Joseph Choonara
El autor es militante del Socialist Workers Party en Gran Bretaña, organización hermana de Marx21. Ha trabajado como periodista para el Socialist Worker, periódico semanal de la misma organización y colabora en el International Socialism, su publicación teórica.
Venezuela y la revolución en el siglo XXI fue editado por primera vez en noviembre del 2006.
Introducción. El contexto político y los debates en el movimiento
1. Socialismo del siglo XXI
2. Neoliberalismo y resistencia en América Latina
3. La Revolución Bolivariana
4. Lo que queda por hacer
Introducción. El contexto político y los debates en el movimiento
La atrayente fórmula de “Socialismo en el S. XXI” permanece aún en la memoria ya desde el Foro Social Mundial de Caracas en enero del 2006. Ahora es necesario hacer una retrospectiva de los procesos económicos y políticos que han despertado ilusiones en las personas que luchan por la creación de un mundo alternativo, diferente, un mundo mejor. La publicación de este folleto en castellano responde a la necesidad de contar con un análisis crítico el proceso de revolución bolivariana.
La mayoría de las publicaciones que han llegado a nuestras manos sobre Venezuela muestran dos perspectivas diametralmente opuestas. O bien pregonan que el sistema político impulsado por Chávez tras las elecciones de 1998 es populista y antidemocrático, o hablan de revolución e idolatran al carismático personaje de Chávez. Para los participantes del movimiento anticapitalista es muy importante no caer en ninguno de esos mitos y observar las contradicciones del proceso bolivariano desde una perspectiva crítica. Además, para los socialistas revolucionarios es fundamental analizar la ambigüedad de la política de Chávez a la misma vez que profundiza en la radicalización que se ha producido en los movimientos de base.
El Estado venezolano se ha puesto a la cabeza de un movimiento alternativo que comenzó a surgir en algunos países latinoamericanos a finales de los 90 debido al estrepitoso fracaso de las políticas neoliberales. Este movimiento se desarrolló como consecuencia del descontento de las masas respecto a la elite política, que aplicaba las recetas económicas dictadas por organizaciones económicas internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
Antes de la II Guerra Mundial, América Latina se convirtió en el laboratorio perfecto para aplicar las reglas más duras del libre mercado. La acumulación del capital en EEUU y Europa Occidental dio lugar a una expansión de estos a los países latinos. La neocolonización de los Estados sudamericanos se hizo a través de oleadas de privatización y desregulación del mercado que supusieron la llegada de multinacionales para saquear las riquezas de los países.
A finales de 1990 comienza a surgir un movimiento político a la izquierda de los partidos neoliberales en Latinoamérica que denunciaba los males causados por las políticas de desregulación y privatización. Este tuvo como máximos representantes a Brasil y Venezuela. En Brasil, con el impulso del Partido de los Trabajadores, liderado por Luis Inacio Lula, se comenzó a crear un debate en torno a la posibilidad de dar un giro a la izquierda. El PT, apoyado por el Movimiento de los Sin Tierra y la mayoría de lo sindicatos, llegó al poder prometiendo un cambio radical respecto a las políticas económicas de anteriores presientes títeres del FMI y el BM. Este proyecto, que había despertado esperanzas en la izquierda a nivel internacional, desapareció poco después de que Lula se alzara con el poder. En Latinoamérica, procesos parecidos se han dado lugar en varios países. En los últimos seis años, Bolivia también ha sido protagonista de revueltas populares que demandaban un control propio de los recursos naturales y energéticos en contra de multinacionales extranjeras. Cuando el pueblo boliviano derrocó a Sánchez de Lozada, Carlos Mesa se alzó presidente prometiendo no aceptar las recetas neoliberales. Dos años más tarde, Mesa también era derrocado.
La inestabilidad política responde a las contradicciones políticas y económicas que se experimentan en momentos de profunda crisis. En momentos revolucionarios en los que se van creando poderes populares y de base existe un riesgo de dar pasos hacia atrás por falta de organización. Dejar en manos de la espontaneidad estos momentos de potencialidad revolucionaria ha dado lugar al fracaso de revoluciones sociales importantes. Antonio Gramsci, comunista italiano de principios del siglo XX, explicaba que estas fluctuaciones ocurren cuando la clase dominante ya no puede reestructurarse en el poder y los movimientos de base aún no están preparados para tomarlo.
En Venezuela, una de las cosas que más ha llamado la atención ha sido la continuidad de este movimiento revolucionario que llevó a Chávez al poder. El giro a la izquierda en este país latinoamericano ha estado representado por el Movimiento por la Quinta República liderado por Chávez, quién fue elegido presidente en 1998. Durante los 8 años que lleva durando el proceso de Revolución Bolivariana son muchos los análisis y las críticas que han sido dirigidas a este fenómeno. La derecha ha creado una gran campaña mediática para perjudicar al movimiento. Mientras, gran parte de la izquierda se ha dedicado a analizar el proceso con una perspectiva de arriba-abajo.
Este folleto proporciona una manera diferente de explicar el proceso revolucionario y aporta una visión revolucionaria y crítica de la Revolución Bolivariana. Desde una perspectiva dialéctica analiza las dinámicas y las contradicciones del proceso revolucionario. El eje argumentativo de su análisis gira en torno a la necesidad del movimiento anticapitalista de observar lo que ocurre en los movimientos de base. En este sentido, es importante cuestionar una serie de afirmaciones que se han dado por válidas y que la mayoría de la izquierda radical ha recibido con los brazos abiertos.
Pero, ¿hasta qué punto existe una revolución en Venezuela? ¿Podemos hablar de socialismo en este país? Venezuela se ha convertido en los últimos años en un escenario a escala mundial. Un escaparate de luchas de los más oprimidos y de esperanzas para los explotados de todos los países. Uno de los países más ricos en recursos naturales y energéticos del continente Sudamericano, que a la misma vez contaba con altos niveles de pobreza, ha desafiado las leyes económicas liberales. Los que auguraban el fin de la historia y el fin del socialismo después del derrumbe de la época estalinista en la Unión Soviética empiezan de nuevo a observar que, definitivamente, hay otra manera de hacer las cosas. Sin embargo, estos procesos muestran una serie de contradicciones en su evolución que limitan su clasificación como socialistas. Aunque el proceso bolivariano ha estado marcado en muchas ocasiones por políticas económicas encaminadas a un mayor reparto de la riqueza, en Venezuela sigue existiendo una clase capitalista propietaria de los medios de producción y unas estructuras estatales capitalistas que protegen las leyes de propiedad privada. Pero a la misma vez han surgido formas de poder popular como la toma de fábricas y escuelas, las misiones de médicos y profesores, nuevos sindicatos, etc., que dotan a la revolución bolivariana de un carácter socialista. Y es esta dialéctica de un proceso dual la que se analiza aquí con precisión.
Los procesos de cambio políticos y económicos en Venezuela se mueven rápidamente. Sólo meses después de la publicación de este folleto, podemos observar cambios en las dinámicas políticas y económicas que han caracterizado a la denominada Revolución Bolivariana. Cuando se publicó este folleto Chávez se encontraba realizando negociaciones con los países del MERCOSUR para abandonar este proyecto capitalista y crear un mercado latinoamericano al margen de las dinámicas neoliberales. Sin embargo, hace unos meses, se produjo un cambio en política exterior y Chávez inició una gira internacional para firmar pactos económicos con otros Estados capitalistas. Es aún muy pronto para sacar conclusiones de la participación de Venezuela en el bloque de países No Alineados. Sin embargo, hay que mirar estos procesos de una manera crítica y con distancia. Estas fluctuaciones seguirán produciéndose a corto/medio plazo. Como se dice en el folleto, aún queda mucho por hacer.
Esta publicación nos sirve para tener una base sobre la que sustentarnos para analizar movimientos futuros. Contar con una base histórica sobre qué es la revolución bolivariana y en qué se basa es crucial para comprender nuevos cambios que puedan ir surgiendo.
Noviembre del 2006
1. Socialismo en el siglo XXI
“Cada día estoy más convencido…de que es necesario derribar el capitalismo. Sin embargo, el capitalismo no se puede terminar por sí mismo sino a través del socialismo, un socialismo real con igualdad y justicia. También estoy convencido de que es posible hacerlo desde la democracia, pero no desde la clase de democracia impuesta por Washington.
Tenemos que reinventar el socialismo. No puede ser la clase de socialismo que vimos en la Unión Soviética, sino que se desarrollará cuando construyamos un nuevo sistema construido desde la cooperación y no desde la competición”.
Presidente Venezolano, Hugo Chávez, discurso en el Foro Social Mundial, Porto Alegre, Brasil. Enero de 2005 (venezuelanalysis.com, 31 enero 2005).
