Ésta es la cuarta y última de una serie de crónicas sobre Marxism, las jornadas anticapitalistas en Londres del Socialist Workers Party.
1 Introducción y Oriente Medio · 2 Islamofobia y fascismo · 3 Marxismo y la lucha trans, Discapacidad y resistencia · 4 Venezuela, Grecia, Estado español
David Karvala
¿Hacia dónde va Venezuela?
A las 10 h del domingo 9 de julio, cerca de un centenar de personas asistieron a una excelente charla sobre Venezuela; una de las ocho sesiones celebradas en paralelo. (Mencionemos de paso los otros siete títulos, para confirmar que incluso a esa hora había una oferta impresionante: ¿Qué es el islamismo?; Otra escuela es posible: la lucha por la educación; Tras las elecciones: ¿adónde va Escocia?; La revolución perdida: Alemania 1918-23; El cambio climático y la ciencia ficción; Black Lives Matter: racismo, clase y revuelta en Estados Unidos; ¿Era socialista la URSS?)
Evidentemente, el contexto fue la grave crisis del país… de hecho del continente entero. El ponente, Andy Brown, explicó la trayectoria de los gobiernos de lo que llamó “la marea rosada” en América Latina. A lo largo de los últimos 10-15 años se han ido perdiendo las expectativas que muchos sectores tenían en el “socialismo del s.XXI”.
Parte del problema en el caso venezolano es la bajada en el precio del petróleo durante los últimos años. También es importante que el objetivo de diversificar la economía —para no depender tanto de la producción de esta materia prima— nunca se consiguió. Durante bastantes años los altos precios de petróleo permitieron invertir dinero en programas sociales, sin poner en cuestión los ingresos ni mucho menos la riqueza acumulada de la burguesía venezolana. Ya no es así.
Por otro lado, está la gradual pero insistente desmovilización social. La magnífica y masiva respuesta al golpe de Estado de 2002 es ahora un recuerdo lejano; hoy la desmoralización afecta a mucha gente pobre y trabajadora. Este factor va relacionado con la corrupción de cada vez más dirigentes “bolivarianos” y con la burocratización del proceso chavista. El Partido Socialista Unido de Venezuela es un instrumento de gestión desde arriba, no una expresión de poder desde abajo.
Según el ponente, “Maduro sueña con llegar a acuerdos con capitalistas razonables con los que puede colaborar, pero esto no es más que un espejismo.” En realidad toda la derecha está en contra del chavismo. En la situación actual, no hay término medio; la defensa de los intereses de la gente pasaría por un ataque más fuerte contra los ricos.
Sin embargo, el gobierno va en la dirección opuesta. Hace unos meses el vicepresidente venezolano presentó un nuevo marco legal que ofrece seguridad jurídica para el capital: “Quien quiera venir a invertir en Venezuela, en el marco de la constitución, tiene todos sus derechos garantizados y además la protección integral de la inversión internacional directa.” (O se puede consultar la web oficial que declara: “Venezuela: un país de oportunidades para la inversión extranjera”.)
La victoria de la derecha golpista de Venezuela sería un desastre para la clase trabajadora y los pobres del país, como lo está siendo en Brasil.
Pero la solución no pasa por un apoyo acrítico al gobierno de Maduro ni tampoco, en la situación actual, por exigir la caída de Maduro. Hace falta un movimiento independiente. Hay que apoyar a la gente trabajadora, y también a los pueblos indígenas cuyas tierras están amenazadas por megaproyectos de minería, no sólo contra la derecha sino también frente al Estado y la boliburguesía.
Venezuela hoy es otra muestra de que no se puede llegar al socialismo, ni siquiera a algo parecido a él, por encima de la gente trabajadora y las clases populares en general. El poder democrático desde abajo no es un extra, es la esencia.
La tragedia de Syriza
En la siguiente sesión, unas 150-200 personas asistieron a una charla sobre “la tragedia de Syriza” (de nuevo, fue una de ocho sesiones en paralelo). Habló Panos Garganas, militante destacado del SEK, Partido Socialista de los Trabajadores, organización hermana de Marx21 en Grecia.
Explicó lo que es realmente una tragedia. Como sabemos, Syriza ganó las elecciones con promesas de cambio. Frente a las exigencias de la Troika de hacer unos recortes brutales, Tsipras apostó por el referéndum y ganó el rechazo a la austeridad. Pero luego aplicó los recortes de todas maneras. Ahora aplica ataques al nivel de vida de la gente trabajadora aún más brutales que los de gobiernos anteriores; ataca especialmente las pensiones de la gente jubilada.
Panos comentó una iniciativa del SEK de unir a las divididas fuerzas de la izquierda: el partido comunista griego, KKE; Unidad Popular, una escisión de Syriza que rechaza los recortes; y la coalición anticapitalista Antarsya, de la que el SEK forma parte. Explicó que existen problemas; por ejemplo el KKE es en realidad muy ortodoxo y sectario.
Aún así, con más cooperación en la izquierda radical, ésta podría aumentar un poco su presencia en el parlamento. Sin embargo, Panos explicó, esto no es lo más importante. Entrar en las instituciones no supone “estar en el poder”; el Estado sigue existiendo y el capitalismo también.
El aspecto clave de la colaboración es la unidad en las luchas y las movilizaciones. Hace falta unir fuerzas tras exigencias como el impago de la deuda; nosotros no recibimos los préstamos, no nos toca pagar la deuda. Ante la elección entre aplicar la austeridad o salir de la Unión Europea, se debe apoyar la segunda opción.
Donde la unidad debería ser sencilla, como en el apoyo a las huelgas, no siempre es así. Ante la magnífica lucha de la plantilla de ERT, la emisora estatal de TV y radio, algunos sectores de la izquierda, como el KKE y algunos anarquistas, se negaron a apoyar la lucha. Alegaron que se trataba de “funcionarios privilegiados” que no se merecían la solidaridad.
Huelga decir que la situación griega es crítica, entre la crisis económica y el problema del fascismo (que se trata en otra crónica). La única nota positiva es que el SEK hace lo que puede para impulsar las luchas y para intentar agrupar a las personas que defienden un cambio real, desde abajo.
La lucha en el Estado español
Se dedicó una sesión a “Podemos y la lucha en el Estado español”. Hubo tres ponencias, sobre diferentes aspectos de la situación.
En la primera, Héctor Sierra, militante del SWP, dio una breve visión global de la crisis y dibujó la trayectoria de Podemos, explicando las raíces de la desilusión actual con este proyecto. (Ha escrito un buen artículo sobre el tema en la revista teórica International Socialism.)
En la segunda, Marta Castillo, del Colectivo Acción Anticapitalista, de Sevilla, habló de las luchas obreras que se están dando en el Estado español, especialmente la de las y los estibadores, así como de las Marchas por la Dignidad.
En la última ponencia desde la mesa, David Karvala (yo mismo) habló de la lucha por el derecho a decidir de Catalunya y la necesidad de que el resto de la izquierda, tanto en el Estado español como al nivel internacional, la apoye, frente a la represión que ejerce el PP.
Muchas intervenciones en el debate (con una sola excepción, la de una madrileña despistada, seguidora de Felipe González) respaldaron este último argumento.
Conclusión
Estas jornadas son, año tras año, un espacio esencial para aprender y debatir. Tienen un alto nivel teórico, pero no se dedican a la abstracción académica: las charlas se dirigen a afinar estrategias en la lucha para cambiar el mundo.
Quienes compartan este objetivo deberían pensar seriamente asistir el año que viene, cuando se volverán a celebrar, a principios de julio.
La página web de las jornadas: https://marxismfestival.org.uk