campañas; ganan en contextos de niveles de lucha social elevados, en los que la gente de a pie se siente más segura de sí misma y es más consciente de nuestra fuerza colectiva. Podemos puntuó más alto en las encuestas cuando el nivel de lucha era más alto; conforme la acción se trasladó de las calles a las instituciones, sus posibilidades de ganar descendieron, y con ello la radicalidad de su discurso.

7) Actualmente, el PP es extremadamente débil, pero el movimiento en Catalunya es lo único que les separa de dejar atrás la crisis de la última década y empezar a lamerse las heridas. Al mismo tiempo, este movimiento representa el episodio más serio y más maduro de dicha crisis. Si el aparato represivo del estado se está dejando ver como no lo había hecho durante 40 años – o mejor dicho: como sólo se había dejado ver en Euskal Herria – es porque nunca en este tiempo se ha sentido tan amenazado. El PP está renunciando a cualquier tipo de planificación a largo plazo y simplemente está determinado a detener el referéndum, cueste lo que cueste. Si triunfan, esto crearía un escenario que sólo sería sostenible con niveles inéditos de represión, cada vez más desesperados, para sofocar cualquier asomo de oposición no sólo en Catalunya sino en todo el estado. Esto no requiere un cambio en el código legal, como estamos viendo estos días: basta con una aplicación más selectiva de la Ley Mordaza y la legalidad constitucional vigente.

8) La izquierda española encabezada por Podemos e Izquierda Unida, como sus antecesores al final de los años treinta y setenta, han defendido el derecho de autodeterminación de las naciones en el estado español en abstracto hasta que se ha planteado de una forma concreta, y entonces se han alineado con el estado capitalista. La propuesta de la izquierda española a las izquierdas vasca y catalana nunca ha ido más allá del: “espéranos, ayúdanos a ganar, y cuando estemos en el poder reformaremos la Constitución y cambiaremos el país para que vosotros podáis ejercer vuestros derechos nacionales”; desde Euskal Herria y Catalunya, algunos han respondido correctamente que es exactamente al revés: ejerciendo nuestros derechos, sin pedir ni esperar el permiso de los amos, crearemos el contexto en el que vosotros podréis ganar y cambiar el país. Pablo Echenique, secretario organizacional de Podemos, dirigió en agosto un texto a Gabriel Rufián (ERC) acusando a la izquierda independentista catalana de no querer que Mariano Rajoy fuese expulsado de la presidencia porque eso demostraría que el estado español puede reformarse y despojaría de argumentos al proyecto independentista4. En realidad, las izquierdas catalanas apoyaron la fallida moción de censura impulsada por Podemos contra Rajoy. Rufián respondió a la carta diciendo: «la fraternidad no es decirle a un pueblo que espere a que tú ganes, la fraternidad es dejarle ganar frente a quién siempre ha ganado y poder enarbolar su ejemplo» y «Vuestra lucha es nuestra lucha, la pregunta es por qué la nuestra no es la vuestra.»5 Afortunadamente, la rebelión de las bases de Podemos, sobretodo el sector anticapitalista y Podem, contra la posición adoptada por el liderazgo ha sido formidable; aún hay tiempo para que se logren cambios más profundos antes del uno de octubre.

9)    La paradoja: una clase dominante que se sabe fuerte y estable probablemente podría haber resuelto esta crisis permitiendo mucho antes que el referéndum se celebrase, prometiendo reformas y dejando que el PSOE y Podemos hiciesen campaña por el no. La intransigencia del PP, su pasado autoritario y su dependencia en el apoyo de los sectores más reaccionarios de la sociedad ha creado un escenario mucho más favorable no sólo para la independencia, sino para aquellos que la defienden desde una perspectiva revolucionaria internacionalista. La desobediencia se extiende: 32,000 personas en Bilbo en apoyo al referéndum, cientos abarrotando las calles de Madrid cantando L’estaca, actos solidarios en otras ciudades del estado. Nos encontramos en el contexto en el que una izquierda audaz puede hacer avances importantes, en el que los estallidos de resistencia pueden expandirse cuantitativa y cualitativamente y en el que las ideas de la gente pueden comenzar a cambiar rápidamente.

10)   El discurso independentista de izquierdas no puede basarse en la idea de que algo inherente a la población del resto del estado impedirá que haya cambios. Las prohibiciones de algunos de los actos pro-referéndum fuera de Catalunya como parte de la reciente escalada represiva no son casuales: el gobierno es muy consciente de que la solidaridad puede ser muy peligrosa. Les aterroriza la idea de que l@s trabajador@s del conjunto del estado, en vez de apoyar a su clase dirigente en nombre de “intereses nacionales”, se den cuenta de que la represión usada hoy contra l@s catalan@s se empleará mañana contra ell@s, y de que tienen mucho más en común con ell@s que con su clase dirigente nacional. En los últimos días, 30,000 personas han marchado en Algeciras por la sanidad pública, miles en Linares contra el desempleo, miles más en Murcia contra las vías… Estas personas no se han movilizado en solidaridad con el derecho democrático de los catalanes a un referéndum. Pero ¿qué pasará si el uno de octubre descubren que el gobierno del PP no es todopoderoso y puede ser derrotado?

1.       https://www.facebook.com/225043174179673/videos/1872553336095307/

2.       http://davidkarvala.blogspot.co.uk/2006/01/el-proceso-de-paz-en-irlanda-cronica-de.html

3.       http://www.berria.eus/paperekoa/1906/007/001/2017-08-13/garbi_dago_zein_izango_den_katalanen_etorkizuna_hori_jadanik_eginda_dago.htm

4.       http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170808/echenique-por-que-gabriel-rufian-no-quiere-que-echemos-a-rajoy-6214195

5.       http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170809/a-pablo-echenique-por-13-razones-articulo-gabriel-rufian-6216271