Hugo Chávez apareció en la escena mundial en Abril de 2002 cuando los empresarios venezolanos y los generales conservadores del ejército, apoyados por el Gobierno de Estados Unidos, lanzaron un golpe de eEstado militar en su contra. El intento de golpe reveló todo el odio de clase que la éelite más rica del país había acumulado desde la elección de Chávez como presidente en diciembre de 1998. También reveló el origen de su apoyo. Miles de pobres bajaron de los barrios de las colinas de la capital, Caracas, y acorralando los alrededoresrodeando del Palacio Presidencial, demandaron la vuelta del Presidente que ellos habían elegido. En tres días el Golpe había fracasado.
La revuelta de Caracas fue uno de los puntos álgidos de la lucha en un continente que está en la primera línea del movimiento anticapitalista a nivel mundial. Junto con Bolivia, donde en las revueltas de 2003 y 2005 pudimos observar a los más oprimidos de la sociedad debatiendo sobre cómo tomar del poder por ellos mismos, Venezuela ha puesto la cuestión del socialismo y la fuerza de los trabajadores en la agenda. Chávez dice que él está haciendo una revolución, la revolución Bolivariana. Este proceso se llama así por Simón Bolívar, líder de la armada que luchó para liberar Latino América de España hace 200 años. El proceso se ha radicalizado en los años posteriores al intento de golpe de estado y ha conseguido la atención del movimiento anticapitalista alrededor de todo el mundo.
Los debates sobre la revolución Bolivariana normalmente se centran en la personalidad de Chávez y en suel programa de gGobierno que el dirige. De hecho, Chávez es una figura inspiradora. Sus frecuentes ataques en contra del imperialismo norteamericano y contra del neoliberalismo han ganado un enorme respeto. De manera importante,Especialmente para aquellos que salieron en su defensa durante el intento de golpe, Chávez ha establecido una conexión con los pobres y los excluidos de Venezuela. Además, cuenta con un pasado modesto y con piel mestiza, descendiente de manera parcial de las poblaciones indígenas que habitaron el continente antes de la llegada de los conquistadores españoles y que se han enfrentado a la exclusión y la opresión desde entonces.
Sin embargo, comprender lo que está ocurriendo en Venezuela requiere traspasar el carácter o las políticas centradasde en una sola figura. De hecho, Sse están desarrollando otros procesos más profundos de la mando de fuerzas sociales que tienen cada días más poder. El propósito de este folleto es doble. Primero, mostrar como cada fase del proceso revolucionario ha sido impulsada por un crecimiento del conflicto de clase en Venezuela y, en particular, las movilizaciones que se han sucedido para impedir el derrocamiento de Chávez. Segundo, argumentar que el proceso revolucionario no ha terminado. Aquellos en la sombra de la sociedad venezolana tendrán que dar los últimos pasos. Se necesitará una transformación más profunda, fundamental, para acabar con el capitalismo y hacer realidad el socialismo del siglo XXI.
2. Neoliberalismo y resistencia en América Latina
La ofensiva neoliberal
Durante las dos últimas décadas, la política de Venezuela y de toda Latino América se ha definido por la imposición de las políticas económicas neoliberales en toda la región.
Desde 1930, muchas economías latinoamericanas habían crecido debido al desarrollo industrial y a la creación de sustitutos locales de productos que anteriormente eran importados. Esto dio lugar a una mayor inversión en infraestructuras y subsidios para el sector alimenticio, así como para otros bienes básicos con el fin de disminuir el coste del trabajo. Además, esto iba acompañado de la protección parade las compañías localesdomésticas y de la nacionalización de los principales sectores de la economía.
En los años 60, los límites de este modelo de desarrollo dieron lugar a que muchos países buscaran su integración en el mercado global. Esto significó la apertura a capital extranjero y la búsqueda de un hueco para exportar los bienes. Estos cambios económicos fueron introducidos en varias ocasiones a través de violentas intervenciones como el golpe de estado militar en Brasil en 1964, el giro a la derecha del gobierno peruano después de 1975, el golpe de estado chileno de 1973 o las dictaduras militares argentinas (1966-73, 1976-83). Desde esos años, el crecimiento y el desarrollo económico han dependido en gran medida de los préstamos de capital extranjero.
El crecimiento esporádico terminó a finales de la década de losos 80, conocida a la cual se le conoce en Latino América como la “década perdida”. La llegada de la crisis económica mundial a finales de los 70 tuvo un gran impacto, particularmente en esta región por la reducción de lo mercados de exportación y el aumento repentino de los intereses, lo que dio lugar a una crisis relacionada con el pago de la deuda externa. Guiados por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los gobiernos cambiaron sus políticas de estado de corte intervencionista para introducir el neoliberalismo. Las Estas organizaciones internacionales ordenaron la aplicación de programas de ajuste estructural a cambio de la cancelación de la deuda. El nuevo consenso económico se construyó en torno a la desregulación del comercio y las finanzas, la apertura de los mercados domésticos a las multinacionales, la privatización de los servicios públicos y la cancelación de los subsidios para los bienes básicos.
El impacto de estas políticas en el continente fue catastrófico. Entre 1980 y 1999, 75 millones de personas, o el 15% de la población latinoamericana, se unieron a aquellos tan pobres que no pueden cubrir las necesidades básicas del ser humano como la alimentación, la ropa oy la vivienda. Treinta y seis 36 millones de ellode personas ni siquiera tenían suficientes recursos para poder alimentarse. La desigualdad aumentó al mismo tiempo que una éelite minoritaria se enriquecía gracias a la miseria de las masas.
La respuesta de la gente
Latino América ha experimentado las revueltas más potentes en contra del neoliberalismo. Durante los años 80 y 90 se produjeron las denominadas “revueltas FMI” en muchas ciudades del continente. En enero de 1994, los Zapatistas, un grupo indígena de Méjico, comenzó una revuelta armada en contra del Acuerdo de Libre Comercio de Norte América (ALCA). Los Zapatistas consiguieron la atención del emergente movimiento anticapitalista y ayudó a inspirar movilizaciones como las de 1999 en Seattle que dio lugar a la cancelación del encuentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El nuevo milenio ha experimentado nuevas revueltas de mayor escala. En enero de 2000, una revuelta en contra de un acuerdo entre el FMI y el Gobierno en Ecuador acabó con el derrocamiento del presidente. Después de dos años de enfrentamiento entre el movimiento de la calle y el eEstado, Lucio Gutiérrez, un coronel del ejército que había apoyado la revuelta del 2000, fue elegido presidente. Aún así, fue el mismo Gutiérrez se vio obligado a dejarel que dejo el gobierno en abril 2005 después del fracaso de las políticas neoliberales que había implantado. En Argentina, la crisis económica de diciembre de 2001 dio lugar al nacimiento de un poderoso movimiento popular que incluyó protestas en la calle, la ocupación de las fábricas y la creación de las asambleas populares. Sin embargo, la semblanza de la “normalidad” capitalista se ha instaurado después detras la elección de Néstor Kirchner como presidente y después de que éste adoptara el lenguaje de los movimientos de la calle.
Por otra parte, Bolivia ha presenciado las movilizaciones más impresionantes en contra del neoliberalismo. En 1999-2000, una rebelión del pueblo forzó al gGobierno a retirar el plan de privatización del agua en la región de Cochabamba. El movimiento logró otra victoria en febrero de 2003 forzando al gobierno a retirar otros ataques en contra de los más pobres. Y en octubre del mismo año, una nueva ola de luchas que unió a indígenas, campesinos y trabajadores tomóaron la capital de, La Paz, y obligó a dimitirresignar al presidente. Aún así, Carlos Mesa, que remplazó al presidente derrocado, pronto traicionó al movimiento que lo llevó al poder y tras aplicar diversas medidas neoliberales fue derrocado por el pueblo en junio de 2005. Evo Morales fue elegido en diciembre de 2005 y prometió una nueva agenda económica así como la nacionalización de las reservas de petróleo y gas de Bolivia. La escala y el nivel de organización de las movilizaciones de 2003 y 2005, acompañados de los serios debates del movimiento sobre cómo tomar el poder, han aumentado la posibilidad de una revolución realizada por los trabajadores en Bolivia, algo que no se ha producido desde los años 70.
Aún en los países que no han vivido movilizaciones a esa escala, como Brasil o Uruguay, los votantes han elegido gobiernos que habían prometido distanciarse del neoliberalismo. Los resultados de muchos de estos gobiernos han sido frustrantes pero siguen representando la tendencia que se vive a través del continente: el rechazo al neoliberalismo y el deseo de cambio.
El “Caracazo” y la muerte del viejo orden venezolano
Venezuela es uno de los ejemplos más claros de este modelo generalizado. El proceso que dio lugar a la elección de Chávez y que se ha ido radicalizando en la sociedad venezolana comenzó el 27 de febrero de 1989 con el ‘Caracazo’. El ‘Caracazo’ fue una explosión de odio en contra del neoliberalismo que comenzó en la capital, Caracas, y que contagió a otras 19 ciudades desembocando en la marcha del 5 de marzo. Las políticas económicas que dieron lugar al ‘Caracazo’ se componían de un programa de ajuste estructural estándar del FMI que provocó la duplicación del precio del petróleo en un solo día. Cuando la gente llegó a las estaciones de autobuses para averiguar quedescubrió que el precio se había duplicado y las tarjetas de viaje de los estudiantes no fueron aceptadas;, estos se unieron a los trabajadores para ocupar la estación de autobuses central de Caracas. Las protestas se secundaron en toda la capital y comenzaron otras revueltas en todo el país.
