Socialist Worker (GB), 23/03/2017
[En català]
Cuatro personas murieron ayer miércoles en un atentado cerca del Parlamento británico en Londres. El agresor arrolló deliberadamente, con su coche, a varias personas en el puente de Westminster, después descendió del vehículo y apuñaló a un policía a las puertas del Parlamento antes de ser abatido a tiros por la policía. Más de 40 personas resultaron heridas.
La gente se apresuró a ayudar a los heridos y el doctor Jeeves Wijesuriya, presidente asiático del comité de médicos jóvenes de la Asociación Médica Británica, y líder de una reciente lucha laboral en el sector, fue el primer médico en acudir al lugar del atentado.
Pero los racistas y los islamófobos se apresuran a usar la tragedia para sus propios fines. El grupo nazi Britain First (¡Gran Bretaña primero!) —el nombre que gritó Thomas Mair mientras asesinaba a la diputada laborista Jo Cox— ha convocado una manifestación.
Donald Trump junior, el hijo mayor del presidente de EEUU, publicó un enlace a una noticia en la que el alcalde de Londres, Sadiq Khan, decía que los ataques terroristas “constituían una parte de la vida de una gran ciudad”. Trump intentó hacer aparecer la frase como si fuera la respuesta de Khan al atentado de ayer, cuando en realidad era una observación general de septiembre del año pasado.
Habrá más intentos de utilizar la conmoción y el dolor de los asesinatos para dividir a los trabajadores, justificar más guerras y fomentar la islamofobia.
Es vital ahora que los antirracistas redoblen sus esfuerzos para detener la propagación de la división y el odio. Stand Up To Racism ha convocado mañana (viernes 24 de marzo) en Londres una concentración unitaria en memoria de las víctimas.
Azad Ali, de Muslim Engagement and Development (entidad musulmana contra la islamofobia) dijo: “La prensa de la derecha y los medios de comunicación son siempre racistas hacia los musulmanes y el islam. Este es un momento para unirnos, por eso hemos convocado conjuntamente una concentración con Stand Up To Racism el viernes por la noche”.
Como siempre, la tragedia ha estado rodeada por una gran cantidad de desinformación.
Durante casi una hora varios medios de comunicación, incluyendo las noticias de Channel 4, nombraron con toda seguridad a un conocido islamista como el autor del atentado. Esa teoría se desmoronó cuando su abogado confirmó que la persona nombrada estaba en la cárcel.
La policía ha declarado que el atacante era “conocido por los oficiales antiterroristas”. El jefe del antiterrorismo de la policía londinense, Mark Rowley, dijo que la motivación del atacante estaba presuntamente “relacionada con el islam”.
Se ha hablado mucho de la bondad de la democracia británica. Theresa May, al estilo Margaret Thatcher o Winston Churchill, proclamó: “Estas calles de Westminster —el hogar parlamentario más antiguo del mundo— rezuman un espíritu de libertad que resuena en algunos de los rincones más lejanos del globo. Y los valores que representa nuestro Parlamento —la democracia, la libertad, los derechos humanos y el imperio de la ley— atraen la admiración y el respeto de los pueblos libres en todas partes”.
May está utilizando las muertes de la gente en su propio beneficio político.
No sabemos la motivación de este ataque en particular. Pero es ineludible que la guerra, la tortura, el saqueo y las invasiones respaldadas por el parlamento británico y los aliados del gobierno han creado las condiciones en las que seguramente se producirán tales horrores.
La devastación de Irak y Afganistán, la opresión de los palestinos y muchos otros proyectos imperialistas tienen repercusiones de largo alcance.
El día antes del ataque de Westminster, un ataque aéreo de la coalición encabezada por EEUU mató al menos a 33 personas en una escuela en Siria. El jueves pasado otro ataque estadounidense en un complejo de mezquitas, en el noroeste del país, mató al menos a 42 personas.
Más represión no detendrá los ataques aquí. Francia ya llevaba 8 meses en estado de emergencia cuando un hombre embistió con un camión contra cientos de personas que disfrutaban de los fuegos artificiales, en el Paseo de los Ingleses de Niza, como parte de las celebraciones del 14 de julio, matando a 86 personas.
En lugar de respaldar a nuestros gobernantes, unámonos contra el racismo y la islamofobia.