Ésta es la tercera de una serie de crónicas sobre Marxism, las jornadas anticapitalistas en Londres del Socialist Workers Party.
1 Introducción y Oriente Medio · 2 Islamofobia y fascismo · 3 Marxismo y la lucha trans, Discapacidad y resistencia · 4 Venezuela, Grecia, Estado español
David Karvala
Marxismo y la lucha trans
Asistí a una charla increíble y rompedora titulada “Más allá del binario: marxismo, género y la política trans”, introducida por Sue Caldwell, profesora y miembro del comité central del Socialist Workers Party. Empezó diciendo que necesitamos un análisis marxista de este tema, pero Marx no lo trató en su obra El Capital. Por tanto, tenemos que desarrollar y debatir nuevas ideas colectivamente; no hay una respuesta ya escrita.
Dijo que mucha gente joven hoy, al hablar de género no habla sólo de la opresión de las mujeres, sino que pone en cuestión las identidades establecidas de género.
Se pensaría que los “viejos” movimientos contra la opresión, como el movimiento feminista, apoyarían el derecho de las personas a definir su identidad. Tristemente, a menudo no es así. La famosa feminista australiana de los años 60, Germaine Greer, argumenta que no es “justo” que un hombre decida que es una mujer, que las mujeres trans no son mujeres “reales”… ha dicho que “sólo porque te cortes el pene… no te conviertes en una mujer”. Sue argumentó que con estas simplificaciones menosprecia a las personas trans e ignora situaciones de sufrimiento real.
A partir de visiones como la de Greer se ha inventado el término “TERF”, (Trans Exclusionary Radical Feminists, Feministas Radicales que Excluyen a las Trans). Sue rechazó el término, prefiriendo hablar de feministas que son críticas con las mujeres trans, y se opuso a los intentos de boicotear e impedir las conferencias de estas feministas; insistió en que hay que debatir y criticar sus ideas, pero no censurarlas. También destacó que algunas feministas históricas tenían posiciones mucho mejores que la de Greer, por ejemplo la feminista afro americana, Angela Davis.
Sue habló primero del aspecto biológico. Rechazó la visión de dos sexos como dos bloques separados. No existen “cerebros masculinos” y “cerebros femeninos”, sino que hay un mosaico de variedad en este y otros aspectos biológicos. En general, no existe la dicotomía hombres y mujeres. Citó casos de personas con cromosomas XY (asociados a hombres) que tienen útero y han dado a luz a bebés. Existe la idea, muy extendida, de que básicamente todo el mundo es hombre o mujer y que sólo hay unas pocas excepciones donde el tema se ha averiado (y esta visión no se limita a grupos reaccionarios como Hazte Oír con su autobús transfóbico). Según Sue, “debemos rechazar esta visión y celebrar la diversidad en todos sus aspectos”.
Tras este repaso del sexo biológico, la ponente tocó la identidad de género. ¿De dónde viene el género? ¿Es sólo una cuestión de condicionamiento? Sue argumentó que no, que la identidad de género es producto de una interacción entre factores biológicos y sociales.
En esto, choca (de nuevo) con algunas feministas que argumentan que las identidades de género son puramente de condicionamiento y por tanto que las personas que se sienten “mal asignadas” se han dejado llevar por los roles impuestos; estas feministas rechazan la cirugía de reasignación de sexo (a veces levantando la fantasma de operaciones de cambio de sexo a niños y niñas, cuando, en Gran Bretaña al menos, como explicó una activista en el debate, estas operaciones son muy difíciles de conseguir y en ningún caso se llevan a cabo antes de los 18 años de edad).
Sue argumentó que existe un problema real de disforia de género —el término se refiere a las personas que sienten una discordancia entre su identidad de género y su sexo asignado, con el que no se identifican y el cual no sienten como propio— y que como marxistas debemos apoyar el derecho de las personas a vivir como quieran. Negar este derecho es contribuir a una opresión que tiene efectos devastadores sobre las personas implicadas (como fue el caso de Alan, un adolescente trans catalán de 17 años que se quitó la vida a causa del bullying transfóbico; existe una tasa alarmante de suicidios entre las personas trans).
En el debate participaron personas muy diversas: activistas trans; profesores/as; un científico de Oxford que estudia la cuestión de sexo y género…
En su conclusión, Sue insistió en unos puntos clave.
Respecto a las “feministas radicales trans críticas” les preguntó, si queréis controlar quién realmente es mujer y quién no, ¿quien hará de “policía de género”? Para Sue, no es una cuestión abstracta. Explicó que la policía (la de verdad, no un grupo feminista) la había expulsado físicamente de los baños de mujeres en una estación de tren de Londres porque pensaba que no era mujer.
Con todo, abogó por ir avanzando en el análisis marxista de esta y otras formas de opresión, para contribuir a la lucha por la liberación en todas sus facetas. De nuevo, abogó por un debate fraterno pero muy firme con los sectores del feminismo que no aceptan a las mujeres trans. Realmente fue una charla impresionante.
Discapacidad y resistencia
La izquierda suele ignorar las luchas de la gente discapacitada. Sin embargo, hace mucho tiempo que se trabaja el tema en las jornadas de Marxism; este año se tocó en diversas sesiones.
Asistí a la charla sobre “¿Cómo puede la gente discapacitada conseguir la liberación?”. El ponente, Roddy Slorach, publicó un libro sobre el tema el año pasado. Centró su introducción en explicar la visión marxista de la cuestión, que se basa en el modelo social de la discapacidad. Muy brevemente, argumenta que en una sociedad sana se reconocería que cada persona tiene diferentes habilidades, con puntos fuertes y débiles. Es la sociedad capitalista la que insiste en categorizar a algunas personas —las que no sirven para ocupar un puesto de trabajo estándar— como “discapacitadas”, y las oprime.
La solución no es cambiar las palabras, aunque éstas son importantes. A corto plazo hay que luchar por mejoras, o más bien contra los recortes; en GB existe un movimiento impresionante de “Personas Discapacitadas Contra los Recortes” (DIPAC). A largo plazo, la solución es luchar por una sociedad en la que se reconozca a cada persona por lo que es, en vez de juzgarla en función de si puede actuar como una pieza más en la máquina de producir beneficios.
En el debate participaron personas muy diversas de este ámbito y explicaron experiencias personales tanto de opresión como de luchas. Según el ponente, los movimientos de gente discapacitada solían estar dominadas por personas en sillas de ruedas o ciegas, marginando a personas con otros tipos de impedimentos, sobre todo mentales. En la charla, hubo mucha diversidad en este sentido.
La conclusión del ponente fue que quien quisiera combatir contra el sistema debía unirse al SWP, como un partido que da la bienvenida a cada persona, por mucho o poco que piense que puede aportar.
La página web de las jornadas: https://marxismfestival.org.uk