El gobierno respondió convirtiendo la capital en una zona de guerra. Cientos murieron y resultaron heridos después de la represión policial en contra de los pobres. El gobierno admitió hasta 287 muertes aunque la cifra real asciende probablemente a 1500, siendo muchos de ellos enterrados en fosas comunes.
El ‘Caracazo’ sorprendió a la éelite de Venezuela que consideraba el país como uno de los más estables del continente. La estabilidad estaba construida por las riquezas que provenían del petróleo. Venezuela tiene una de las reservas más grande de petróleo a nivel mundial y es el quinto país exportador. Mientras que en el siglo XVIII Venezuela exportó cacao y tabaco y en el XIX café, desde 1925 el petróleo se convirtió en la exportación más grandemayor del país. Desde ese momento se ha convertido en la pieza central de su la economía y su la política del país.
La estabilidad que precedió al ‘Caracazo’ se remonta hasta 1958 cuando el dictador Pérez Jiménez fue derrocado. Dos partidos políticos, el socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el demócrata cristiano, Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), dominaron la escena política desde entonces. En 1958, firmaron un pacto cínico, el pacto de ‘Punto Fijo’, que excluía a otras fuerzas políticas, especialmente a aquellos grupos de la izquierda que se habían movilizado para derrocar al dictador Jiménez. El pacto se basaba en la concesión de puestos de trabajo lucrativos en la burocracia del Estado, el ejército y el poder judicial. Además, la política económica se basó en un consenso entre ambos partidos políticos con el fin de repartirse los beneficios de la industria petrolera. Mientras, la AD controlaba a la burocracia del sindicato más importante, CTV, y el 2% de la industria petrolera conseguía altos sueldo con el fin mantener la estabilidad. Las concesiones a los pobres y, destinadas a las políticas sociales, fueron consideradas durante mucho tiempo por la éelite como el precio a pagar para mantener su riqueza.
Desde 1974 a 1979, Carlos Andrés Pérez (de AD), presidió gracias a este sistema. Fue su Gobierno el que llevó a cabo la nacionalización del petróleo en 1976. La nueva compañía nacionalizada, a la cual se le llamó PDVSA, funcionaba como un clandestino “Estado dentro del Estado”. Los jefes de la vieja compañía privada se convirtieron en los jefes de la nueva compañía pública. El capital que generaba el petróleo estaba más controlado por la eélite venezolana. Losa altos precios del petróleo en los años 70 permitieron al Estado invertir en infraestructuras y trabajos de servicios públicos. Este gasto cambió la apariencia externa de la sociedad venezolana, pero la economía se componía únicamente de las exportaciones de petróleo, mientras que la mayoría de los bienes tenían que ser importados. Así, cuando el precio del petróleo se hundió a finales de los años 70, el Estado confió en los préstamos de capital extranjero como una forma rápida para conseguir dinero.
Sin embargo, “los buenos tiempos” no se pudieron sostener por mucho tiempo. El Producto Nacional Bruto disminuyó un 20% entre 1979 y 1990 debido al aumento de la deuda externaranjera y la disminución del precio del petróleo. La riqueza del petróleo que generaba la PDVSA se mandaba cada vez más al extranjero a través de cuentas privadas o inversiones fuera del país. Estas inversiones extranjeras permitieron a la éelite venezolana reciclar los beneficios del petróleo mientras que se escapaban de pagar los impuestos del Estado. Mientras que apartamentos lujosos y rascacielos crecían en las zonas más adineradas de Caracas, los extrarradios de la ciudad recogían a toda la gente que emigraba desde el campo para encontrar trabajo. Estos últimos solo tenían dos opciones: o se unían a las cifras de miles de parados o se dedicaban al sector informal que ha crecido de manera explosiva en las últimas dos décadas. El sector informal ahora cuenta con más de la mitad de la fuerza de trabajo del país. Los trabajadores de este sector consiguen un jornal diario a través de la venta de sus últimos bienes o encontrando trabajos casuales. El aumento de las divisiones de clase en Venezuela se hacía visible adoptando otras formas. Así, por ejemplo, la gran mayoría de la gente que vive en los suburbios son mestizos (una mezcla entre españoles e indígenas) mientras que los ricos se clasifican como blancos.
Pérez fue elegido de nuevo presidente en 1989 y prometió una vuelta a los “buenos viejos tiempos” de los 70. Sin embargo, una vez elegido, Pérez anunció lo que él mismo denominó “El Gran Giro” y comenzó a adoptar el programa del FMI que desembocó después en el ‘Caracazo’ y que duplicó los niveles de pobreza en un solo año. Mientras los obreros sufrían, el giro al neoliberalismo aseguró la prosperidad de una minoría. Entre 1981 y 1997, el 10% de la población más rica de Venezuela se benefició de un aumento del 22% al 33% de los ingresos nacionales, en lo que se considera uno de los aumentos de desigualdad más grandes de todo el mundo. El ‘Caracazo’ marcó la vuelta de una lucha de clases que ya estaba abierta en Venezuela pero y que aumentó con la llegada de Chávez. El sistema del Punto Fijo finalizó y ambos partidos, AD y COPEI, desaparecieron. Aunque eEl neoliberalismo aplicado por Pérez continuó una década más y sus líderes permanecieron agarrados en el poder hasta la elección de Chávez de 1998.
La entrada del coronel Chávez
Hugo Chávez consiguió la atención de la población venezolana por primera vez en 1992 cuando participó en un intento de gGolpe de Estado en contra del Gobierno de Pérez. El intento de golpe, dirigido por Chávez y otros soldados radicales, consiguió un gran apoyo entre los excluidos de la riqueza petrolera del país. Sin embargo, el golpe fracasó militarmente y dio lugar al encarcelamiento de Chávez. Este apareció en la televisión para anunciar el fracaso de su intento por conseguir el poder. Chávez dijo al país: “Desafortunadamente y, por el momento, los objetivos que nos marcamos no han sido conseguidos…nuevas posibilidades aparecerán y este país será capaz de avanzar definitivamente hacia un futuro mejor” (citado en “Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana” de Richard Gott, p. 67). La gorra roja de la brigada paracaidista que Chávez dirigía y el eslogan “Por el momento” se convirtieron en símbolos populares de los barrios de Caracas.
Chávez había estado planeando el golpe durante más de 15 años. El que sería futuro presidente nació en 1954 en un pueblo a 200 millas de Caracas y sus padres eran profesores de escuela. Con 17 años se alistó en las fuerzas armadas donde comenzó a construir un movimiento cuando tenía 23 años. Chávez estaba influido por una tradición de oficiales de la armada nacionalistas en Latino América quienes frustrados por el retraso y la corrupción en sus países habían intentado establecer gobiernos modernizadores y populares mediante métodos militares. Esta tradición incluía al general Omar Torrijos en Panamá, Juan Velasco Alvarado en Perú y Juan Domingo Perón en Argentina. Al mismo tiempo que la conspiración de Chávez aumentó, él también se puso en contacto con la población de izquierdas incluyendo algunos veteranos que habían participado en las luchas guerrilleras inspiradas por la Revolución Cubana. El ‘Caracazo’ sorprendió tanto a la izquierda militar como a la civil, aunque la rebelión ayudó a convencer a Chávez de que el tiempo para el intento de un golpe se acercaba. Su intento de golpe fue seguido por otro dirigido por el almirante Hernan Gruber que tenía objetivos similares y que también fracasó.
Los dos intentos de golpe junto con el ‘Caracazo’ comenzaron a preocupar a la éelite venezolana. El octogenario Rafael Caldera ganó las elecciones presidenciales en 1993. Su apoyo provenía de sus afinidades con Chávez, las cual declaradasó en un discurso en el congreso antes del intento de golpe en 1992. En su campaña, Caldera fue rechazado por el COPEI al, que él había ayudado a fundar medio siglo antes, y fue forzado a formar su propia coalición. El monopolio de poder que habían mantenido la AD y COPEI desde 1958 había finalizado. La elección de Caldera también dio lugar a la emergencia de dos nuevos partidos, Movimiento hacia el Socialismo (MAS) y la Causa Radical (Causa R), ambos dirigidos por guerrillas comunistas. El MAS apoyó la candidatura de Caldera mientras que Causa R presentó su propia candidatura llevándose sorprendentemente el 22% de los votos. Ambos partidos sufrirían escisiones después de la elección de Chávez. Algunos apoyaron a Chávez mientras que otros se pasaron a la oposición. Una vez en el poder, Caldera rompió sus promesas electorales y se adaptó a los programas neoliberales al igual que su predecesor Pérez. Aceptó las medidas propuestas por el FMI y anunció nuevos planes de privatización.
El poder a través de métodos democráticos
Chávez salió de prisión en 1994 por una orden del presidente Caldera. Tanto el apoyo popular del que gozaba como el colapso de la vieja éelite política y sus contactos con la población civil de izquierdas ayudaron a Chávez a perder su desconfianza porde la política electoral. Nace así el Movimiento Quinta República, MVR, para presentarse a las elecciones presidenciales y del congreso de 1998. El MVR era una coalición amplia que lanzó un programa popular nacionalista prometiendo desarrollo y prosperidad para todos. Como dice su nombre, prometía crear una nueva Venezuela, una quinta república, que sería fundada con las ideas del héroe de Chávez, Simón Bolívar. El MVR se unió más tarde a las secciones más izquierdistas del MAS y el Causa R para formar una gran coalición electoral llamada Polo Patriótico.
La bancarrota política del viejo orden quedó aún máas clara cuando la sección conservadora venezolana lanzó como su candidata a Irene Sáez que había sido Miss Universo y cuyo mayor atractivo era que no se presentaba como una política tradicional. Por otra parte, la AD y COPEI lanzaron presentaron como su candidato al conservador Enrique Salas Romer. Al final, Chávez acabó ganando con un margen bastante cómodo del 56% de los votos. El Polo Patriótico obtuvo 70 de los 189 asientos de la Cámara de diputados y 18, de 48, en el senado. La victoria de Chávez reflejó la completa desconfianza que los venezolanos sentían por el antiguo orden político quela cual se había apropiado de la riqueza del país y que había caídoal caer en manos del neoliberalismo. La campaña electoral de Chávez estuvo centrada en el apoyo ade los pobres y los desposeídos. La victoria electoral fue el reflejo a través de las urnas de la rabia que había desembocado en el ‘Caracazo’ una década antes.
3. La revolución bolivariana
Depués de la tormenta llega la calma
“Venezuela es una bomba a punto de explotar y yo he sido elegido para desactivarla”
Palabras de Hugo Chávez después de haber sido elegido como presidente (Michael McCughan, New Internationalist, Mayo de 2003).
El primer programa económico de Chávez fue sorprendentemente suave. En su primer discurso como presidente, prometió que el nuevo gobierno “no seríia ni intervencionista ni neoliberal” y que habría tanto Estado necesario como mercado posible”. De hecho, dejó a la antigua ministra de finanzas, Maritza Aguirre, quien había dirigido el plan de privatizaciones y de recortes de presupuestos públicos en la legislatura de Caldera. El presidente mantuvo la popularidad con los pobres que le habían elegido denunciando a los “oligarcas rancios” que habían saqueado el país. Pero, como el “Internacional Herald Tribune” dijo, “aAntes los empresarios el Sr. Chávez se pone el traje de negocios para guardars apariencias y habla de manera medida”. Mientras Chávez paraba planes de privatización de las compañías públicas de electricidad, aluminio e industrias petroquímicas, su gobierno no expropió compañías domésticas o extranjeras, y en algunas áreas, como la minería, se propició la inversión extranjera. Mientras la crisis económica empeoraba en la mayor parte de Latino América, el bajo precio del petróleo dio lugar a que también empeorase en Venezuela.
La preocupación de Chávez y de aquellos a su alrededor era cumplir con una de las demandas más antiguas: organizar una Asamblea Constitucional y escribir una nueva Constitución para el país. El referéndum de abril de 1999 aprobó el proyecto de la nueva Constitución con un 88% de los votos. Las elecciones para la Asamblea se celebraron en julio cuando 121 candidatos partidarios de Chávez fueron elegidos del total de 131 asientos. Otro referéndum celebrado en diciembre consiguió el 71% de los votos. Una vez que la Constitución Bolivariana fue aprobada, se convocaron elecciones para julio de 2000 con el objetivo de renovar el mandato de los políticos elegidos previamente. Esta vez Chávez consiguió el 59% de los votos, 21% más que su más cercano rival, lo cual le aseguró la mayoría en la nueva asamblea legislativa. El entusiasmo continuado por la revolución bolivariana se reflejó en la creciente aprobación del sistema político, del 35% en 1998 hasta el 55% en el 2000 de acuerdo con el Financial Times. Esta situación impulsó, animando a esta tendencia a través den el resto del continente.
La Constitución, un pequeño libro azul que contiene más de 300 artículos, se envió a cada hogar del país. Ha jugado un papel simbólico en cada fase de la lucha y se ha estudiado en los “círculos bolivarianos”, los grupos de vecinos creados por Chávez a finales de 2001. Cuando Chávez fue detenido en el intento de golpe de estado durante 2002, éel mismo sacóo una copia del documento de su bolsillo y mostrándosela a sus secuestradores les acusó de violar la Cconstitución. Este gesto fue imitado por los cientos de ciudadanos que pedían su regreso rodeandoafuera d el palacio presidencial.
La misma Cconstitución recoge las contradicciones de este periodo y muestra como Chávez intenta satisfacer las demandas de las diferentes y opuestas clases en la sociedad venezolana. Esta cCombina un número de medidas destinadas a defender los derechos de los trabajadores y elogia la cooperación y la solidaridad social. Por otra parte, otros artículos defienden la libre empresa y el papel del mercado. El Artículo 229 señala que “el régimen económico de la República Bolivariana de Venezuela está basado en los principio de la justicia social, la democratización, eficiencia, libre competencia, protección del medioambiente, productividad y solidaridad…el Eestado, junto con la iniciativa privada debe promover el desarrollo armonioso de la economía nacional”.
La lucha desde abajo (1) – El intento de golpe de Estado, abril de 2003
“Trotski dijo que cada revolución necesita el látigo de una contrarrevolución, y la contrarrevolución nos latigó fuertemente. Con el sabotaje económico, mediático y social, el terrorismo, las bombas, la violencia, la sangre y la muerte, el golpe de estado, la manipulación institucional, la presión institucional, ellos intentaron convertir a Venezuela en un país superviviente… Pero la gente de Venezuela demostró a la oligarquía que ellos nunca se rendirían”.
Chávez, Enero de 2005 (citado en Znet, 10 de Abril de 2005).
Las reformas moderadas realizadas por Chávez durante los dos primeros años en el Gobierno fueron demasiado para el estómago de las éelites venezolanas. Su rabia explotó cuando en noviembre de 2001, Chávez hizo uso de una serie de derechos ratificados por la Aasamblea Cconstitucional para crear 49 leyes nuevas de por decreto presidencial. Fueron dos leyes en particular las que enfadaron a los gobernadores tradicionales del país. Por un lado, se introdujo una reforma de la propiedad de la tierra. Aunque Venezuela es el país más urbanizado de América Latina, con sólo el 10% de la población viviendo fuera de las ciudades, la tierra tiene una gran importancia simbólica. Un pequeño número de propietarios, como el aristócrata inglés, Lord Vesty, poseían un gran número de hectáreas de tierras improductivas, algunas de la cuales se redistribuirían entre aquellos que estaban dispuestos a trabajarlas.
Aún así, los ricos estaban más aterrorizados por la segunda reforma legal. Una nueva ley de hidrocarburos que supondría la regulación estatal de la compañía de petróleo PDVSA. La ley permitía la inversión de empresas extranjeras con la condición de que el Estado controlaría el 51% de las acciones. Además, la nueva ley amenazaba con parar el uso de la PDVSA que actuaba como un “Estado dentro de un Estado”. Los proyectos y pactos creados por la PDVSA serían puestos ante el escrutinio público, permitiendo al Gobierno el control del dinero generado.
Las nuevas reformas movilizaron a las éelites. Uno de los primeros actos que se organizaron en contra del Gobierno de Chávez, fue una huelga de un día que tomó lugar el 10 de diciembre de 2001. Aunque se calificó como una huelga, es importante subrayar que esta acción fue una “despido por un día” en el que los jefes, apoyados por algunos líderes de los sindicatos, forzaron a los trabajadores a no asistir al trabajaro. Los actores más importantes de esta acción fueron la federación de la patronalos jefes, Fedecámaras, y los líderes de la corrupta Unión Federativa, controlada por el Partido de Acción Democrática.
Importantes hombres de negocios, miembros de las éelites de la clase media, obispos Católicos y militares de derecha apoyaron un creciente complot, por medios violentos si hubiese sido necesario, para derrocar a Chávez. Estos actores cConvocaron una nueva “huelga” para el 9 de abril, la cual fue declarada indefinida el día 11 del mismo mes, suponiendo un antecedente para el futuro intento de golpe en contra de Chávez. El seguimiento a esta huelga fue bastante limitada aunque contaba con el apoyo de la patronalos jefes y los líderes de los sindicatos. Un gran número de losMuchos trabajadores del transportes, del sector público y la industria continuaban trabajando. La oposición también buscó animar aumentar la tensión movilizando a los sectores más ricos de Venezuela en las calles. El choque violento entre defensores y detractores de Chávez fuera del pPalacio pPresidencial se utilizó como un pretexto por parte de un sector del ejército para pedir al Presidente que dimitiera. La mañana del 12 de abril Chávez fue detenido por un grupo de oficiales del ejército de derecha y Pedro Carmona, cabeza de las Fedecámaras, juró la Presidencia. Una de las primeras acciones llevadas a cabo por el nuevo gobierno golpista fue suspender los 49 decretos creados por Chávez. La respuesta de la mayoría de la gente, en especial de los suburbios de la ciudad y los trabajadores del sector informal de Caracas, fue un factor crucial que causó la derrota del golpe.
Mientras que los medios de comunicación daban la noticia de que Chávez había renunciado, los rumores que anunciaban lo contrario comenzaban a filtrarse. Las protestas llenaron las calles de Caracas. Una masa de gente, estimada entre 100.000 y medio millón de personas, realizó una asamblea a las puertas del palacio presidencial a pesar del temor de a que Carmona y sus oficiales tomaran represalias violentas y se repitiera la masacre perpetrada durante el ‘Caracazo’ 10 diez años antes. A la misma vez que aquellos que habían votado a Chávez tomaban las calles, la confianza de los golpistas comenzaba a desvanecerse. La coalición de fuerzas que había echado a Chávez comenzó a romperse cuando a los militares, los líderes de la CTV y a Carmona les entró el pánico y se separaron entre ellos. La guardia presidencial que había permanecido leal a Chávez, reconoció que el poder recaía en aquellos que habían tomado las calles y apuntó con sus armas a los golpistas. El 14 de abril Chávez volvió al palacio presidencial. La lucha de clases desde abajo había golpeado, por el momento, a aquellos que querían restaurar el viejo orden.
Aunque el complot golpista fue llevado a cabo por la éelite venezolana, éesta disfrutó de un considerable apoyo por parte de los gobiernos de Estados Unidos, e Inglaterra (y el Estado español, con Aznar al frente). De hecho, el ministro de asuntos exteriores del gobierno de Tony Blair, Denis McShane, declaró la bienvenida por parte de su gobierno al intento de golpe, describiendo a Chávez como un “demagogo populista”.
La lucha desde abajo (2) – el paro patronal
El efecto de la lucha contra el golpe fue radicalizar a aquellos que habían ayudado a derrotarlo. Sin embargo, justo después de éste, la respuesta de Chávez fue buscar la reconciliación con aquellos que habían intentado derrocarlo. A su regreso al palacio presidencial, declaró a aquellos que se habían movilizado para salvarle: “vVamos a volver a casa y reflexionemos sobre estos eventos”. Chávez también preparó un debate nacional que incluyó a líderes religiosos, jefes, viejos partidos políticos, medios de comunicación y uniones de trabajadores.
El programa económico que dio lugar al intento de golpe se aplazó y los antiguos jefes volvieron a sus puestos en la compañía estatal de petróleos, PDVSA. A los militares de derecha que participaron en el golpe se les dejó en libertad y la corte suprema sentenció que lo ocurrido fue un “vacío de poder” y no un golpe de estado. Este periodo de retroceso causó un gran descontento entre los más desfavorecidos del país. Mientras, encubiertos por el proyecto de reconciliación nacional, aquellos en los peldaños más altos de la sociedad venezolana comenzaron a planificar otro complot. Así, en octubre, un grupo de oficiales retirados del ejército anunciaron el derrocamiento militar del gobierno. El segundo mayor intento para derrocar el gobierno chavista comenzó el 2 de diciembre. Mientras el golpe de abril de 2002 duro tres3 días, este nuevo intento tardóo tres meses. Los capitalistas venezolanos intentaron cerrar la industria del país organizando una nueva huelga forzada. El liderazgo corrupto de la CTV se aligeróapoyó de nuevo a apoyar a los jefesa la patronal. Sin embargo, muchos miembros de la unión se opusieron a la colaboración dirigida por sus líderes. La lucha en contra del golpe de abril había estado mayormente apoyada por los trabajadores del sector informal, sin embargo, la oposición a esta huelga forzada, que duróo hasta el 2 de febrero de 2003, también contó con la movilización de muchos trabajadores organizados.
Las protestas para defender a Chávez comenzaron casi a la par quede la huelga forzada. Mientras en Caracas los negocios de la parte del este permanecían cerrados, en las zonas más pobres de los barrios del oeste de la capital los comercios estaban abiertos. A lo largo y ancho del país, la mayoría de los trabajadores de los transportes públicos de metro y autobús, así como los taxistas, seguían trabajando. En algunas áreas, habían formado comités para asegurar un buen funcionamiento del transporte público. Se instalaron mercados para distribuir comida barata y se reabrieron las escuelas controladas en muchos casos por la gente de la comunidad. Los trabajadores se manifestaron en las puertas de las fábricas forzando a los jefes a la reapertura de las mismas. Según los activistas, el eslogan, “sSi los jefes cierran las fábricas, los trabajadores las expropiarán debajo de su control”, fue llevado a amplios sectores del movimiento. La naturaleza de clase de la parada se resumía en las declaraciones de un defensor de Chávez: “cContra peor sea su aspecto, más sabemos que son los defensores de Chávez. Me refiero a que no tengan ni dientes”. Una vez más el color de la piel era un buen distintivo para los defensores de Chávez, en un país donde raza y clase están profundamente relacionados.
La batalla crucial fue la de la industria petrolera, la cual supone el 80% de los beneficios estatales. Solo uno de cada diez trabajadores de la industria de todo el país se unió a la “huelga”. Sin embargo, los jefes de la PDVSA y un grupo de técnicos consiguió mantenerla cerrada. La respuesta de Chávez fue confiar en el ejército para mantener el funcionamiento de la industria, una estrategia peligrosa dado que el ejército estaba enormemente dividido. Los trabajadores, sin embargo, tenían otras ideas y comenzaron a organizarse desde abajo. En algunas áreas el control pasóo de nuevo a manos del gobierno, sin embargo, en otras, fueron los trabajadores los que organizaron la industria. Algunos choques enfrentamientos tuvieron lugar en la refinería de “El Palito” donde los trabajadores lucharon con éxito para reabrir la planta. Los trabajadores de la industria del petróleo también tomaron el poder en las plantas de Yagua, Carenero, Puerto La Cruz y Guatire. En el área industrial de Valencia los trabajadores tomaron el control de las estaciones de servicio y comenzaron a distribuir petróleo. Por su parte, los trabajadores del metal en la ciudad de Guayana viajaron hasta la cercana estación de gas para manifestarse demandando que el gas estuviera a disposiciónal poder de sus necesidades.
Una vez más, fueron la movilización masiva y la participación de la clase trabajadora organizada las que salvaron al gobierno chavista. La ruptura entre los líderes de la CTV y los miembros de base tuvo un impacto duradero. Los sindicalistas ya habían comenzado a organizarse independientemente del liderazgo de la CTV. Esta iniciativa dio lugar más tarde a la creación de una nueva Unión Federada, la UNT. Orlando Chirino, uno de los fundadores de la UNT describió lo sucedido durante la huelga forzada de la siguiente forma: “nNosotros decidimos luchar por una defensa incondicional del presidente legítimo, la continuación del proceso revolucionario y el encarcelamiento de aquellos que encabezaron el golpe. Nosotros fuimos capaces de confrontar el sabotaje de la industria petrolera. Los trabajadores pudieron poner en funcionamiento la industria sin los jefes y los directores. Esto fue una revolución- una lucha de una clase en contra de otra clase. Llegamos a la conclusión de que teníamos que construir una nueva unión. Así que la UNT nació como consecuencia del éxito de la lucha revolucionaria” (entrevista publicada en Socialist Worker, 24 de septiembre de 2005).
La revolución bolivariana se acelera
Cuando la huelga forzada de la patronalos jefes terminó en febrero de 2003, Chávez anunció que estaba “preparando la ofensiva”. La guerra contra Irak de los Estados Unidos e Inglaterra dio lugar a una subida dramática de los precios del petróleo. Además, la economía venezolana se recuperó a finales de 2003. Ambos fenómenos dieron lugar a un gran flujo de dinero en el país. Un abanico de oportunidades se había abierto. La clase dominante venezolana había entrado en una gran contradicción debido a las consecuencias de la movilización desde abajo. Sus aliados en el gobierno estadounidense permanecían fijados en Irak. La resistencia a la ocupación después de la invasión hizo imposible que la administración de Bush contemplara la posibilidad de intervenir contra Chávez. El gobierno de Estados Unidos se había distanciado efectivamente de la oposición contra Chávez durante la “huelga” debido al miedo a perder el 15% de las importaciones de petróleos antes de embarcarse en una guerra en Oriente Medio.
Como consecuencia de la subida de los beneficios provenientes del petróleo, el Estado aumentó el gasto público de un 24% del Producto Nacional Bruto en 1999 al 34% en 2004. Gran parte del dinero extra se invirtió en ambiciosos programas sociales. Estos proyectos, conocidos como las “misiones”, fueron dirigidos para proveer a la población de una sanidad básica, educación y empleo. A decenas de miles de niños que vivían en los suburbios se les dio la posibilidad de estudiar en niveles medios y universitarios. El programa de alfabetización, conocido como Misión Robinson (el nombre del que fuera profesor de Simón Bolívar), involucró a más de un millón de personas en el primer año. La Misión Barrio Adentro, dirigida por doctores cubanos, tuvo un impacto dramático en la salud de la población, afectando a más de 18 millones de personas de acuerdo con las cifras oficiales. Por otra parte, la Misión Mercal distribuyó comida barata al 45% de la población a través de 14.000 comercios públicos. Estas misiones representan proyectos innovadores comparados con las políticas neoliberales aplicadas en la mayor parte de Latino América.
El apoyo a estas reformas se ha visto reflejado en una mejora creciente de la opinión sobre Chávez. ÉEsta se puso de nuevo en duda cuando en 2004 la éelite venezolana planeó un nuevo complot para derrocar al presidente , esta vez a través de los canales legales. La constitución venezolana permitía llamar a referéndum y convocar nuevas elecciones si la oposición conseguía el 20% de las firmas. El referéndum fue convocado en agosto de 2004. ÉEste no era precisamente el escenario deseado por aquellos partidarios de la revolución bolivariana para luchar. Aún así, la organización desde abajo ganó una vez más y el recuento mostró un abrumador apoyo a Chávez. El 70% de la población participó en el referéndum y el 58% votó a favor de Chávez.
Dos miembros del partido radical de izquierdas P-Sol de Brasil, Luciana Genro y Roberta Robaina, presenciaron el referéndum y escribieron en el periódico Socialist Worker:
“La heroica resistencia armada en Irak y el aumento del precio del petróleo significa que Estados Unidos no estaba en posición de desafiar el voto. El objetivo principal de la derecha fue retroceder en el proceso revolucionario y mantener su dominación económica. Pero aunque Chávez sea partidario de la reconciliación con algunos sectores de la oposición y no ha declarado ninguna intención de expropiar a los grandes grupos capitalistas, tampoco desea desperdiciar los logros obtenidos.
El gobierno es más fuerte ahora- y Chávez representa las voces de la calle que demandan que el cambio debe continuar e ir más lejos. No podemos adivinar cuando será la próxima confrontación. Tampoco podemos predecir hasta donde llegarán las negociaciones realizadas por Chávez… la gente es paciente pero espera de una manera activa. Están tranquilos pero precavidos, conscientes de la necesidad de consolidar la derrota de la derecha y a aquellos en contra de Chávez. Al mismo tiempo la gente es consciente de la necesidad de cambio del mismo régimen…en las colinas de caracas se pueden oír a los activistas preguntar: ¿Es este el momento de una revolución dentro de la revolución?” (Socialist Worker, 4 de septiembre de 2005).”
El nuevo plan para derrocar a Chávez había fallado y había radicalizado, de nuevo, a los participantes de este proceso irresuelto. El nuevo radicalismo se reflejaba en los propios discursos de Chávez que tras el referéndum comenzó a hablar de socialismo. En la manifestación del Primero de Mayo de 2005, donde participaron un millón de personas y que fue convocada por la nueva Unión, UNT, Chávez dijo: “Debemos construir un nuevo socialismo del siglo XXI”.
4. Lo que queda por hacer
De la reforma a la revolución
Las revoluciones no son ni un proceso gradual que se pueda extender sobre décadas ni pueden ocurrir en una noche. Se realizan durante periodos de profunda crisis social. En
estas crisis la vieja clase dominante no puede mandar usando los antiguos métodos clásicos y entra en una inmensa contradicción sobre cóomo mantener el poder. Mientras, la clase explotada no quiere seguir siendo oprimida por el orden antiguo. Entonces, de Lla lucha de clases comienza a crear un nuevo poder desde abajo. Los sucesos ocurridos en Venezuela constituyen un proceso revolucionario. La elección de Chávez refleja, sobre todo, el colapso de las viejas estructuras políticas que aparecieron en 1958 y que comenzaron a desaparecer durante el ‘Caracazo’ de 1989. En un principio, las pequeñas reformas introducidas por Chávez después de su elección de 1998 despertaronó la hostilidad de aquellos que temían perder su “derecho” a controlar y disfrutar de toda la riqueza del país. Los intentos de estos de derrocar a Chávez forzaron a aquellos más desfavorecidos del sistema a movilizarse y radicalizar el proceso revolucionario.
Todo proceso revolucionario evoluciona atrayendo a nuevas personas y grupos, y proporcionándoles la primera sensación de su propio poder y habilidad para moldear su propio destino. En un primer momento, fueron aquellos más excluidos de la vida política, (concretamente, los trabajadores del sector informal de los barrios de Caracas,) los que llevaron la lucha hacia delante. En las siguientes etapas, en particular durante los treslos 3 meses de “huelga” de 2002-03, la lucha atrajo a masas de trabajadores organizados, muchos de los cuales se movilizaron en contra de las órdenes de los líderes de sus propios sindicatos. En cada etapa, lLos activistas se han visto forzados a inventar nuevas formas de organización y nuevos modos de lucha en cada etapa.
Pero la revolución bolivariana tiene como factor central la ambigüedad. Si la lucha continúa una pregunta punzante aparecerá con respecto a, esta es la cuestión de l los actores, es decir: ¿quién hace la revolución? La política de Chávez está basada en la creencia de que él y otros con sus mismos objetivos pueden tomar el poder a través de un ggolpe de Estado, como lo hizo en 1992, o a través de las elecciones, como lo hizo en 1998, e impulsary lanzar las reformas necesarias desde arriba. En una conversación con Tariq Ali en 2004 Chávez dijo: “No creo que estemos viviendo un periodo de revoluciones proletarias. Todo eso debe ser revisado- la realidad nos lo dice cada día. ¿Tenemos como objetivo en Venezuela hoy la abolición de la propiedad privada y la constitución de una sociedad sin clases? No lo creo. Pero si me dicen que por esta realidad no podemos ayudar a los pobres, la gente que ha hecho este país rico a través de su trabajo, y sin olvidar que parte de ese trabajo fue un trabajo esclavizante, entonces diré que no estoy de acuerdo” (Counterpunch.org, 16 de agosto de 2006).
Obviamente, sería estúpido oponerse a las reformas realizadas por el gobierno chavista. Especialmente, ya que muchas de ellas son el resultado de las demandas de los máas desfavorecidos. Sin embargo, las reformas lanzadas desde arriba pueden deshacerse con la misma rapidez que se han implantado. Además, la habilidad paraposibilidad de implantar dichas reformas ha estado determinada hasta el momento por los altos precios del petróleo en el mercado mundial. Si el precio del petróleo cae, o si las expectativas de aquellos más desfavorecidos suben por encima de lo que la riqueza petrolera puede dar por si misma, habrá una lucha sobre por qué los beneficios están aún canalizados por la clase capitalista venezolana. Por último, aunque la labor de las misiones ha sido impresionante, estas no han acabado con la desigualdad de clases que existe en Venezuela. Estas hHan ayudado a aquellos que vivían en los límites más altos de pobrezalos más pobres pero no han expropiado la riqueza controlada por la pequeña éelite capitalista.
Marta Harnecker, una activista de izquierdas cercana a Chávez y que actualmente trabaja en el Departamento de Participación Popular, declaró a un periodista: “¿Por qué atacar a la propiedad privada en estos momentos? Este es un eslogan radical que tiene poco que ver con un análisis realista de la situación… para acabar con la pobreza es necesario crear empleo productivo” (entrevista en Siete sobre Siete, traducida en Socialismo Internacional 109).
Hablar sobre desarrollo económico que puede beneficiar a la “gente” o a la “nación” puede diluir el carácter de clase que ha marcado el proceso hasta el momento. El proceso revolucionario trajo consigo la posibilidad de una transferencia de poderes, tanto el económico como el político, a aquellos sectores más desfavorecidos de la sociedad. Las miles de iniciativas locales y las luchas que se llevaron a cabo en Venezuela se convirtieron en un peligro para el orden existente. La pregunta más importante ahora es si la revolución estáa destinada tan solo a paliar los mayores horrores creados por las políticas neoliberales o si pretende desafiar todo el sistema de explotación capitalista. Esta no es una pregunta abstracta o y su respuesta noalgo que se puedea posponerse indefinidamente. A menos que la transformación revolucionaria se haga permanente, aquellos que se oponen al proceso utilizarán su riqueza, poder y organización para reagruparse e intentar de nuevo tomar el control de la situación.
Los peligros que vienen
Todo proceso revolucionario comienza con explosiones espontáneas de lucha quey, a menudo, estas persiguen la satisfacción de un objetivo o necesidad. (Por ejemplo, la lucha en contra de la subida de precios dio lugar al ‘Caracazo’ o la necesidad de derrotar a los golpistas en abril de 2002. Sin embargo, ningún proceso revolucionario se termina de manera espontánea. La historia del siglo XX está llena con de ejemplos en los cuales este tipo de procesos han terminado con la movilización de la vieja clase dominante y la su reinstauración en el poder de la misma. Además, para conseguir este objetivo, la clase dominante ha utilizado la represión y la venganza con todos aquellos que desafiaron sus reglas.
La élite capitalista venezolana sigue aún en su lugar. Es enormemente rica, está bien organizada y disfruta de un amplio poder muy amplio. La federación de la patronaljefes de Fedecámaras, la cual ayudó a planear el golpe de Eestado de 2002, aúun existe. Los medios de comunicación capitalistas siguen difamando el proceso revolucionario con total libertad. Las multinacionales y las empresas privadas venezolanas aúun funcionan libremente exprimiendo los beneficios del sudor de los trabajadores venezolanos. Por el momento, los componentes de esta éelite han mantenido sus cabezas para abajo, pero esta situación no durará indefinidamente. Y, mientras desde la elección de Chávez la oposición se ha limitado a actuar dentro de los límites de la legalidad constitucional, la vieja clase capitalista no se reprimirá de esta manera como ya mostraron en el golpe de 2002.
Por otra parte, la clase dominante no solo tiene el poder económico en sus manos sino que también disfruta del poder del Eestado. Detrás de las más visibles instituciones públicas (la presidencia, el gabinete, y la asamblea), permanecen jerarquías no elegidas democráticamente que pertenecen a la era pre- chavista. Las clases dominantes de todo el mundo confían en las estructuras jerárquicas de los servicios civiles, judiciales, el ejército y la policía para implementar sus normas. Aunque estas estructuras necesitan a la clase trabajadora para llevar a cabo las tareas en la sociedad, el sostén de las mismas llega hasta la clase capitalista que es la que las dirige desde arriba. Los oficiales del ejército, los altos funcionarios y los jueces atienden a las mismas reuniones tanto en Caracas como en Londres y todos comparten los mismos intereses que los directores de las empresas, los conglomerados mediáticos o los banqueros.
La máquina del Estado en Venezuela ha entrado en una contradicción debido al movimiento de base. Diferentes sectores de la burocracia estatal han apuntado en diferentes direcciones. Algunos intentan llevar a cabo las políticas implantadas por Chávez mientras que otros pretendenr sabotearlas. Algunos generales del ejército que prepararon el golpe en abril de 2002 están retirados desde entonces. Pero aún existen muchos oficiales de grado medio que vivencon una vida acomodad alejada de la de los barrios y que están sujetos a presiones sociales desde la éelite que está en contra de Chávez.
El viejo Estado venezolano se ha fragmentado debido a los recientes sucesos pero aúun no ha sido machacado. Durante un periodo de tiempo, el movimiento puede forzar al Eestado para hacer reformas pero confiar en él para transformar profundamente la sociedad es un terrible error. Tampoco es posible ignorar eal Eestado existente y crear un espacio libre de su control, como algunos argumentan dentro del movimiento anticapitalista. El Eestado representa el poder concentrado y centralizado de la éelite capitalista. Esta última no se quedará quieta y observaráa impasible como aquellos a los que ha explotado crean un mundo libre del control capitalista. A menos que aquellos más desfavorecidos rompan el poder del estado, éeste seguirá representando un peligro en cada etapa.
Los peligros de confiar en la legalidad constitucional quedaron claros, por ejemplo, en Chile en 1973. Salvador Allende (Partido Socialista) fue elegido presidente en 1970 como consecuencia de una gran oleada de luchas que se vivían en América Latina. Como Chávez, él defendió la nacionalización de algunas industrias, la reforma de la tierra y un aumento del gasto público. En 1972, grandes sectores de la clase dominante, apoyada por los Estados Unidos, organizó una “huelga de jefes” similar a la organizada en Venezuela en 2002. Los trabajadores crearon sus propias organizaciones para luchar contra la “huelga”. Estas organizaciones fueron conocidas como “los cordones”. Eran comités de trabajadores que se entrelazaban en diferentes lugares de trabajo, formando un embrión de un nuevo poder de los trabajadores desde la base. Se realizaron protestas masivas en las calles para luchar contra un intento de golpe de estado que dio lugar a la separación del ejército y que hicieron retroceder a la clase dominante.
Por un momento, parecía que los cordones se habían convertido en la base de una manera completamente diferente de organizar la sociedad chilena. Sin embargo, el Partido Socialista, encabezado por Allende, mandó a los trabajadores a cortar las alas de sus organizaciones y confiar en la obediencia del ejército a la legalidad constitucional. Allende también convocó al general Augusto Pinochet en un intento de reconciliar las diferentes posturas. Mientras, la clase dominante utilizó este respiro para reorganizarse y en septiembre de 1973 Pinochet dirigió un exitoso golpe de estado, estableciendo una dictadura y asesinando a Allende junto a miles de trabajadores.
¿Control de los trabajadores?
Además de subrayar los peligros potenciales de un proceso revolucionario, el ejemplo de Chile también muestra como los trabajadores pueden tomar el control de la sociedad a través de órganos como los cordones. Estructuras similares, que expresan tanto el carácter democrático como la fuerza de las luchas de los trabajadores, han aparecido una y otra vez durante las crisis revolucionarias del siglo XX. En la revolución Iraníiana de 1979, aparecieron una serie de organizaciones similares denominadas “shoras” y en las revoluciones rusas de 1905 y 1917, éestas fueron denominadas “soviets”. En Bolivia, la revuelta que se produjo en junio de 2005 dio lugar a las asambleas de vecindarios las cuales sirvieron de canal tanto para los intereses de las tradicionales comunidades indígenas de los Andes como para los sindicatos revolucionarios. Si estas estructuras se entrelazan pueden tener como consecuencia la creación de una forma alternativa de poder de los trabajadores que puede desafiar el poder y la organización de la clase capitalista. Pueden crear un “poder dual” donde durante un periodo breve de tiempo, el poder de los trabajadores se sitúa lado a ladojunto al con el de las viejas instituciones que gobernaban la sociedad. Potencialmente, si el viejo Eestado se machaca, esta nueva democracia construida desde abajo puede formar la base de una sociedad socialista.
Los trabajadores venezolanos aúun no han experimentado un nivel de lucha de clases comparable al de Chile en 1973 y tampoco se han creado comités de trabajadores a gran escala. Aún así, durante la “huelga forzada” los trabajadores tomaron las fábricas mostrando las diferentes posibilidades existentes. La nueva federación, UNT, cuyo liderazgo cuenta con algunos revolucionarios, fue una de las consecuencias de esas luchas. La UNT ha crecido enormemente desde su creación en 2003. Las cifras del gobierno venezolano aseguran que el 75%¾ de los convenios del sector público y la mitad de los acuerdos del sector privado incluyen a la UNT en las negociaciones. Hoy, los trabajadores dirigen varias cooperativas en algunos lugares de trabajo y algunos miembros de la UNT han comenzado a demandar el 100% del control por parte de los trabajadores. Michael Lebowitz, un escritor marxista que reside en Caracas, declaró en una entrevista realizada por Socialist Worker que aunque el número de las fábricas que se organizan de esta manera es aún bastante pequeño, lo más importante de este fenómeno es que muestra que es posible:
“Está la fábrica de papel, Invepal, la Inveval y la productora de textiles, Invetex. Todas ellas están codirigidas por una cooperativa de trabajadores y el Eestado. ÉEste supone un posible modelo para otras fábricas que los trabajadores quieren volver a reabrir. También existen dos casos interesantes en el sector público que apuntan a una dirección diferente.
Por una parte, estáa la bien conocida fábrica de aluminios, Alcasa, donde existe una iniciativa que no vino de los trabajadores sino del ministro de industria. Hay una cierta sensación entre los trabajadores de que el control que ejercen en la fábrica es maravilloso. Sin embargo, hay problemas reales como por ejemplo el hecho de que la fábrica sea insegura o la corrupción. Próxima a Alcasa existe otra fábrica de aluminio, que no está codirigida, y que es mucho más eficiente.
Por otra parte, el otro ejemplo interesante en el sector público es la distribución del servicio eléctrico. Esta industria que funcionaba bastante mal fue tomada por los trabajadores, que trajeron nuevas ideas sobre como podría funcionar mejor. La sección de éesta en Cadela, en la región Andina, fue la que apostó más fuerte por esta perspectiva y ahora funciona bastante bien. Sin embargo, en la sección central la batalla sobre quiéen debe controlar la industria, si los jefes o los trabajadores, continúa, lo cual ha dado lugar a un mal funcionamiento de la misma. Aún así, ha despertado el debate sobre si los trabajadores deben tomar el control en industrias estratégicas” (Socialist Worker, 12 de noviembre de 2005).
Con muchas otras fábricas ahora cerradas, los debates y batallas sobre la codirección de las mismas y el control de los trabajadores jugarán un papel importante en el desarrollo del proceso revolucionario. En orden de transformar la sociedad venezolana, el control de los trabajadores tendría que extenderse hacia la compañía estatal de petróleo, PDVSA. Los trabajadores de esta industria mostraron su iniciativa en 2002-03, cuando se organizaron en contra de la “huelga forzada”, pero el gobierno rápidamente reinstauró el control y se ha resistido a la idea de que los trabajadores codirijan las industrias estratégicas.
El gobierno de Chávez también se ha enfrentado a grupos de trabajadores organizados, como aquellos en el sector público, que han levantado defendido sus propias demandas sobre salario y condiciones de trabajo. Algunos defensores de Chávez que provienen de los sectores más desfavorecidos, como los trabajadores informales de los suburbios, se han opuesto a estas demandas. Pero el estilo de vida disponible para los supuestamente privilegiados trabajadores organizados del sector público dista mucho de ser similar al que disfruta la éelite venezolana que explota su fuerza de trabajo. La movilización de los trabajadores durante la “huelga” de 2002-03 demostró cuales son las redes defectuosas sobre las que se desarrolla la sociedad venezolana. La habilidad de las masas de trabajadores organizados para conectar con las secciones menos combativas será crucial para construir un nuevo poder desde la base y concentrar las fuerzas en un movimiento más amplio.
El panorama internacional
Las ambigüedades de la revolución bolivariana son aún más evidentes en la escena internacional. La elección de Chávez en Venezuela se ha analizado como parte de una tendencia que ha puesto gobiernos de izquierdas en el poder a lo largo de Latino América. Estos gobiernos incluyen a Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay y, con la elección de Evo Morales en 2005, Bolivia. Uno de los objetivos de Chávez es conseguir una mayor integración en el continente. Este proyecto está determinado por la influencia en Chávez de su héroe, Simón Bolívar, quién ayudó a echar a los ejércitos españoles del continente y soñó con crear una América Latina unida.
Sin embargo, cada uno de los gobiernos de “izquierdas” del continente cuenta con unas características diferentes. Por una parte, están las serias reformas creadas en Venezuela, mientras que, por otra parte, estáa el gobierno de Luiz Ignacio Lula da Silva, conocido como Lula, quién fue elegido como presidente de Brasil en 2002. Como líder de la combativa unión de los trabajadores del acero y miembro fundador del Partido de los Trabajadores (PT), Lula despertó grandes expectativas sobre un cambio dramático en un país donde uno de cada cinco personas viven con menos de dos dólares por al día. Sin embargo, una vez en el poder Lula implementó una serie de políticas económicas ortodoxas que, en algunos casos, eran más rígidas que las aplicadas por algunos de sus predecesores. Lula firmó importantes pactos con el Fondo Monetario Internacional que dieron lugar a un aumento de la pobreza. Además, el PT ha sido protagonista recientemente de un importante caso de corrupción que ha sacado a relucir los pactos firmados por éeste y otros partidos políticos y ha situado al partido en el centro del sistema burocrático corrupto de Brasil. Esta diferenciación entre los nuevos gobiernos de “izquierdas” cada vez está más clara entre muchos en el movimiento anticapitalista. En el Foro Social Mundial de 2005, Chávez habló en compañía de unos de los representantes del gobierno brasileño y una gran mayoría de los asistentes comenzó a corear “Lula, no, Chávez, sí”. A pesar de esto, Chávez ha mantenido estrechas relaciones con Lula y otros líderes de “izquierdas” como los de Uruguay o Argentina, quienes han seguido políticas similares a las de Lula. El líder cubano, Fidel Castro, se ha posicionado a favor de una formación de un bloque regional de gobiernos de “izquierdas”.
A la misma vez, estos nuevos gobiernos se han posicionado en contra de la dominación estadounidense. Condenarndo el “Imperialismo Yanqui” siempre aha sido una buena manera de distraer sobre las desigualdades inigualdad en casa. Por el contrario este eslogan también representa a los intereses de los capitalistas, como los terratenientes de Brasil que pretenden reforzar su posición dentro del mercado global capitalista. Al mismo tiempo, la unidad entre los gobiernos de “izquierdas” puede chocar con el movimiento de base. Un pilar central de la política exterior de Chávez ha sido conseguir una mayor integración de las industrias del gas y el petróleo en diferentes países de América Latina. Pero estas compañías, particularmente la pública brasileña, Petrobras, y la hispano-argentina Repsol-YPF, se han unido a otras multinacionales inglesas y estadounidenses que tienen como objetivo extraer los máximos beneficios de los recursos naturales de Bolivia.
La llamada por la nacionalización del gas fue una de las demandas centrales del movimiento que derrocó al presidente de Bolivia en junio de 2005. Aquellos involucrados en este movimiento querían ver los beneficios extraídos de la explotación de recursos bolivianos destinados a programas sociales similares a los de Venezuela. De hecho, el movimiento en Bolivia, que vio a los mineros armados con dinamita unirse a los trabajadores, los campesinos y los indígenas en las calles, muestra como los mejores aspectos del proceso revolucionario en Venezuela podrían ser internacionalizados. Las dos oleadas de luchas en Bolivia (en 2003 y 2005), han dado lugar a la clase de estructuras de poder de los trabajadores que podría suponer un desafío revolucionario para el Eestado y la clase dominante. Movimientos como este, combinados con la resistencia de Irak que dificultad la intervenciónhace que la implicación directa de los Estados Unidos sea muy dificultosa para ellos, crearían la posibilidad de una revolución socialista en Venezuela que se esparciera a lo largo de otros países latinoamericanos.
Revolución dentro de la revolución
¿Qué conclusiones debería sacar la izquierda internacionalmente de la situación en Venezuela? Una cosa está absolutamente clara: el derrocamiento de Chávez por la éelite conservadora significaría un fracaso para el movimiento. Cualquiera que sean las críticas que los socialistas en otros paísesInglaterra hacen de Chávez, estos deberían tener una posición incondicional en su oposición a cualquier intervención de los gobiernos ingleses o estadounidenses, así como cualquier ayuda por parte de éestos a la éelite venezolana. La izquierda también tiene el deber de discutir lel proceso irresuelto, uniéndose al debate que ya existe en la misma Venezuela.
Un debate central es sobre la cuestión de la organización política. Los partidos ligados a Chávez no pueden ser un vehículo para profundizar en la revolución. El Movimiento por la Revolución Bolivariana, MVR, es un partido basado en la Aasamblea Cconstitucional y Llegislativa y ha atraído a muchos oportunistas del los partido del antiguo orden que estaban desesperados por permanecer en el poder. Los círculos bolivarianos creados por Chávez son esencialmente órganos estructurados jerárquicamente de arriba a abajo que implementan las órdenes dictadas por los de arriba. Ya han existido enfrentamientos sobre si los candidatos locales pro Chávez deben ser elegidos desde arriba o desde el movimiento de base.
Algunos en la UNT y otros militantes de los barrios han reconocido claramente la necesidad de construir su propia formación política que actúe independientemente a lo que el gobierno dicte. La capacidad de estos los que quieren profundizar la revolución de unirse y conectar con el movimiento será crucial en los siguientes meses. Ningún proceso revolucionario es indefinido. Las diferentes secciones de la clase trabajadora llegarán a conclusiones diversas, se radicalizarán a diferentes velocidades y tendrán distintas experiencias. Existen debates y desacuerdos sobre las estrategias y las tácticas. Los sectores de la clase trabajadora más avanzados políticamente pueden estar ya convencidos de la necesidad de tomar las fábricas y crear comités para coordinar el movimiento y conseguir el apoyo de los soldados de base en el ejército. Sin embargo, para ganar fuerzas más amplias para esta estrategia, los militantes más avanzados de este proceso revolucionario deben unirse en una organización política, un partido revolucionario, armándose con las herramientas y los argumentos necesarios para convencer a aquellos que están alrededor.
Este tipo de organización no es un grupo de líderes autoproclamados que están en los márgenes de la lucha y que hacen llamadas abstractas para una insurrección armada inmediata. Este tipo de organización, por el contrario, tiene que trabajar dentro del proceso revolucionario mientras que aporta una visión completamente nueva sobre cóomo formar la sociedad venezolana en torno a un modelo alternativo donde la riqueza pertenece y es controlada por aquellos que la producen. Significa discutir y argumentar para llevar a cabo una estrategia a través de la cual aquellos más desfavorecidos de la sociedad se puedaen unir y organizar sus luchas. Los militantes del proceso revolucionario solo conseguirán sus objetivos (superar el poder y la centralización de la clase dominante a nivel estatal) a través de este tipo de organización. En el futuro próximo, esta organización será un factor clave para conseguir que el sueño del socialismo del siglo XXI se haga realidad.